Capítulo 35 Amores de cristal parte I

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    —¿La abuela no nos acompañara otra vez? —Pregunto Mikhail viendo el lugar vació en la mesa, al ver como negaba Ivanka dijo—. Ese hombre hasta muerto da problemas.

    —Mikhail por favor. —Le llamo la atención el emperador Dimitri—. Es cierto que a nadie de la familia le simpatiza ese hombre, pero si a la emperatriz madre le preocupa esto, no podemos tomarlo a la ligera. — Antes de que pudiera decir algo más se apareció un elfo doméstico.

    —Gregori debe decirle a la emperatriz que su Serenidad la espera y al resto de la familia en la sala familiar.

    —Por favor acompáñenme. —Dijo la emperatriz Nadenka levantándose de la mesa—. Iremos a ver a su abuela.

    —¿Madre que pasara con la reunión con el consejo? —Pregunto Yuri.

    —Su serenidad ya se reunió con al consejo. —Les informo el pequeño elfo—. Después de que su serenidad hablara con Gregori el consejo se retiró, Gregori piensa que se veían muy contentos.

    —Gracias Gregori puedes retirarte. —Dijo Nadenka y volviéndose a su familia continuó—. Mikhail avísale a Alexei que vaya a la sala familiar, él también es familia y deberá estar presente.

    Dimitri tomo de la mano a Nadenka para dirigirse a la sala familiar, sabía que su amada esposa no solo estaba preocupada por su madre también por la inusual acción de la emperatriz madre ante el consejo ya que desde que enviudo no había tomado un papel activo, siempre respeto el derecho de su hija como emperatriz.

    —Mikhail tiene razón aunque nunca me oirá decirlo en voz alta. —Pensó el emperador al tiempo que un elfo domestico vestido con una librea les abría la puerta.

    —Madre ¿estás bien? —Le pregunto Nadenka preocupada al tiempo que se sentaba al lado de Angelika y veía que tenía el diario de su abuelo en las manos—. ¿De qué te enteraste? —Le pregunto luego de verla asentir.

    —Ahora tengo más preguntas que respuestas. —Mirándola a la cara continuo—. Necesito que me lean el diario tal vez así pueda comprender mejor.

    —Claro mamá, dámelo yo lo leeré. —Dijo Nadenka tomándolo de la mano de Angelika.

    —Empieza desde este marcador. —Le indico Angelika—. Antes de eso tu abuelo escribe porque decidió escribirlo, así como los motivos por los cuales lo expulsaron de Durmstrang.

    —Bien. —Dijo Nadenka y después de dirigirle una mirada a su familia que se encontraba ya sentada empezó a leer.

Junio de 1899

Después de que me expulsaran de Durmstrang seguí con mi investigación sobre las reliquias de la muerte y llegue a la conclusión que debía ir a al valle de Godric por lo que le escribí a mi tía Bathilda, me contestó diciéndome que estaría encantada de recibirme por lo que luego de hacer las maletas me dirigí a Inglaterra.

Cuando caminaba por el sendero que llevaba al valle de Godric me topé con un joven que caminaba delante de mí, pude apreciar que cargaba una gran cesta con fruta que era muy pesada para él y en algún momento el peso le gano, la canasta se tambaleo tirando algunas frutas, las recogí y se las entregue, mientras cruzamos unas palabras pude apreciar que era muy orgulloso por lo que tuve cuidado al momento de ofrecer mi ayuda con la canasta, al principio se negó, pero termino aceptando.

Mientras caminábamos nos presentamos su nombre era Aberforth Dumbledore, cuando llegamos a casa me pidió que entrara para beber un vaso de leche de cabra como agradecimiento, no pude decirle que no ya que su ofrecimiento era sincero y se podía ver que el oro no le sobraba por lo que acepte.

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora