ʟɪᴛᴛʟᴇ_ᴇᴍᴍᴀ_|| ADRINETTE_AU_||

||03||

-¿A-A-Adrien?

-Hola... Mamá.

La mujer no sabía que decir, enserio era su imaginación y se había vuelto loca por tanto extrañar a su hijo o de verdad su primogénito estaba ahí en su puerta. Para estar más segura elevó su mano derecha y la colocó en su mejilla, para luego jadear de la sorpresa y acariciar la piel del rubio, quien aceptó la acción de su madre al colocar su mano sobre la de ella y cerrar sus ojos.

Pero eso no era suficiente para madre e hijo, así que Adrien, tomando la iniciativa dejó caer las bolsas que llevaba y alejó la mano de su madre, pero para abrazarla y demostrarle lo mucho que la había extrañado durante esos dos meses lejos de ella. Emilie no se quedó atrás y correspondió el abrazo de su hijo derramando un par de lágrimas, enserio que ambos se habían extrañado mutuamente.

Unos minutos después, ambos entraron al departamento de la mayor, era algo pequeño, pero lo suficiente para que Emilie viviera en excelentes condiciones, Adrien había hecho bien al conseguirle el lugar a su madre para que dejara el lugar al que había llamado hogar, pero que ahora parecía el mismísimo infierno.

-¿Qué haces aquí querido? Pensé que con nuestra última discusión talves ya no quisieras verme-se lamentó la rubia con su hijo y un poco de pena al apartar sus ojos del rubio.

Adrien negó con su cabeza y respondió-No podía estar lejos de tí por siempre, además me dí cuenta que lo que pasó no era tu culpa-confesó un poco avergonzado mientras colocaba las bolsas que traía en la mesa del centro de la pequeña sala-Además me sentía muy culpable al dejarte así.

Adrien comenzó a sacar los paquetes de comida italiana y una bolsa de regalo, que extendió con una sonrisa amable en dirección de la mujer mayor. Emilie solo se abstuvo de recibirla y abrirla, y emocionándose al ver lo que tenía en su interior.

Era un collar de oro con un círculo del mismo material, donde tenía la palabra 'Mom' escrita en ella. Pero algo confundió a la mayor, el orificio en forma de corazón que este tenía.

-¿Por qué tiene un orificio?-preguntó confundida con el obsequio en su mano mientras veía a su hijo.

Adrien metió su mano dentro del cuello de su camisa y sacó otra cadena, parecida pero más pequeña que la de su madre, y con la palabra 'My' en su lugar.

-Adrien...-exclamó con lágrimas la mujer.

-Quería darte algo que te recordara que apesar de lo que suceda, tú siempre serás mi madre y yo tu hijo-explicó mientras se acercaba a ella y la abrazaba-Sé que lo que ese hombre hace no es correcto, he visto todo lo que ha sucedido en internet, y nada de ello es tu culpa.

Emilie no podía evitar derramar lágrimas por causa de las palabras de su hijo. Tanto tiempo culpándose por todo lo que les había pasado y perdido desde que Adrien era un niño de diez años, siempre se había tachado como la responsable de sus desgracias, pero que Adrien, su propio hijo negara aquello era algo reconfortante.

Unas horas después, la pequeña mesa de la sala estaba llena de los restos de la comida que el rubio había llevado para compartirla con su madre. Hace tiempo que no estaban juntos en una situación como esa y se sentía de maravilla pasar un tiempo madre e hijo.

-Y...¿Cómo te ha ido hijo?-preguntó Emilie al ojiverde.

-Bien, bastante bien para trabajar en un taller mecánico-mintió terminando de comer el pequeño postre de chocolate que también había llevado para acompañar-El trabajo me mantiene bastante ocupado a veces.

Mentira, todo lo referente a su trabajo era mentira. Desde hace un año que los clientes casi no llegaban al lugar, esto causaba que varios de sus empleados prefirieran renunciar y buscar trabajo en otro lugar. Eran pocos los que quedaban, entre ellos él y Luka, que a pesar de todo, seguirían fieles al viejo amigo de su padre, una porque era una gran persona que les había dado el trabajo aún sin ambos tener experiencia, y dos -y la más importante- porque desde las sombras Theo se había encargado que su madre y él estuvieran bien desde aquella tragedia.