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Emily. 𝔭𝔬𝔰𝔱 𝔪𝔬𝔯𝔱𝔢𝔪. 𝐿&𝒟.


El sol cálido filtrándose por la ventana. Las sábanas frías debajo de su cuerpo. El adormecimiento que se extinguía por todo su cuerpo. Era lo único que podía sentir. Sin embargo, podía oír las voces y los pasos yendo y viniendo.

Sentía la boca seca; una sed terrible que cada vez se hacía aún mayor. Movió los dedos de la mano, entonces escuchó un chillido.

Parpadeó lentamente, tratando de acostumbrarse a la luz del día.

Cuando su visión al fin se acostumbró, vio a tres caras familiares, las cuales añoraba ver hacia semanas.

— ¿Mamá? — dijo. Su voz salió ronca y baja.

— ¡Oh, Merlín! — la mujer se tapó la boca con una mano y permitió que las lágrimas corrieran por sus mejillas.

Cuando Emily trató de incorporarse, el dolor de las costillas, la espalda y la cabeza se hicieron presentes. Dejó salir un jadeó de dolor, y su padre, que estaba a su lado, le dio un leve empujón para volverla a acostar.

Sus ojos vislumbraron dos figuras más: Phia, que estaba en un rincón de la habitación y una bruja delgada de estatura media, con un pergamino en la mano y una pluma. Medimago.

— No es recomendable que te pongas en pie ahora — habló por primera vez la bruja —. Aún estás en recuperación.

«¿Recuperación? ¿Qué había pasado?»

Draco le prometió que la dejaría ver a sus padres, pero no contaba estar dormida cuando sus padres la visitaran.

Lo único que podía recordar eran los gritos asustados de las personas, los cristales recorriendo el lugar, las maldiciones y... bueno que los estaban atacando. Nada más que eso.

Sintió algo frío sobre el antebrazo y giró la cabeza solo para ver una bolsa llena de un líquido de color blanco; en su antebrazo una aguja le traspasaba la piel.

— Lo siento, debí quedarme dormida.

— ¿No recuerdas nada?

Esa voz profunda, baja y peligrosa, la sobresaltó un poco. Entonces giró en dirección a esa voz y vio a Malfoy acercándose lentamente hacia la recamara.

— ¿Acordarme? — frunció el ceño —. ¿Del ataque?

— Es probable que sus recuerdos estén borrosos ahora mismo — informó la medimago —. Pero pronto los recuperará.

Emily cada vez se sentía más confundida.

— Fuiste herida.— dijo Draco.

— Ah...— fue lo único que pudo contestar.

El hombre de cabello platino asintió con la cabeza en una forma de despido y salió de la habitación junto a la medimago, dejando a Emily junto a sus padres.

Phia se acercó con una pócima verde en la mano y se la tendió a Emily.

— Phia recibió órdenes estrictas de darle de esta pócima a la Srta. Emily.

— Ahora no, Phia.— pidió.

— Es para el dolor.— dijo su madre y cogió la pócima. La destapó y obligó a Emily a tomarla.

— ¿Tienen tiempo aquí? — inquirió.

— Estamos hace una semana aquí.

— ¡¿Una semana?!

Love and Darkness | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora