Capítulo 84 El juego del gato y del ratón

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    —Elora, Achlys y Casia les deseo un buen viaje y una vez terminada sus asignaturas pueden regresar a mi templo en Grecia y empiecen a preparar todo. —Les ordenaba Hécate a sus sacerdotisas—. Si las necesito antes las llamare.

     —Todo se hará de acuerdo a tus deseos mi señora. —Dijeron a un mismo tiempo las tres mujeres antes de desaparecer.

    —A veces me pregunto si se trata de la influencia de mi padre o le has agarrado gusto a remover el avispero. —Comento Anubis desde su asiento mientras la veía pensativo.

    —Las dos cosas querido. —Le dijo Hécate sentándose en sus piernas para poder besarlo—. Ya que tengo que podar las ramas secas e innecesarias de mi metafórico árbol genealógico porque no disfrutar de ello. —Movió su cabeza para darle acceso a Anubis y que este pudiera besar el punto sensible de su cuello—. Por muy placentero que es esto debemos dejarlo para después, Harriette nos está buscando y en su situación actual no es bueno que vea lo que no puede tener.

***

    —Harriette ya nos informó que platico con ustedes y les dijo las opciones que tienen así como sus respuestas. —Dijo Hécate al tiempo que su mirada iba entre los dos jóvenes al verlos asentir continuo—. Por sus edades solo nos podríamos volver tutores de Tao.

     —Pero en vista de la hermandad mágica que hicieron entre los tres. —Intervino Anubis con una sonrisa que rápidamente se dibujó en los rostros de los otros dioses—. A partir de ese momento ambos se volvieron miembros de la familia Zerason así que bienvenidos a nuestra familia.

    —Hay mucho que hacer y tenemos poco tiempo antes de volver a Gran Bretaña. —Comento Hécate levantándose—. Vamos a empezar tu examen y ver si realizaremos o no el ritual. —Akihito también se levantó listo para seguir a su madre.

    —Antes de eso mamá creo que Aki debería ir a despedirse de sus amigos y del detective Yamazaki Toshiki. —Dijo Harriette mientras miraba a Akihito—. Y ya que existe un estatuto que nos prohíbe a los magos hablar de nuestro mundo y de la magia con los no magos, tendrás que decirles que conseguiste trabajo en otro lado y vas a mudarte.

    —Puedo hacerlo por teléfono. —Comento Aki sin gustarle del todo la idea de regresar a Japón.

    —El detective Yamazaki no se quedara tranquilo hasta que te vea. —Le recordó Harriette a Akihito—. Yo iré contigo, mientras estés con ellos no te pasara nada y yo aprovechare he iré a mi ex departamento a recoger mi ropa hecha con piel de Thalassio. —Al ver que Aki no lucia convencido agrego—. Solo estarás solo por un ratito, para que te sientas más seguro te dejare mi capa de invisibilidad, podrás cubrirte con ella si te ves en peligro, claro que deberás hacerlo con cuidado de que nadie te vea usarla o no te servirá de mucho.

   —Deberé llamarlos para ponerme de acuerdo en donde y a qué hora los veré. —Dijo Akihito conforme con el plan.

    —La capa no es lo suficientemente grande para que quepan los dos. —Dijo Ron al recordar cómo se tenían que acomodar y caminar para que sus pies no quedaran al descubierto.

   —¿Tienes la capa? —Le pregunto Hécate, por toda respuesta Harriette abrió la pulsera que adornaba su muñeca, saco la capa y se la dio a Hécate que luego de tomarla murmuro algo que no pudieron oír, al instante empezó a brillar—. Listo con esto queda resuelto el problema, de ahora en adelante la capa se adaptara al tamaño y al número de personas que tenga que cubrir. —Se la regreso a Harriette que la volvió a guardar en su pulsera—. Y lleven con ustedes a Kim. —No hubo necesidad de decir en voz alta que era para que la quimera pudiera despedirse de su pareja.

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora