Capítulo 70

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* Dedicado a Ranaelena ❤

Jimin miraba curioso por la ventana del automóvil cuando empezaron a alejarse de la cuidad, adentrándose hacia la zona menos urbana hacia la montaña, muy pocas casas y todas muy distantes unas de otras.

Tardaron tres horas en llegar y comenzaba a anochecer, era invierno así que oscurecía temprano.

Cuando llegaron entraron por un sendero rodeado de pinos que no dejaban nada a la vista, hasta llegar a un claro donde había una gigantesca construcción rodeada por un jardín.
Estaba con las luces encendidas y la vista era increíble.

- Éste es nuestro hogar Jimin, aquí vivimos- le dijo Hobi.

Jimin miraba gratamente asombrado.

- ¡ Es bellísimo!- exclamó Jimin recordando el sueño de Jungkook de vivir en un lugar así.

- Ven, entremos, hace frío- le dijo Taemin tomándolo del brazo.

Jimin lo siguió mirando todo, se respiraba paz en el lugar.

Cuando estuvieron dentro, Jimin observó que el interior era igualmente bello, muebles rústicos pero preciosos y había un calor a hogar impresionante, era como si todo allí hubiese sido elegido con inmenso amor.

-¿ Te gusta?- preguntó Suga y Hobi al mismo tiempo.

Jimin sonrió emocionado y asintió.

- Las cosas de Jungkook están en la habitación del segundo piso, puedes ir a verlas...nosotros prepararemos algo de cenar...tómate tu tiempo.

- Gracias susurró Jimin y empezó a subir las escaleras.

- ¡Es la habitación grande de la izquierda!- le gritó Hobi.

Jimin vio que al lado izquierdo había una habitación con una puerta de roble y respirando hondo tomó el picaporte y la abrió, estaba a oscuras, trató de adaptar sus ojos a la oscuridad para encontrar el interruptor, pero una silueta parada en la ventana al fondo de la habitación lo hizo dar un grito que se transformó en un desgarrador sollozo cuando vio de quién se trataba y cayó al suelo llorando sin poder contenerse.

Se tapó los ojos porque la visión era demasiado real, su mente le estaba jugando una muy mala pasada, estos últimos días lo había extrañado como un loco.

Unas manos demasiado conocidas lo levantaron del suelo y lo abrazaron.

- Soy yo "fresita", no estás soñando- dijo Jungkook mientras gruesas y calientes lágrimas mojaban sus mejillas y las de Jimin mientras no paraba de besarlas.

Jimin apretó fuertemente sus manos en la espalda de Jungkook, ¡ era él!¡ estaba vivo!.

Estuvieron así pegados el uno al otro incontables minutos, Jungkook acariciando su espalda y respirando el olor de Jimin que tanto había extrañado.

- Dime que no es un sueño...dime que estás aquí conmigo- dijo Jimin con sollozos entrecortados aferrándose fuertemente.

- Soy yo "fresita" , estoy aquí contigo- susurró Jungkook sollozando también.

Jimin tomó su rostro y buscó sus labios con desesperación, necesitaba sentirlo, saber que era real, Jungkook respondió a su beso con la misma desesperación y ansiedad, dos largos años sin sentir a su "fresita", dos largos años sin probar su sabor.

Finalmente se separaron para mirarse a los ojos y ambos vieron en los del otro cuanto se habían extrañado.

-¿ Porqué no me buscaste?, ¿ sabes cuánto sufrí?- le preguntó Jimin mientras Jungkook lo cargaba en sus brazos para sentarse con él en la cama.

- Lo siento, pero no podía hacerlo...luego de que el automóvil se volcara y cayera al barranco salí eyectado cayendo antes que el vehículo y quedando inconsciente sobre las rocas, cuando desperté, vi luces registrando el lugar desde arriba y como pude me arrastré hasta quedar oculto entre unos matorrales, tenía la cabeza rota, un brazo dislocado y una pierna quebrada, cuando la policía se fue al comprobar que no había quedado nada del vehículo por la explosión y por la oscuridad, volví a desmayarme; Hobi que iba antes que yo se dio cuenta y alertó a Suga y Taemin y escondieron sus vehículos en el bosque esperando a que se fueran, luego bajaron al barranco y me encontraron inconsciente, me sacaron de allí y me llevaron a una cabaña solitaria, Hana consiguió un médico de confianza que me prestó los primeros auxilios, durante un mes apenas respiraba, pero ellos nunca me abandonaron hasta que estuve completamente recuperado, cuando ya estuve bien como para ir por tí, Taehyung que seguía en contacto con Hobi me dijo que no lo hiciera, la policía tenía dudas de mi muerte y seguían buscándome y buscando a los muchachos, si iba por tí también los exponía a ellos, Taehyung me informó que te tenían vigilado con la esperanza de atrapar a alguno si se ponía en contacto contigo, no podía hacerles eso después de que les debía la vida, así que nos dedicamos todo esté tiempo en construir el que sería nuestro hogar, y también el hogar que te había prometido para criar a nuestro bebé, Hobi, Suga y Taemin aportaron con sus ahorros de una cuenta bancaria que tenían, y yo con mi dinero, fue así que logramos construir este lugar, el lugar al que sólo le faltabas tú y mi hija.

- Baby se quedó con su hijito Jungkook, ahora ella y Apa Jin son una familia, pero la bebé de Mi Suk, es ahora nuestra hija, Aera, así le puse a nuestra hija.

- Lo sé "fresita" , tengo tantas ganas de conocerla en persona, Taehyung me mantuvo informado y siempre me mandaba fotografías de ustedes, eso me ayudó a soportar la espera, saber que en algún momento volvería a verte. - le dijo Jungkook besando su nariz.

- ¿ Ahora no hay peligro?- preguntó Jimin preocupado.

- Hace dos días Taehyung me avisó que desistieron de buscarme y también a los demás pensando que huyeron al extranjero, ahora somos libres " fresita"- beso nuevamente su mejilla rozando su nariz con ella.

Jimin volvió a besarlo, estaba tan necesitado de sus besos, abrazos y calor, que creía que nunca iba a tener suficiente de ellos.

- ¿ Apa lo sabe?- preguntó Jimin.

Jungkook asintió.

- Taehyung habló con el antes de ir a buscarte- le confesó Jungkook sonriendo.

- ¿ Todos sabían menos yo?- Jimin arrugó su entrecejo mirándolo.

Jungkook se puso a reír.

- Sí, ¿ me perdonas?- le susurró Jungkook .

Jimin sonrió mostrando sus dientes y sus ojos se cerraron feliz.

- ¿ Perdonarte?...lo pensaré- dijo sonriendo.

- ¡Ven acá!, te he extrañado como loco - le dijo Jungkook tirándolo en la cama y recostándose suavemente sobre él.

Jimin lo miró con el corazón en sus ojos y supo que todo el dolor que había sentido, cada lágrima derramada, habían valido la maldita pena.

Luego volvieron a besarse, pero esta vez con calma y dulzura, demostrándose con hechos que ni siquiera la muerte podía separarlos.

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