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—¿Sales a las doce? —le preguntó Hoseok cuando estacionó el auto frente al restaurante de Seokjin.

—Sí, hyung.

—De acuerdo, vendré a buscarte a esa hora y te llevaré a almorzar.

Jungkook sonrió bonito y el alfa sintió que podía derretirse ante la vista. Estaba tan lindo, vistiendo su gran buzo de lana lila y unos jeans negros ajustados. Tenía aretes colgantes y un leve maquillaje natural.
Hoseok había notado que el omega no salía a ningún lado sin su bálsamo brilloso, que le coloreaba los labios de un rojizo apenas más intenso que su color natural; tenía una rutina de aseo personal que le puso el mundo de cabeza, porque el azabache se cuidaba a toda costa la piel, el rostro, el cabello y el cuerpo. Era encantador sin duda.

—¿No quieres bajarte a tomar un café? —ofreció el menor colocándose un mechoncito de cabello tras la oreja.

—Me encantaría, pero debo llegar temprano para una junta. Quizás compre algo en la cafetería de la empresa.

—¿Estás rechazando mi café? —bromeó el menor llevándose una mano al pecho en un gesto dramático—. Imposible, Jung Hoseok nunca haría eso.

El alfa rio nervioso y bajó la cabeza con las mejillas coloradas, a lo que el menor soltó una risita.

—Espéreme un segundo, hyung, le haré un café con leche con crema rápido para llevar.

Cuando sus amigos le vieron ingresar al local, chillaron encantados ante la vista

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Cuando sus amigos le vieron ingresar al local, chillaron encantados ante la vista. Jungkook se veía más fresco, más cómodo y más feliz, su ropa nueva fue motivo de gritos y escándalo en los pequeños vestidores y ni hablar de cuando les contó todo lo que Hoseok había hecho por él, siendo el detalle del desayuno en la cama esa mañana, el detonante de chillidos hasta del jefe del restaurante.

Faltaba poco para que su turno acabara, Seokjin le dijo pronto que era libre de prepararse para esperar a su alfa. Y con una sonrisa, Jungkook se puso su ropa particular de nuevo, se peinó apenas el cabello, se puso otra vez su bálsamo nuevo en los labios y por último se roció un poco de perfume para quitar el olor a grasa de la cocina.
Hoseok estuvo puntual esperándolo fuera de su auto, siendo testigo con una sonrisa enorme de los saludos entusiasmados de algunos de los empleados hacia el azabache, que salió de la puerta de cristal con las mejillas rojitas.

—Hola, Jungkookie.

—Hola, Hoseok hyung —lo saludó mirándole con ojitos radiantes y una sonrisa que delataba sus dientes de conejito.

El alfa le tendió la mano y el omega la tomó con cuidado sin dejar de mostrar sus dientes. Hoseok le besó el dorso y Jungkook sintió un revoloteo de mariposas en su estómago, a la vez que su lobo aullaba alegre.

—¿Listo para ir a almorzar? —Jungkook asintió mordiéndose el labio.

El alfa lo acompañó a su puerta y con una sonrisa la abrió con elegancia, indicándose con un gesto de mano un adelante, que el omega aceptó enseguida.

Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora