01 | Mía

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Mía

Cuando era pequeña mi madre solía contarme la historia del "hilo rojo del destino", esta historia trata sobre un hilo que conecta a dos amantes, el hilo puede estirarse, enredarse o tensarse pero jamás se romperá uniéndolos en un amor verdadero.

Después de unas cuantas ilusiones gracias a algunos personajes ficticios desistí de aquella historia que prometía un amor incomparable e inevitable. Era más fácil pensar que al estar sola podía enfocarme en mi y en lo que quería.

Todo esto nos lleva al presente, me encuentro en mi última clase, la clase del Señor Thompson, debatían sobre la existencia del amor y su influencia en el comportamiento humano pero por mi parte, después de aceptar la inexistencia de los sucesos de las películas de romance deje de interesarme por la clase.

— ¡Mía! —me sobresalto haciendo que mi marcador extienda una raya negra por todo el dibujo que hacía en mi libreta.

Maldita sea.

— ¿Si? —todas las miradas del salón se dirigen a mi.

— ¿Podrías darnos tu opinión respecto al tema?

Recorro el salón en busca de algún indicio de lo que sé había estado hablando los últimos minutos hasta que detengo mis ojos en la pizarra.

La pregunta "¿qué es el amor?" esta escrita en cursiva y ocupa la mayor parte del fondo blanco.

— Um... creo que el amor es una ilusión —el profesor levanta una ceja y yo prosigo—, hasta que se convierte en magia.

— Interesante, podrías explicarnos un p...

El timbre interrumpe al profesor haciendo que todos los cuerpos comiencen a levantarse para caminar a la puerta.

— Salgan con cuidado, tengan un buen verano —lo último lo repite a cada alumno qué pasa por su lado.

Guardo mi libreta en mi mochila y cuando estoy a punto de salir por la puerta del salón el profesor me toma desprevenida con unas palabras.

— Mía.

— ¿Si?

— Recuerda que el amor es como el viento, no se puede ver pero se puede sentir.

Reconozco las palabras al instante.

— Nicholas Sparks.

— Exactamente —se sienta en su escritorio—, ten un buen verano Mía.

— Usted igual señor Thompson.

Salgo a los pasillos encontrándome a Clara en la otra punta, me sonríe y corre hacia mi.

Oh no.

— ¡Estamos de vacaciones! —me abraza y comienza a saltar.

—Clara, detente, te vas a desarmar.

— Ja, ja, que graciosa —toma un respiro y acomoda su cabello castaño detrás de su oreja.

— ¿Nos vamos?

Más allá del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora