𝕮𝖆𝖕. 10| 𝕰𝖑 𝖋𝖗𝖊𝖓𝖘𝖔

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Inej planeaba que entrarán a la Isla Blanca con la Reserva

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Inej planeaba que entrarán a la Isla Blanca con la Reserva.
Hwaxin nunca había visto a Heleen antes, no necesito y tampoco necesitaría su venta de información, ella era la persona hasta ahora más informada de Ketterdam, o al menos eso era lo que creía.

La mujer sí que le gustaba dar una entrada, con sus sedas llamativas y todas esas gemas y piedras preciosas.

—¿Estas segura de esto?—le pregunta Hwaxin a Inej viéndola. Wylan le dibujaba la oja de pavo real en la mano.

—Es arriesgado—le dijo Kaz.

—¿Que trabajó no lo es?

—Lo que sea que tengas planeado hay que hacerlo ahora, porque ya está a punto de llegar—le dijo Hwaxin. Con uno de sus cuervos estaba seguiendome el paso a Heleen.

—Kaz, ¿Ustedes que van a hacer?—le pregunta Nina. —. Puede que los necesitemos para las cerraduras, y si las cosas se ponen feas en la isla no quiero quedarme atrapada. Y dudo mucho que puedas hacerse pasar por miembros de la Reserva... ¿La señorita Brigga nos acompañará?

—Es mi rehén, se queda conmigo—le contesta. —pero, sobre las cerraduras no debería de ser un problema... Helvar nos a estado ocultando cosas.

—No es... —Matthias se pasó una mano por la cabeza. —¿Como sabes esas cosas, demjin?

—Oh vaya, ¿que significa eso?—pregunto Hwaxin a Nina la cual le murmuró la respuesta. —Si le queda...

—Lógica. Toda la Corte de Hielo es una obra maestra de seguridad y sistemas dobles. Ese puente de cristal es imprecionante, pero durante una emergencia tiene que haber otra forma de llevar refuerzos a la Isla Blanca y sacar a la familia real—dijo Kaz que al parecer no había escuchado o sólo había ignorado la pequeña conversación que habían tenido Nina y Hwaxin.

La Serafini asiente sin entender la mitad de las cosas que dijo.

—Si—admitió Matthias. A pesar de ser un hombre tan grande era fácil sacarle la verdad. —Hay otra forma de llegar, pero es sucia. —miró a Nina y a Hwaxin. —Y desde luego no se puede hacer si lleves un vestido.

—Que suerte—murmuró Hwaxin.

—Si quieres ir por ahí tendrás que dejarla atrás— le dice Matthias a Kaz.

—Debo recordarte que ella no necesita caminar...—le dice Kaz, se refería a sus cuervos.

—Esperen— interrumpió Jesper. —¿Que mas da que podamos entrar a la Isla Blanca? Pongámonos en contexto, supongamos que Nina le saca la ubicación de Yul-Bayur a algún jefazo fjerdano y lo trae hasta aquí... Estaremos atrapados.

—Am, ¿puedo hablar?—pregunto Hwaxin cuando escucho lo que Jesper dijo, levanto la mano algo insistente.

—No me interrumpas—le dice Jesper en el momento. —... Para entonces, los guardias de la prisión habrán completado su búsqueda y sabrán que seis presos, bueno siete—apuntando a Hwaxin. —, han logrado salir del sector de algún modo. Cualquier oportunidad que tengamos de atravesar las puertas de la embajada y los puntos de control estarán perdidas...

—¿Puedo hablar ahora?—pregunto Hwaxin de nuevo.

Volteo a ver a Kaz que estaba viendo más allá de la cúpula, incluso más allá. Este voltea a verla, esa acción paraliza a Hwaxin un poco. Mueve sus dedos recuperando la compostura.

—Wylan, ¿sería muy difícil deshabilitar una de esas puertas?—le pregunta Kaz al chico.

—¿Para abrirla?

— No, para cerrarla—

Kaz quería activar el protocolo negro, para encerrar a los Drüskelle en su propia fortaleza. A la Serafini no le sorprendió su idea. Aunque hubo algunas opiniones saltaron sólo pasaron al aire, era su opción más viable.

Wylan y Jesper se encargarían de las puertas.

— Mientras tanto, Hwaxin—la llama Kaz. —¿Donde esta Yul-Bayur?

La Serafini se quedó helada, aunque sabía que Kaz sospechaba algo no pensó que sería tan directo. Iba a confesarlo a voluntad, ahora parecía que no había querido decirlo.

—¿sabías que Hwaxin sabía dónde estaba Yul-Bayur?—Kaz no tuvo que contestar para confirmar su sospecha. —¿Y lo dices hasta ahora?—le pregunta Jesper.

—Lo iba a decir antes pero no paraba de hablar— comento sin dejar de ver a Hwaxin. —¿Donde esta?—le pregunto Kaz, cuando escucho su voz reaccionó.

Hwaxin ve la Isla Blanca un poco y apunta a una dirección.

—La tesorería— dijo Matthias. —¿cómo lo sabes?

—Éramos casi vecinos de celda—confesó Hwaxin con un tono amargo en su voz.

—Usaremos el código morse para comunicarnos—le dice a Hwaxin. Ella asiente algo decepcionada de como fue si encuentro, aunque tampoco estaba triste, estar jugando el mismo juego con los Despojos la hacía sentir otra vez parte.

Hubo solo dos ecuaciones en las que usaron sus cuervos para comunicarse. Le cuervo usaba su pico para golpear algún lugar y con el sonido formular palabras. Aunque no sabía si Matthias y Nina supieran usarlo.

Mientras los demás se preparaban, Kaz se acerca a Inej la cual tenía algo en las manos. No se había dado cuenta que no traía sus guantes. Se veían bien... Se sienta tan excluida en ese momento que ni siquiera el viendo helado de la Corte de Hielo se comparaba a los fría que se sentía.

Vio por su cuervo lo cerca que estaba Heleen y cuando estaba a punto de decirles lo que estaba viendo, la detuvo la imagen de Inej tocando la mejilla de Kaz.

De forma rápida debio la mirada a otra parte, siendo consciente del pedo de su cuerpo ve el vacío, la fosa de hielo que los separaba de la Isla Blanca.

No es tu Silli, Hwaxin. No es tu Silli... Se dice a sí misma dando un suspiro con pesadez. Inej es maravillosa...

Cuando todo esto acabe, volverás a ser la falsa chica Kaelica en el Palacio Esmeralda. Pensó viendo cómo Kaz caminaba hacia ella cojeando. Le preocupaba su pierna.

—Listo— dijo él. Hwaxin libero dos cuervos, uno siguió a Wylan y Jesper y él otro a Nina e Inej.

—Nueve campanadas—le dijo Hwaxin a Kaz. Volteo pero la mano de Kaz la hizo girar para que lo viera.

—Te quiero con vida cuando esto acabe—le advirtió. — En una pieza, sin espectáculos de cuervos...

Hwaxin sonrió algo apenada. —No prometo nada.

𝐏𝐑𝐈𝐂𝐄 | Kaz Brekker ½✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora