No. Terminar con esto definitivamente no sería fácil de lograr.
Cada intento que el grupo había hecho para que Adrien y Marinette se encontraran por "casualidad" era un completo fracaso.
Su plan era simple, llamarlos o enviarles un mensaje citándolos a un lugar en específico, incluso en persona, pero nada de eso funcionaba.
No sabían que era, quizá el universo confabulando en su contra o algo por el estilo, pero en cada ocasión -al menos en la mayoría- sucedía siempre lo mismo.
Adrien llegaba al lugar -un sitio tranquilo donde no hubiera una gran multitud de gente y donde ambos pudieran charlar tranquilos sin miedo a sentirse incómodos-, esperaba unos diez o quince minutos a que alguien llegara como le habían citado, pero para mala suerte de ellos, Marinette nunca aparecía.
Era ahí donde Luka tenía que intervenir por su celular para avisarle que le había "surgido un problema" y no iba a poder llegar.
Cada vez que lo habían intentado pasaba esto, o viceversa, era Marinette la que llegaba, pero el rubio no se presentaba.
Sabían que sus vidas eran ocupadas y que no todo el tiempo tenían tiempo, ellos estaban en la misma situación. Pero no era posible que siempre que estaban libres por mera coincidencia les surgiera algo de imprevisto.
Ya no podían seguir con esto, debían tomar medidas drásticas. Si seguían de esta forma, solo se seguirían lastimando a ellos mismos, sobre todo cuando podían ver muy claramente que sucedía algo entre ellos, y que esa desconfianza y muro que seguía en pie entre ellos, los detenía.
Los cuatro estaban en la oficina de la morena, en la televisora donde trabajaba como reportera; la habitación no era la gran cosa, solo un escritorio en el centro, lleno de papeles, una computadora y una Tablet sobre él, junto con algunas cosas personales de ella.
La pareja de azabaches y morenos se sentaron en los sofás dobles de cuero rojo, una pareja frente a la otra.
Sus rostros expresaban una mueca de cansancio y fracaso por no poder conseguir lo que se habían propuesto desde el fin de semana pasado. Pasó una semana y media desde lo que se habían propuesto y sabían que no conseguirían nada si seguían con la misma rutina.
-Y yo sigo sin entender por qué estoy aquí.
Alya solo suspiró ante las palabras de Nino sin atreverse a reprocharle sus palabras como normalmente lo hacía, no tenía las energías suficientes y ya no tenía caso seguir peleando con lo mismo.
Kagami suspiró-Vamos, no es hora de rendirse, ya hemos hecho mucho como para detenernos ahora-Exclamó mientras se ponía de pie con una actitud firme tanto en su postura como en su voz.
Alya cerró los ojos por un momento poniendo sus ideas y pensamientos en orden, para luego abrirlos y también ponerse de pie, chocando su mano derecha contra la otra.
-Tienes razón, no podemos detenernos ahora con todo lo que hemos conseguido.
-¿Fracaso?-habló Luka interrumpiendo el momento de aliento, dudando de ello.
Una mueca de disgusto se dibujo en la cara de la morena, y la japonesa se volvió hacia él mientras alzaba una de sus cejas.
-¿Desde cuándo Luka Couffeine se comporta un perdedor?-le reprochó ella.
-¿Desde que conocí a dos adultos que se comportan peor que dos adolescentes de secundaria?-respondió con sarcasmo.
La mueca seria de Kagami se volvió fría al escuchar sus palabras y ver que tanto estrés lo estaba afectando, esta situación con esos dos de verdad los estaba afectando.
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ʟɪᴛᴛʟᴇ_ᴇᴍᴍᴀ_|| ADRINETTE_AU_||
عاطفيةUn padre es aquel que comparte la sangre con su hijo, eso es lo que dicen. Pero él demostrará que no hace falta que esa niña comparta su sangre para demostrar que puede ser uno para ella; a pesar que la madre no permita su cercanía debido a tantas d...