Capítulo 30 Encuentro y desacuerdos.

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    —He estado fuera por unos días y al parecer a los chicos se les olvido hacer las compras. —Se disculpó Harry al abrir el refrigerador y encontrarlo vació—. Seguramente se la han pasado pidiendo comida al restaurante de Ely. —Dijo mientras cerraba la puerta y veía el menú de Ely pegado en la puerta, tomándolo se acercó al desayunador donde estaban sentados los tres hombres—. Todo lo que hace Ely es delicioso, les recomiendo estos. —Dijo señalando unos platos—. Pero pueden escoger el que ustedes gusten.

   —Estas en buena compañía, si necesitas algo llámanos. —Le dijo Slayer telepáticamente para luego entrar en la recamara de Harry.

    —Restaurante de Ely. —Dijo una voz por el teléfono.

    —Hola Ely, habla Harry Potter, van a hacer dos desayunos del no. 1, uno del no. 3 y uno del no. 2 como si fuera para Ron. —Se escucharon unas risas para luego oírse en cuanto tiempo les mandarían el pedido—. Gracias Ely. —Harry colgó y se sentó con ellos—. Lamento la demora, pero sin víveres no puedo hacer nada y los chicos no están acostumbrados a las labores del hogar, Ron hasta hace poco vivía con sus padres y la señora Weasley nunca lo dejo que hiciera nada, en cuanto Blaise siempre tuvo sirvientes que lo atendían.

    —¿Y tú Harry? —Le pregunto Asami que sabía algo por la información que había conseguido Kuroda.

    —Yo aprendí desde muy niño a hacerlas o si no me quedaba sin comer. —Dijo Harry como si hablara del tiempo mientras que los tres hombres se quedaron mirándolo asombrados que hablara de eso como si nada—. Y también me hacía cargo del jardín.

   —¿Cuántos años tenías? —Le pregunto Asami.

    —Cuatro o cinco años. —Dijo Harry pensativo—. No recuerdo bien, mi tía Petunia era hermana de Lily mi madre adoptiva y ellas tuvieron una discusión muy fuerte que las marco de niñas y continuo hasta la muerte de Lily, si de ellos hubiera dependido habría terminado en un orfanato, pero Dumbledore los manipulo para que no lo hicieran así que tenía que ganarme mi sustento. —Los hombres no supieron que decir y fueron salvados por el timbre, Harry se levantó para abrir dejando ver a un jovencito de unos quince años que traía el pedido que había hecho Harry al restaurante.

   —Hola Eddie. —Lo saludo Harry mientras sacaba su cartera para pagarle—. ¿Cómo te está yendo en el colegio?

    —Bien Harry, pero este mes es posible que no pueda asistir a clases. —Le contesto el jovencito recibiendo el dinero y entregándole las bolsas—. Me falta dinero para completar la colegiatura, este mes han estado flojas las propinas. —Agrego con una sonrisa nerviosa.

    —Eddie el estudio es muy importante no puedes dejar de estudiar. —Le dijo Harry mientras el chico levantaba sus hombros como diciendo "Y qué puedo hacer si no tengo el dinero necesario"—. Te diré que haré, te daré el dinero que te falta y tú te encargaras de hacerle las compras a Ron y a Blaise ¿Qué dices, aceptas?

    —Pero Harry eso no suena muy justo para ti. —Dijo el jovencito esforzándose en ser honesto mientras luchaba con la emoción de poder asistir a clases.

    —Eddie voy a estar muy ocupado en estos días y no podré hacer las compras, Ron y Blaise son pésimos para hacerlas solo de imaginar lo que pueden comprar me hace temblar, me estarías salvando la vida si tú te encargas. —Dijo Harry.

   —¿Estás seguro Harry? —Le pregunto Eddie emocionado.

    —Claro que estoy seguro, puedes ponerlas en la encimera mientras voy por el dinero. —Le dijo Harry entregándole las bolsas luego de que el chico le dijera cuanto le faltaba, se fue a su cuarto por el dinero, una vez que Eddie se fuera procedió a poner los desayunos en los platos y los jugos en vasos para luego llevarlos al desayunador.

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora