Capítulo 109 Reencuentro con un pasado lejano.

105 16 0
                                    

    Angelika se encontraba dividida entre ayudar a la mujer que estaba acostada en el diván y saludar a su viejo amigo que se veía igual que en sus años de estudiante, pero comprendió que ya habría tiempo para eso luego así que rápidamente tuvo a Minerva sentada en el diván luciendo tan imponente como siempre.

    Los mundanos y brujas orientales habían llegado al oír los gritos por lo que miraban expectantes ya que no tenían ni idea de que era lo que pasaba.

   —Tom lo siento tanto. —Fue lo primero que dijo Mcgonagall desde que recuperara el sentido—. Todo fue mi culpa.

    —Haces bien en sentirlo ya que solo tú eras capaz de salvarme, pero decidiste destruirme. —Dijo Tom con un tono de voz que Harry jamás le había oído.

   —Lo sé y por eso me uní a la orden del fénix. —Dijo Minerva con un brillo asesino en sus ojos—. Tenía que hacer justicia.

    —Mujer eres increíble, si alguien debía tomar la justicia por sus manos o tomar venganza, como quieras decirle ese era yo. —Le dijo Tom mientras el ambiente se empezaba a enfriar.

   —Pero tú no podías hacerlo, por eso debía hacerlo yo. —Dijo Mcgonagall luciendo orgullosa.

    —De haber sabido que así te sentías con gran placer habría matado a Algie Longbotton. —Dijo Tom fríamente.

   —¿Por qué querrías matar a Algie Longbotton? —Pregunto Minerva desconcertada.

   —¿Hablan de mi tío abuelo Algie? Pregunto Neville

    —Me acuerdo de ti. —Decía Tom ignorando a Minerva ya que lo único que le oyó decirle a Neville fue abuelo Algie.

   —Mataste a mi amiga serpiente, eres digno nieto de tu abuela. —La mirada que le dio Tom habría hecho temblar al más valiente.

    —Serpiente. Abuela. —Tanto Neville como Minerva repitieron lo que más les había llamado la atención mientras sus ojos se llenaban de confusión.

   —Ella no es mi abuela. Él no es mi nieto. —Dijeron al mismo tiempo nuevamente.

   —POR LOS HUEVOS DE MERLIN. —Grito Tom haciendo que algunas cosas del recibidor se movieran—. DEJEN DE MENTIR.

    —No estamos mintiendo. —dijo Neville intimidado.

    —Tom ese lenguaje y como dijo Longbotton, no estamos mintiendo, no es mi nieto ya que nunca me case.

    —Eres una desvergonzada y una cínica. —Fue todo lo que dijo Tom mientras Mcgonagall se controlaba para no dejar caer su varita a su mano y hechizar a Tom.

    —Vamos hazlo te reto. —La provoco Tom al darse cuenta de ello—. ¡Oh! Es cierto no puedes. —Agrego burlón y poniéndose serio continuo—. Vas a reconocer por fin que me escribiste una carta donde me avisabas que estabas casándote con otro en lugar de hacerlo conmigo y no conforme con eso me la enviaste con él.

    —Eso es mentira. —Dijo Minerva mientras lo miraba intensamente.

    —No soy yo el que miente sino tú y te dices Griffindor, pero no tienes el valor de decirme la verdad. —Las palabras de Tom enojaban a Mcgonagall cada vez más.

    —Jamás te escribí una carta, te estuve esperándote en el caldero chorreante como habíamos quedado para de allí ir al Ministerio de Magia y casarnos. —Le dijo Minerva muy envarada.

   —Si claro. —Y con un tono lleno de ironía agrego—. Entonces mis ojos me mintieron cuando te vi casándote con el patético de Longbotton. —Angelika que permanecía en silencio sintió como ese hecho había atormentado a su amigo toda su vida.

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora