—Gracias por darme el puesto señor Barbot—agradeció Marinette luego de la entrevista, que había durado casi una hora.
Theo le había hablado sobre todo lo que necesitaba que realizara, los horarios e incluso había sido muy amable al ofrecerle la ayuda que necesitara en cualquier inconveniente que tuviera.
Marinette salió de la oficina de su ahora jefe y se despidió de él.
Al salir comenzó a buscar a su hija por el pasillo con una gran sonrisa, la cual se borró y fue cambiada por una de terror al no ver a Emma por ningún lado. El único que estaba ahí era Luka, quien parecía estar buscando a alguien en específico. No esto no podía estar pasando.
—Luka, ¿¡Dónde está mi hija?!—preguntó histérica al mayor.
El azabache se tensó y le sonrió de manera nerviosa.
—Bueno... Yo... Emma me pidió algo de la máquina expendedora, y cuando volví con... Ella... Ya no estaba—respondió con su voz cada vez más baja.
—¡¿QUÉ?!—gritó enojada—¡¿Cómo es que perdiste a mi hija?!¡Dijiste que la cuidarías, nunca debí dejarla con un desconocido, aunque fuera alguien cercano a Kagami!
Luka no dijo ni refutó nada, era su culpa haber perdido a Emma desde un principio y era él quien debería encontrarla. La buena imagen que había dado a la prima de Kagami se había esfumado al cometer el peor error que pudo haber hecho. Así que solo le quedó escuchar los reclamos de Marinette.
Theo salió de su oficina con el ceño fruncido al oír tanto alboroto afuera; descubriendo a un Luka siendo regañado por su recién contratada empleada. ¿Qué sucedía aquí?
—¿Qué está pasando aquí?—exigió pidiendo una explicación.
Marinette paró con sus reclamos y se dió la vuelta para, de forma angustiada, pedir ayuda y contar lo que había pasado.
—Mi hija, señor Barbot, no sé dónde está.
—Yo la estaba cuidando y... Fue mi culpa que se perdiera—confesó Luka—Lo siento señorita Marinette.
—Bien, dejaremos está discusión y la encontraremos—indicó con calma—Señorita Marinette, luego necesitaré hablar con usted y contigo también Luka.
Esta vez se dirigió al ojiazul, y ambos asintieron. Podían seguir discutiendo después, Emma era más importante ahora.
~•••~
La pequeña niña caminaba con el semblante triste por los pasillos del trabajo de su madre. Debería ser una niña buena, pero se había aburrido al esperar que ese hombre le trajera algo.
Y consecuencia de ello y separarse de su madre, había terminado por perderse en los pasillos de ese gran lugar.
Siguió caminando por el camino que sus pequeños pies le llevaban, hasta que estuvo frente una gran puerta doble de color blanco. Se oían ruidos provenir de ahí, así que como todo niño de su edad, y llevado por la curiosidad, abrió la puerta –que no era pesada– y descubrió un lugar que jamás en su vida había visto.
Esa habitación estaba llena de suciedad, herramientas que jamás habían visto sus ojos, unos trapos sucios por aquí y por allá, y unos estantes llenos de cajas, otras grandes y otras pequeñas, que atraían su atención.
Y sobretodo, dos autos que parecían de última generación debido a lo nuevos que se veían. Cómo recién comprados, el auto de su mamá no se veía así, pero prefería el auto viejo que esos grandes coches.
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ʟɪᴛᴛʟᴇ_ᴇᴍᴍᴀ_|| ADRINETTE_AU_||
RomanceUn padre es aquel que comparte la sangre con su hijo, eso es lo que dicen. Pero él demostrará que no hace falta que esa niña comparta su sangre para demostrar que puede ser uno para ella; a pesar que la madre no permita su cercanía debido a tantas d...