Capítulo 1. Aqui comenzó todo

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Marian's POV:

¡Hola! Mi nombre es Marian pero mis amigos me dicen Mar y estoy escribiendo mi historia porque nadie creería por lo que he estado pasando estos últimos meses, así que intentaré empezar desde el principio.

Comenzaré hablando sobre mí, soy una estudiante recién graduada de la universidad, tengo un hermano mayor que desde hace varios años vive en otro país, vivo con mis padres en la Ciudad de México y hasta ahora había tenido una vida bastante rutinaria y tranquila, por no decir aburrida.

Todo se remonta a aproximadamente un año atrás, cuando mi mejor amiga Karen y yo, comenzamos a planear nuestro viaje de graduación.

Flashback**

– Bueno, pero ¿qué te parece si nos vamos unos cuantos días a Orlando? Siempre he querido conocer los parques de Disney – le dije a mi amiga tratando de convencerla. Sinceramente, mi plan era volarnos la barda con nuestro viaje de graduación porque sabíamos lo mucho que nos costó llegar hasta aquí y nos merecíamos el mundo entero.

– Mmmm...Sabes la mala experiencia que tuve cuando fui a mis 15 años y no me quedaron muchas ganas de volver – me dijo tratando de evitar romper mi corazón.

– Está bien, está bien, comprendo – me quedé pensativa unos segundos – sabemos que no tenemos suficiente presupuesto para irnos a un EuroTrip, así que, sólo nos queda ir a algún destino aquí mismo en México – no quiero que me malentiendan, creo que México tiene lugares espectaculares para viajar, pero esta vez quería que fuera más especial e inolvidable (y vaya que lo fue).

– ¡Ay, si! Siempre he querido ir a Cancún o a Tulum a esos clubes de playa donde encuentras chavos guapísimos y chavas con cuerpos increíbles divirtiéndose como si no existiera cruda al día siguiente – noté la emoción de mi mejor amiga en su cara y pensándolo bien, no era tan mala idea estar en territorio mexicano reconocido por la cantidad de extranjeros que disfrutan de él. **

En ese entonces nos pusimos la meta de ahorrar lo más que estuviera dentro de nuestras posibilidades para poder disfrutar del viaje sin preocupaciones y con uno que otro gustito que de verdad merecíamos.

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El año pasó volando y realmente pudimos ahorrar nuestro buen dinerito para tener un viaje inolvidable.

Estando arriba del avión sentadas una junto a la otra, listas para despegar, empezamos a divagar sobre la aventura inimaginable que nos esperaba. Era nuestro primer viaje 'lejos' donde solamente estábamos las dos y estábamos muy emocionadas.

– Yo voy con la misión de poner el nombre de México en alto ligándome a todos los extranjeros que pueda – me dijo Karen con total convicción – tú deberías hacer lo mismo y de una vez por todas te olvidas del idiota de Elías, ya pasaron algunos meses desde que te engañó, ya deberías de superarlo – tenía razón, ya iba siendo tiempo de que lo olvidara, pero, así como dice la canción, ¿quién olvida al amor de su vida en un par de días? Bueeeno, tal vez ya habían pasado unos pares de meses, pero el sentimiento seguía siendo el mismo.

– Ya veremos, todo dependerá de que tan borracha te pongas porque voy a tener que andarte cuidando – sabía perfecto que Karen podía cuidarse sola, pero siempre he tenido un instinto maternal y más con ella porque a veces puede ser un poco... despistada por decirlo de alguna manera.

– Te prometo portarme bien, yo sólo quiero que nos divirtamos y sea un viaje inolvidable para las dos – me dijo mi mejor amiga tomándome la mano, yo sólo le respondí con una sonrisa y me dispuse a ver por la ventana.

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Los días vuelan cuando uno se divierte y vaya que nos estábamos divirtiendo, tanto que ya al día siguiente salía el vuelo de regreso a nuestra triste realidad. Nos encontrábamos cenando en un restaurante bastante lindo y costoso, pero como les había dicho, teníamos presupuesto para uno que otro lujo durante el viaje. Nuestra mesa tenía una increíble vista a la playa y yo no podría quedar más embobada con el atardecer que estaba sucediendo cuando la voz de mi amiga me sacó del transe.

– No voltees, pero atrás de ti hay un hombre precioso mirando hacia acá – estaba a punto de girar mi cabeza – noo, que no mires, te estoy diciendo – sólo pude reírme por la ligera histeria de Karen y decidí ignorarlo.

Continuó llegando la noche entre tragos y shots. Para cuando teníamos que irnos yo ya estaba bastante ebria y Karen ni se diga, ella comenzó a pedirle canciones al mariachi que se encontraba en el restaurante y cantaba como si estuviera en la privacidad de su cuarto. Yo sólo cantaba algunos pedazos de las canciones que me sabía y me reía mientras grababa a mi amiga en su borrachera. A veces podía observar de reojo al hombre que me había seguido mirando, parecía ser que se encontraba con su familia, pero mi mente ya no procesaba correctamente todo lo que estaba pasando a mi alrededor.

No me pregunten como llegamos a la habitación del hotel que afortunadamente se encontraba muy cerca del restaurante. Como pudimos nos pusimos la pijama, nos desmaquillamos y lavamos la cara para dormir.

– Mañana me levantaré temprano para ir a la playa, ¿vienes? – le dije a mi amiga dejando el celular sobre la mesa de noche. No recibí respuesta más que un profundo ronquido – bueno, eso lo tomaré como un 'no' – dije antes de quedarme profundamente dormida.

A la mañana siguiente no sabía si me odiaba más por haber puesto el despertador a las 5:30 am para ir a la playa a ver el amanecer o por esos shots de tequila que había tomado hace unas cuantas horas. Como pude me levanté de la cama, me puse el traje de baño bajo un short y le mandé un whatsapp a la borracha que seguía dormida en mi cama.

 Como pude me levanté de la cama, me puse el traje de baño bajo un short y le mandé un whatsapp a la borracha que seguía dormida en mi cama

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Tomé mis audífonos, mis lentes de sol y mi celular junto a la llave para salir de la habitación. Camino a la playa iba escogiendo la playlist que me dispondría a escuchar mientras amanecía, cuando la puerta de uno de los salones que tenía el hotel se abrió a punto de pegarme en la cara, ví que salió un hombre con una playera sin mangas, shorts y tenis, lo que sea de cada quien tenía una espalda y brazos bastante bien definidos. Él ni siquiera notó el casi percance que hubo así que lo dejé pasar, seguro uno de esos loquitos que no tiene nada que hacer a esta hora más que hacer ejercicio en la playa, pensé y seguí mi camino.

Encontré un camastro, dejé mis cosas y comencé a pensar en todo y en nada a la vez. No les voy a mentir, a veces extraño a Elías y me dan ganas de escribirle para saber por lo menos como está. También comencé a pensar en qué sería de mi vida ahora que había terminado la universidad, la vida laboral no me emocionaba para nada, pero al parecer es el único destino que la mayoría de nosotros tenemos. También recordé los increíbles días que había vivido en Cancún junto a Karen, una que otra pelea por los cambios de planes o el préstamo de ropa, pero nada que no se pasara rápido. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que me sobresalté al escuchar una voz varonil.

– Disculpa, ¿podrías decirme que hora es? Es que he dejado el móvil en la recámara – dijo él.

Cuando te encontré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora