Capítulo 18. Valentía

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Marian's POV

- Lo siento mucho...- dijo mi madre al sentarse en el sillón junto a mi - no creemos que sea una buena idea que vayas con él - no pude mirar a Carlos así que solo bajé la mirada al suelo

- Les falta mucho por conocerse, tal vez en la pausa de media temporada puedan reunirse de nuevo - comentó mi padre. Se formó un silencio muy largo, después de unos segundos me encontré con la mirada de Carlos puesta sobre mi esperando algún tipo de respuesta.

- Bueno pues, supongo que sólo nos queda pasar juntos el tiempo que estés aquí - le dije a Carlos, él sólo asintió con la cabeza y una triste sonrisa- ¿nos puedes llevar a casa para que yo pueda recoger unas cosas y pasar la noche aquí? - dije con toda la seguridad del mundo, sabía que mis padres no se negarían por segunda vez en el día.

El camino a casa fue bastante incómodo, nada comparado con lo agradable del desayuno. Era entendible, Carlos estaba frustrado, yo me encontraba enojada y triste aunque intentaba entender a mis padres.

Llegando a casa dejé a Carlos con mis padres en la sala, pasé a mi habitación y me tiré sobre mi cama para ahogar un grito en mi almohada. 

Decidí no perder más el tiempo y en una mochila comencé a guardar mi pijama, cosas de aseo personal, mi computadora y cargadores, mi cartera y algo de dinero en efectivo que guardaba en una caja.

Estaba por salir pero mi mirada se clavó en las fotografías que tenía colgadas en una pared, dos de ellas fueron las que más llamaron mi atención. La primera era una foto familiar, mis padres, mi hermano y yo en un viaje que hicimos hace muchos años, la segunda era una foto con Karen donde salíamos riéndonos Dios sabrá de qué. Tomé ambas fotos y demoré unos minutos más buscando y haciendo otras cosas que necesitaría.

Miré una vez más mi habitación antes de cerrar la puerta y fue inevitable contener un largo suspiro.

En el comedor se encontraban todos esperándome, Carlos por más que intentaba no le salía ni una sonrisa sincera y mis padres notaban la tensión. Carlos les agradeció por el tiempo y la oportunidad que le dieron para conocerlo, yo me despedí de ellos con un fuerte abrazo.

- Te vemos mañana en el aeropuerto para despedir a Carlos, nos avisas a que hora es su vuelo - me dijo mi padre viéndonos desde la puerta, yo asentí antes de subir al coche.

El camino fue más agradable que el anterior pero era imposible esconder que no estábamos bien aunque todavía no aprendiamos a interpretar al otro, lo cual era bueno porque así él no sabía que yo estaba a punto de tener un colapso nervioso.

Llegando a su habitación nos sentamos en el sillón donde mis padres nos habían roto un poco el corazón unas horas antes.

- Juré que tus padres te dejarían ir conmigo - comentó Carlos mientras miraba hacia la nada

- Iré contigo 

- Si si, ya sé que estarás conmigo aunque estemos lejos y esas cosas, pero realmente quería que estuvieras ahí - rodó los ojos

- Mírame - tomé su cara para hacer contacto visual - iré contigo - saqué mi pasaporte del bolsillo trasero del pantalón. Sus ojos se abrieron tanto que pensé que se saldrían.

- Estás de broma - negué con la cabeza - ¿estás segura de esto? - negué de nuevo

- Para nada - me reí

- Espera, no quiero que te sientas presionada por mi, es una decisión importante - podía ver el pánico en sus ojos

- Toda mi vida he querido complacer a la gente que me rodea - suspiré - creo que es momento de hacer algo por mi. Es posible que esté cometiendo el peor error de mi vida, pero también es probable que seas lo mejor que me pase - mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas. 

- No sabes lo feliz que soy en este momento - dijo y me abrazó tan fuerte que estaba a punto de dejarme sin aire

- ¿Sabes qué me haría más feliz a mi? - le pregunté, él negó con la cabeza - ¿seguro no tienes idea? - me acerqué más a él, nuestras narices rozaban - que me acompañes a comprar una maleta y algo de ropa para llevarme - sonreí y me levanté del sillón. Me miró con ganas de asesinarme y yo no pude evitar reír más.

- Que graciosa eres a veces - se levantó también del sillón y me dio un leve empujón con el hombro. 

Fuimos a un centro comercial cercano al hotel, recorrimos varias tiendas donde literalmente le rogué que me dejara pagar por mis compras y al final él sólo pagó por la maleta. Nos detuvimos a comer en un restaurante de comida mexicana donde varios del personal lo reconocieron y le pidieron fotos y autógrafos. No voy a negar que fue algo extraño porque también sentía la atención en mi y eso me ponía nerviosa pero sabía que si quería estar con Carlos tenía que acostumbrarme.

Al regresar al hotel le llamé a Karen para darle la gran noticia de que me iría del país por un tiempo indefinido, como era de esperarse lloramos bastante pero quedamos en que nos veríamos en el aeropuerto para despedirnos.

Carlos decidió dormir en el sillón para "no incomodarme", me daba ternura sentir como me trataba con tal delicadeza como si fuera a romperme.

Me encontraba acostada mirando al techo, sabía que esta noche no dormiría pensando en cómo reaccionarían mis padres al saber que me iba sin importar lo que ellos me habían dicho y en cómo mi vida estaba a punto de cambiar.

"Dicen que al final ganan los que se atreven..."

Cuando te encontré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora