Capítulo 18 Hécate y Anubis

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    —Así que viviste en Egipto durante un tiempo. —Dijo Harry después de tomar un trago de su malteada de fresa para luego darle un mordisco a su hamburguesa.

    —Si, como diosa de la magia tenía que estar donde se me necesitaba y en esa época en Egipto se practicaba mucho y era muy invocada. —Y después de comer una papa con queso le paso a Harry el plato para que tomara una—. Pero como en Egipto los dioses usan una máscara con forma de animal yo tenía que usar una también. —Al ver que Harry ya se había terminado su malteada le propuso—. ¿Qué te parece si ahora probamos la de chocolate?

    —¿No serán ya muchas? —Pregunto Harry tomando otra papa.

    —Nunca son suficientes malteadas además solo hemos probado la de vainilla y la de fresa, no podemos irnos sin probar la de chocolate.

    —De acuerdo iré por ellas. —Mientras se dirigía a la caja para pedir y pagar las malteadas pensaba que tal vez no sería tan difícil ser el amo de la muerte. —Por favor me das dos malteadas de chocolate. —Luego de recoger su pedido se acercó a Hécate—. Aquí tienes la tuya. —Dijo al tiempo que se la ponía enfrente—. ¿Y qué máscara usabas? —Le pregunto curioso mientras recordaba vagamente un dios con cara de halcón.

    —La de un caballo, en teoría debería de usar la de una rana o de un perro ya que esos animales me están consagrados pero esas ya las usaban Heket y Anubis respectivamente. —La forma en como decía Hécate el nombre de Anubis le hizo saber a Harry que este había sido alguien especial en su vida ya que era la forma en que él hablada de Ginny hasta hace poco tiempo.

    —Anubis fue alguien importante para ti ¿verdad? —Solo hasta que se oyó hablar se dio cuenta que lo había dicho en voz alta—. Lo siento mucho no quise...

    —No tienes que disculparte. —Lo interrumpió Hécate con una sonrisa—. De todos modos iba a hablarte de Anubis y del hijo que tuvimos.

    —¡Tienes un hijo! —Exclamo Harry sorprendido para luego preguntar—. ¿Qué paso con él, acoso...?

    —Él está vivo pero durante miles de años permaneció en hibernación y sin un cuerpo. —Al ver pasar las múltiples emociones en la cara de Harry le dijo—. Será mejor que te cuente todo desde el principio. En el tiempo que pase en Egipto llegue a tratar mucho a Anubis ya que los egipcios hacían ritos de magia al preparar el cuerpo del difunto, Anubis era el encargado de llevar el alma por el Duat hasta la balanza donde se llevaba a cabo el juicio de Osiris, nos enamoramos con el tiempo, pero ambos sabíamos que no podríamos estar juntos ya que estaba prohibido que los panteones se mezclaran pero nuestro amor fue más fuerte que la razón.

    —Ya son varias veces que dices panteones. —Dijo Harry curioso—. ¿Cómo un cementerio? —Hécate se echó a reír y cuando se controló le dijo.

    —No Harry, un panteón es como los hombres modernos le llamaron a un grupo de dioses. —Y con una sonrisa triste Hécate agrego—. Escogieron bien la palabra ya que con el tiempo en eso se convirtieron la mayoría: en un montón de cadáveres o tal vez por eso la escogieron, como te estaba diciendo con el tiempo Anubis y yo nos hicimos amantes si no podíamos casarnos al menos aprovecharíamos nuestro tiempo juntos. —Y sin ser consciente de ello puso su mano en su vientre—. Un día descubrí que estaba embarazada y lo que debió ser el día más feliz de nuestras vidas fue el más horrible ya que debíamos tomar una decisión tan terrible que era como si hubiéramos decidido matarlo pero no teníamos otra alternativa si algún dios se enteraba que estaba embarazada seriamos cazados por todos los dioses de ambos panteones.

    —¿Por qué harían eso, porque matar a un niño inocente? —Pregunto Harry angustiado al pensar en la muerte de ese niño que no conocía.

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora