Draco Malfoy siempre ha sido conocido como un Slytherin ambicioso, pero nunca contó con tener el completo mando sobre el mundo mágico, hasta que Lord Voldemort muere después de destruir a cada miembro de la Órden de Fénix, dejando el mundo mágico en...
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Emily decidió dar un paseo por la mansión, pues no se lo habían prohibido, ¿o sí? No recordaba escuchar ninguna norma en donde no le permitían pasear por toda la mansión, y como era inmensa y Emily no tenía nada que hacer...
Se puso en pie y salió de su habitación. Saludó a algunos mortifagos que hicieron una reverencia ante ella y entonces, echó a andar.
El primer piso ya lo conocía, de pies a cabeza. Sin embargo... el tercer piso y las otras alas de la mansión eran completamente desconocidas para ella.
Subió al tercer piso de la mansión Malfoy, y le echó un vistazo — uno muy bueno — a todo lo que encontraba a su alrededor.
Los cuadros de los antepasados de Malfoy, las pinturas que adornaban las paredes. Los jarrones grandes en los rincones; la alfombra bajó sus pies y todo, todo a su alrededor.
Eran pasillos largos y angostos, con algunas puertas de color blanco cremoso, al igual que las paredes. El sol se filtraba por el lugar, haciéndolo resplandecer.
Debía admitir que, era una mansión, muy elegante.
Se preguntó si Narcissa la había redecorado.
Siguió caminando en completo silencio. No había ni una alma andante por el tercer piso y lo único que se escuchaba eran las pisadas de Emily, y su respiración profunda y pasiva.
Entonces entró a la siguiente ala de la mansión. Se dio cuenta de ello por la magia oscura que flotaba en el aire. Tan densa que era posible cortarla con un cuchillo.
Su respiración se volvió más espesa, como si sus pulmones no trabajaran del todo bien.
Aunque todo era igual, el ambiente era diferente.
Cuando llegó al fondo vio una puerta inmensa y alta ante ella. Se acercó con cautela y colocó la mano sobre el pomo dorado que brillaba como el mismo sol. Un escozor le abrazó la piel de la mano y, la alejo con prisa.
Llevó la palma ante sus ojos y vio la zona adolorida; su piel se volvió de un color rojo vivo. El ardor aumentaba con cada segundo que pasaba.
— No está permitido caminar por aquí.
Pegó un respingó y se giró abruptamente hacia aquella voz.
Draco. Obvio.
— ¿Por qué?
Él se encogió de hombros.
— Porque no.
— ¿Qué escondes ahí dentro?
— Los cuerpos de mis victimas favoritas.
Emily no supo si estaba bromeando o hablaba de verdad. De igual manera, sintió un escalofrío pasarle por todo el cuerpo.
