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Draco. 𝔭𝔲𝔤𝔫𝔞𝔯𝔢. 𝐿&𝒟.

No podía sacar a Emily de su mente ni siquiera cuando la tenía en frente llena de sudor y quejándose con esa boca sucia

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No podía sacar a Emily de su mente ni siquiera cuando la tenía en frente llena de sudor y quejándose con esa boca sucia.

La trenza se le pegaba al cuello y varios cabellos a la frente. Se quejaba en voz alta y maldecía a cada rato. Lo maldecía a él.

Pero a Draco no le importaba, él disfrutaba verla sufrir y quejarse.

Esbozó una pequeña sonrisa maliciosa desde su lugar y bebió de la taza de té.

Ella se dejó caer dramáticamente al suelo y resopló.

— ¡No puedo más! —reconoció y se llevó la mano al pecho—. Detente.

— Solo llevas —fijo la mirada en el reloj que adornaba su muñeca y después volvió a fijarla en Emily— treinta minutos.

— Es mucho para mi pobre cuerpo.— se puso de pie, con las manos sobre las rodillas y respirando con irregularidad.

— Si no haces los ejercicios de respiración seguirás cansándote tanto.

— ¿Sabes algo? —frunció el ceño y se enderezó para poder señalarlo con un dedo acusador, pero antes de que Emily pudiera abrir la boca, un mortifago se acercó a Draco.

— ¿Podemos hablar? —le susurró Theodore.

— Ajá —respondió sin ganas y se puso de pie, llevando a Theodore a un lugar más privado, lejos de los ojos de Emily—. ¿Qué?

— Te necesitamos en Rithford.

— ¿Por qué?

Theodore se acercó aún más a Draco. Un mechón castaño cayéndole sobre el ceño fruncido.

— Parece que Potter ha estado allí.

Draco no lo pensó dos veces, le hizo una seña a un mortifago para que llevará a Emily de vuelta a la mansión.

Cogió a Theodore del brazo y, en un abrir y cerrar de ojos, los dos hombres estaban apareciendo en el pueblo de Rithford, al sur de Inglaterra.

Draco levantó la mirada al cielo nublado. El clima se sentía húmedo y frío.

Así era Rithford. Una ciudad nostálgica.

Se quitó una mota de polvo inexistente de su hombro y se irguió en su completa estatura.

— ¿Por dónde empezamos? — preguntó mientras movía la varita y aparecía la máscara de mortifago sobre la palma de su mano.

— Por aquí.— respondió Theodore señalando en una dirección.

Con un gesto lleno de gracia y elegancia, Draco se colocó la máscara sobre su rostro, ocultándolo por completo a excepción de sus ojos grises que brillaban con una frialdad distante y peligrosa.

Love and Darkness | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora