Capítulo 112 Memorias parte 1

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    —Les debo una disculpa tanto a ti Tom como a ti Harriette. —Mcgonagall rompió el silencio que se había apoderado de la habitación luego de escuchar la profecía, al ver la mirada de confusión que le dio la chica se apresuró a decir—. El oírla me hizo recordar algunas cosas.

    —Vistes los recuerdos. —Dijo Harry al recordar que estos se habían quedado en el pensadero que tenia Dumbledore en su oficina y que nunca recogio—. Los encontraste cuando te volviste la nueva Directora.

    —¿De que están hablando? —Pregunto Tom al ver las miradas que intercambiaban los dos.

    —De mis recuerdos. —Le contesto Severus.

    —Tom préstame el Bazeor. —Le pidió Minerva extendiendo la mano hacia él.

    —Aqui tienes Nerva aunque no entiendo para que lo quieres. —Tom hablaba mientras se lo entregaba a Minerva que no dudo en llevarlo a su sien.

    —Pronto lo entenderas. —fue todo lo que dijo Minerva antes de que empezara a verse el despacho del director donde Minerva con la ayuda de unos elfos domésticos disponían de los efectos personales que aún quedaban de Dumbledore.

—Directora Mcgonagall esto es lo último que hay del profesor Dumbledore. —Le dijo uno de los elfos.

—Por favor Tabry pongan todo en este baúl luego se lo llevare a Abeforth. —Minerva se dejó caer cansada en la silla del director mientras se decía que debía transformarla en una más cómoda y que no fuera tan ostentosa cuando su mirada se posó en el pensadero que estaba sobre el escritorio—. ¿Qué estás haciendo tú aquí? Este no es tu lugar. —Con resignación se levantó e iba con un movimiento de su varita a desaparecer el líquido plateado que se veía en el fondo cuando sin querer testereo el instrumento haciendo que el líquido se moviera y mostrara fugazmente algo que llamo poderosamente su atención—. Seguramente me voy a arrepentir de esto. —Dijo luego de guardar su varita y antes de perder el valor sumergió su cara en el pensadero.

    Por unos minutos no se vio nada más que un fondo blanco como si la mente de Mcgonagall se hubiera quedado en blanco, esto desconcertó tanto a magos como a mundanos a unos porque eso jamás había pasado con un pensadero y los otros porque al ser la primera vez que veían uno y no sabían cómo funcionaban, por lo que se preguntaban porque la mujer trata de ahogarse ya que para ellos sola la veían con la cabeza metida en lo que parecía una palangana. De pronto la pantalla mostró como Minerva saco la cabeza del líquido, los mundanos aceptaron que era cosa de magia que sus cabellos no estuvieran goteando ese líquido plateado.

Una pálida Mcgonagall recupero los hilos plateados que deposito en un frasquito que había transformado y que etiqueto como confidencial SS luego se dirigió a donde estaba la base que Albus le había hecho al pensadero y transformo la parte superior en un baúl donde guardo el vial así como todos los viales que tenía Dumbledore exhibidos en la repisa arriba del instrumento.

—Gracias Minerva por respetar mi intimidad. —Dijo la pintura de Albus Dumbledore que había visto el extraño actuar de su antigua colega.

—No lo hago por ti Albus lo que sucede es que ya vi demasiado. —La mirada de la ahora directora se dirigió a la carta que le había llegado de parte de Harry donde le pedía su apoyo para que el ministerio reconociera a Severus Snape como el penúltimo director que había tenido el colegio—. Cuantas veces dijiste que había que hacer lo correcto y no lo fácil así como hacer las cosas por el bien mayor, pero luego de ver como viviste el bien mayor me quedare con tus palabras y no con tu ejemplo, empezando en este momento. —Luego de esas palabras se sentó, tomo un pedazo de pergamino en el que escribió:

El Mago y El YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora