Nicholas
Él no dudó un segundo en acercarse y robarle un beso, quise salir de mi escondite y abalanzarme sobre él para alejarlo de Mía, pero me mantuve en silencio tragándome mi propia rabia que para variar era mi propia culpa. Aidan la saludo alegremente ajeno a todo lo que había pasado ayer, se mantuvo frente a ella hasta que (supongo) notó que Mía no estaba tan expresiva como usualmente está.
— ¿Pasa algo?
No está ni enterado y se supone que es el novio, que novedad.
— No —la rubia se apresuró a responder—, ¿qué haces aquí?
— Quise venir a verte, mañana no podré, tengo un evento de mi padre —se dejó caer sobre la cama de Mía y ella solo se sentó a su lado.
Claro, reunión entre las piernas de Naomi, idiota.
— No sabia que tu padre había vuelto.
No ha vuelto.
— ¿Eh?, oh, si, volvió ayer, después de dejarte aquí he ido a verlo.
Mentiroso.
— ¿Cómo le ha ido?
— Porque hablamos de mi padre, mejor ven acá —dijo tomando su cuerpo para impulsarlo sobre el de él.
— Aidan... —Mía intentó hablar mientras el besaba sus mejillas pero él la interrumpió hundiéndose en su boca.
Bien, si esta situación no paraba pronto saldría y me tiraría de la ventana.
Un teléfono comenzó a soñar haciendo que me exaltara, para mi suerte no era el mío. Aidan se levanto de la cama y se alejó hacia la ventana llevándose el teléfono a la oreja.
— ¿Qué quieres?... no, te dije que estaría con Mía hoy..., soluciónalo tú... ¡no me importa!..., estaré ahí en un momento.
Cortó la llamada y volvió a acercarse a Mía tomándola por la cintura.
— Tengo que irme, te compensaré —se acercó dándole un beso corto en los labios.
— Está bien —le respondió ella con una sonrisa.
Sonrisa falsa, falsa no, falsisima.
Aidan salió de la habitación y Mía se aseguró de cerrar bien la puerta para luego acercarse al closet, pero ya me había apresurado a salir.
— Por fin se fue —dije rodando los ojos.
— ¡Estaba nerviosa!, no sirvo para esto, debes irte ya —comenzó a empujar mi cuerpo hasta la puerta.
— ¿Pensabas quedarte con él toda la tarde y torturarme en tu armario?
— Nicholas no seas infantil y en todo caso te lo mereces —puso ambas manos sobre su cintura—, se nota que estás celoso.
— ¡Claro que lo estoy!, te ha besado en mi puta cara.
— ¡Es mi novio!, por supuesto que iba a besarme.
ESTÁS LEYENDO
Más allá del verano
RomanceCuando el amor se sienta a tu lado con unos lindos ojos azules y una sonrisa brillante no podrás decirle que no, pero... ¿quién dijo que encontrar el amor es así de fácil? El problema era que me gustaba hasta los huesos pero sabía que pronto termina...