20 | Reflejo

14 3 0
                                    

Mía

Estaba molesto, mucho más que eso, sus ojos estaban inyectados en sangre y las venas de su cuello reflejaban lo cabreado que estaba en este momento.

Quizá debí esperar.

La chica se levantó más rápido de lo planeado y me rodeó saliendo de la habitación.

- ¿Qué mierda haces aquí? -me preguntó con esa voz autoritaria que solo usaba con Clara.

- Vine a hablar contigo y no me voy a mover de esta habitación hasta que me digas que carajo te pasa -cerré la puerta con fuerza.

- ¿De qué hablas?, tú eres la que ha entrado a esta maldita habitación, ¿qué es lo que pasa contigo?

- Federico, has estado ignorándome por días, no respondes mis malditos mensajes, por lo menos quiero saber que es lo que te pasa.

- Como si no lo supieras -el sarcasmo que iba cargado en su voz me hizo sentir pequeña.

- ¡No lo sé!, se supone que eres mi mejor amigo y me importas, por eso estoy aquí.

- ¡No me creas tan imbécil!, no soy una puta obra de caridad tuya como los demás. ¡Sabes perfectamente lo que haces!

Este no era el Fede que yo conocía.

- ¡No lo sé! -le grite-, no te he hecho nada.

- ¡¿Nada?! -esta vez me gritó él-, he estado años detrás de ti Mía, ¡años! -caminó hasta a mi y solo pequeños metros nos separaban, me tomo de los brazos con fuerza y junto su pecho desnudó contra el mío con mucha fuerza.

- ¿Qué? -de mi boca solo salió un susurro.

No entendía de que estaba hablando, Fede había tenido centenares de novias, Fede jamás me ha mirado de otra manera, Fede siempre me decía la verdad.

- He estado enamorado de ti desde que derrumbe tu torre de legos y tu solo me sonreíste y me convenciste para construir una junto a ti -me dijo con una risa sarcástica-, he esperado, he esperado que te fijes en mi cada maldito segundo, pero pasa el primer imbecil con dinero que te quiere llevar a la cama y vas tras el.

- Eso no es cierto -me defendí, mi voz salía entrecortada.

Sentí como mi corazón se iba a salir de mi pecho, quería vomitar. Su aliento tenía un olor exagerado an alcohol, solo estaba ebrio.

Los borrachos no mienten.

- Te he visto Mía, he visto como lo miras, he visto como entra a tu casa por la mañana y no sale hasta la noche, ¿acaso son pareja al menos?, ni siquiera conoces nada de él y aún así no piensas con claridad, te va a lastimar y no voy a estar ahí para ti.

La puerta se abrió.

Nick entró apartando mi cuerpo del de Fede, se interpuso entre ambos.

- ¿Qué carajo te pasa? -volteó hacia mi, hacía mis brazos los cuales estaban marcados con la fuerza de las manos de Fede.

- Ella se lo ha buscado -respondió Federico y salió de la habitación.

- ¿Estás bien? -me pregunto Nick.

No respondí y él me abrazó pero yo no lo sentía conmigo, habían pasado tantas cosas en tan solo segundos que mi mente ni siquiera había podido procesar lo que sentía.

Baje las escaleras a paso lento, Clara me esperaba al final de las escaleras. El aire frío de la noche me golpeó cuando salimos y Nick fue en busca del auto, Clara y yo esperamos frente a la puerta.

Más allá del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora