Estaba en una de las zonas más transitadas y populares de París, pero a pesar de ello, los clientes eran muy pocos, tan pocos que no sobrepasaban los 20 clientes por semana. Al menos el dinero que ganaban era suficiente para mantener el taller de autos, a los pocos empleados que tenían y a ellos mismos.
Terminó de cambiar el último neumático del carro del cliente de ese día. Limpió el sudor de su frente y se acercó a la mesa de madera cercana donde dejó sus herramientas y tomó el trapo blanco para tratar de quitar la suciedad y la grasa del carro de su rostro y manos, aunque sería mejor tomar un baño cuando llegara a su departamento.
—Uff, que agotador trabajo—dijo para sí mismo y revolvió su cabello rubio, quedando varios mechones desordenados.
Él era Adrien Agreste, un hombre de 25 años, cabello rubio y ojos verdes, alto y guapo. Había trabajado en ese taller desde que decidió dejar su hogar lleno de lujos a los 18 años, no quería seguir viviendo en un lugar donde sabía que no lo querían. El taller donde trabajaba pertenecía a un viejo amigo de su padre, quien no dudó en contratarlo al ver la necesidad que tenía por encontrar un trabajo. Pero apesar de que le gustaba ese oficio, su verdadera pasión era la música, un sueño absurdo en un adolescente según su padre, si claro.
—Ni que lo digas—habló su mejor amigo: Luka Couffaine.
Era un hombre de 26 años, cabello negro y corto, ojos azules y bastante atractivo a ojos de cualquiera. Él y Adrien se conocieron en el mismo lugar, un bar donde la mayoría de personas llegaban a divertirse entre amigos o solo a comer la deliciosa comida que preparaban. Ambos buscaban trabajo y se unieron para lograrlo, hasta que encontraron el taller automotriz del viejo amigo del padre de Adrien: Theo Barbot.
Que buenos tiempos eran aquellos.
—Luka, pensé que ya te habías ido—habló mientras se acercaba y terminaba de limpiar sus manos en su camiseta blanca.
Si, no le importaba que fuera de ese color, podía llevarla a la lavandería luego. Aunque probablemente no sería totalmente blanca si seguía usándola en su trabajo.
—Si, pero supuse que aún estarías aquí—comentó sabiendo lo responsable que era su amigo con su trabajo.
Adrien negó con su cabeza y una sonrisa se plasmó en su rostro. Se acercó a su amigo y pasó su brazo derecho por los hombros del azabache.
—Mejor admite que me extrañabas y querías estar conmigo—bromeó.
Luka abrió sus ojos y se apartó del abrazo de su amigo—Estas loco, ni en tus sueños pasará eso—respondió un poco asqueado por la idea, con solo imaginarlo le daban escalofríos.
—Tranquilo, ni en mis pesadillas lo quisiera—concordó con su amigo—Solo estaba bromeando—y se encogió de hombros con una expresión calmada.
Ambos rieron con un tono alto por la broma, que incluso se podían escuchar como un eco en las zonas cercanas a ellos, y fue el dueño del taller quien llegó para interrumpirlos.
Theo Barbot ya era un hombre mayor, de 57 años pero en buen estado y sin ningún problema de salud, excepto su problema en la rodilla que lo obligaba a usar un bastón, cabello castaño y canoso y ojos oscuros. Era un hombre que a simple vista intimidaba, pero era más amable de lo que aparentaba.
—Señor Barbot, ¿Qué hace aún aquí?—preguntó Luka al verlo llegar donde ellos con un poco de dificultad, así que ambos lo hicieron y llegaron hasta él.
—Pensé que estarían aquí, así que vine a avisarles algo—dijo con seriedad, causando preocupación en ambos hombres.
O eso era hasta que fue cambiada por una expresión de confusión en ambos al oírlo como reía a carcajadas.
![](https://img.wattpad.com/cover/278951535-288-k286119.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ʟɪᴛᴛʟᴇ_ᴇᴍᴍᴀ_|| ADRINETTE_AU_||
RomansaUn padre es aquel que comparte la sangre con su hijo, eso es lo que dicen. Pero él demostrará que no hace falta que esa niña comparta su sangre para demostrar que puede ser uno para ella; a pesar que la madre no permita su cercanía debido a tantas d...