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—¡¡¿Salir?!! ¡¿A estas altas horas de la noche?!

Un Adrien de 8 años se despertó por el repentino grito de su madre, se levantó de su cama y salió de su cuarto junto a su mejor amigo: Un gato de peluche.

Bajó las escaleras y se dirigió a la sala de estar de su hogar, que era donde se desarrollaba esa discusión entre sus progenitores. Se asomó por la entrada a la habitación y sus ojos se abrieron al ver a su padre tomar su saco del perchero y colocárselo.

Eran casi las 21:00 horas de la noche, ya era muy tarde para salir, entonces ¿por qué parecía que su padre se estaba preparando para salir?

Se presentó una situación en la empresa—explicó brevemente Gabriel—No te preocupes no tardaré tanto.

—Pero... Gabriel-

—¡Estaré bien, no debes preocuparte!—se exaltó ante la negativa de su esposa.

Él tampoco se sentía de acuerdo en salir a altas horas de la noche hacia la empresa, pero lo necesitaban, su marca estaba creciendo gracias a sus esfuerzos y no podía perder una gran oportunidad como la que se le presentaba en este momento.

Su socio del trabajo le habló explicando que había llegado un hombre importante y que significaría un gran crecimiento en su empresa en pleno auge. Talvez la gente de afuera y que no lo conociera diría que era un hombre ambicioso que aprovecharía cualquier oportunidad para obtener más de lo que ya tenía, pero en realidad, todo esto lo hacía por darle lo mejor a su familia. Su mejor amigo lo sabía.

Emilie suspiró—Gabriel, sé que has estado esperando una oportunidad así desde hace tiempo—le dijo mirándolo a los ojos—Pero por favor...no quiero que nada malo te pase.

Ambos adultos se quedaron en silencio mientras se miraban a los ojos; ambos con diferentes opiniones, pero al mismo tiempo el mismo objetivo.

—Mamá, papá ¿qué sucede?—Adrien habló mientras restregaba sus ojos y llegaba donde ellos.

Tanto Emilie como Gabriel dejaron atrás su pequeña discusión y dirigieron su atención hacia su único hijo. La mujer fue la primera en moverse y en acercarse hacia el pequeño rubio, agachándose hasta su altura y explicándole de forma breve lo que sucedía y con palabras que un niño pudiera entender.

El Agreste mayor se quedó mirando la escena entre su esposa e hijo, luego miró la hora en su reloj de mano y suspiró. Se le estaba haciendo tarde y no podía perder más tiempo; se acercó a ambos y se colocó a un lado de su mujer.

—Adrien—lo llamó—Escucha, tengo que salir y necesito que me prometas algo.

El ojiverde lo vio unos instantes y luego asintió aun aferrándose a su gato de peluche.

—Quiero que cuides de tu madre mientras no estoy—Gabriel miró hacia su esposa y se volvió hacia su hijo—No sé por cuanto tiempo estaré fuera, así que quiero que la cuides hasta que vuelva ¿puedes prometérmelo?

Adrien vio a su padre durante unos segundos pensado y repasando las palabras de su progenitor. Miró unos segundos a su madre también y habló luego de unos minutos.

—¿Y si no puedo hacerlo?

El mayor negó con su cabeza y sonrió luego—Claro que puedes. Además, tienes al señor gato para que te ayude—señaló el peluche que su hijo aun tenía en sus brazos y prosiguió—Te daré un consejo...

Gabriel se acercó más a su hijo y le susurró en su oído, como si fuera una revelación muy importante y que nadie más que ellos debían saber.

ʟɪᴛᴛʟᴇ_ᴇᴍᴍᴀ_|| ADRINETTE_AU_||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora