34 | Figuras de papel

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Nicholas

Me detuve frente a la puerta por donde hace algunos segundos había salido Mía debatiéndome si abrirla o no, antes de dejarme llevar por mis impulsos alejé mi mano de la manilla y me di la vuelta para volver a donde me había quedado. Me mantuve pensando en todo lo que estaba ocurriendo, lo que había estado pasado en nuestras vidas había sido mi culpa y yo lo sabía, Mía tenía razón yo no podía seguir en este juego de indecisión, ya sabía lo que tenía que hacer y no debía tener ningún tipo de distracción por mucho que eso me costara.

Verla con Aidan había sido la peor consecuencia que tuvo el haberme alejado, al ver las manos de el sobre su cuerpo sentí como se creaba un jodido vacío en mi pecho que me hizo querer ir hasta él y alejarlo lo más posible de la rubia. Y ese puto beso que me hizo rogar que ella no hubiera sentido nada, ni siquiera algo tan pequeño que la hiciera dudar, pero estaba siendo egoísta, no la dejaba seguir adelante cuando yo ya había decidido dejarla atrás.

Otra cosa es que pudiera hacerlo.

Entré a la ducha para eliminar este maldito olor a alcohol que había impregnado la bebida de aquel hombre en mi ropa al dejar caer ese vaso sobre mí justo al entrar en casa después de la escena de Aidan y Mía lo que solo terminó por aumentar mi cabreo. Terminé de ducharme pocos minutos después, las paredes de cristal que adornaban la habitación cubiertas por cortinas delgadas y traslúcidas me informaron que estaba atardeciendo. Me cambie de ropa y volví a la reunión después de haber estado ausente por un par de horas, nadie pregunto al respecto y me dediqué a enfocarme en el motivo del almuerzo el cual era Harry Rose, uno de los mayores inversionistas de la empresa, y el que me ayudaría a cerrar uno de los negocios más importantes de mi trayecto.

A pesar de que yo solo me encargaba de temas superficiales esto era realmente importante para la empresa y quizá un paso para que me dieran más responsabilidades en ella.
Antes de llegar hasta Harry mi "novia" me interceptó en el camino acercándose de manera abrumadora y con una cara bastante enojada.

Lo primero que pude pensar fue en cómo Mía empezaría a olvidarme, como cada maldito beso con Aidan la haría alejarse cada vez más de mi, y como terminaría entregándose a él y dejándome atrás. Yo debía hacer lo mismo y solo había una manera de hacerlo.

Tome a Naomi de las mejillas y junte nuestros labios en un beso, después de un pequeño momento nos separamos.

Nada, no había sentido absolutamente nada.

Ella me observaba con una sonrisa y yo hice lo posible por devolvérsela, era la primera vez que nos besábamos y al parecer eso la había puesto de buen humor.

— Te buscaré en un momento, debo hablar con alguien importante —asintió an mis palabras y comencé a caminar hasta el hombre alto y canoso que se encontraba cerca de la piscina.

— Nicholas —me saludo cuando llegue hasta él.

— Señor Harry, un placer conocerlo —le di la mano.

— Lo mismo digo.

— Me ha encantado el lugar, no te has equivocado al decirme que no me arrepentiría de venir.

— Es magnífico.

— ¿Cuáles son los planes?

— Quizá podríamos conversar sobre las acciones de la última negociación.

Más allá del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora