Jungkook corrió hacia el despacho de Hoseok para despedirse.
—¿Hyung? Ya me voy —avisó cuando abrió la puerta y adentró su cabeza.
Hoseok alzó la vista de sus carpetas para sonreírle. Estaba hermoso.
—Bien, ¿tienes dinero? —preguntó cuando Jungkook se acercó hasta él para robarle un beso y de paso sentarse a horcajadas suyas.
—Sí, bastante.
—De acuerdo. Recuerda que tienes tu tarjeta si quieres comprar muchas cosas.
—Hyung —chilló apenas.
—¿Tus amigos ya están allí?.
—Eso creo, me dijeron que están esperando por mí.
—Uh, entonces anda, nene. No pierdas tiempo.
—Prometo regresar temprano.
—Descuida, yo estaré aquí en casa, esperándote.
Con una sonrisa, Hoseok despidió al omega con tres besos en los labios. Lo acompañó hasta la puerta y se quedó allí observando hasta que el menor se fue en su propio auto.
Verlo así, tan contento, tan radiante y a la vez, de alguna forma tan independiente, lo hacía sentir orgulloso. Su alfa inflaba el pecho cada vez que el omega se soltaba un poco más dentro de casa y afuera. Jungkook no había dejado de trabajar como mesero en ningún momento; no se conformaba con saber que Hoseok tenía muchísimo dinero y podía comprarle lo que se le antojara y en cantidades masivas. No, él seguía ahorrando su dinero y lo usaba para cubrir la mitad de los gastos de servicios del hogar del alfa y con lo que le quedaba lo que más quería. Hoseok fue respetuoso en ese sentido y no mostró ningún intento de oposición contra ello. Es más, había sido el mismo Jungkook, el que logró convencerlo de cubrir la mitad de sus gastos.
Desde afuera, Hoseok pensaba que la terapia del menor en serio estaba ayudándolo a desprenderse más de las opiniones exteriores y los estigmas que de él, como omega, se esperaban en el futuro no muy lejano. El alfa lo veía más seguro, más firme y con más carácter. Eso le gustaba, porque sabía que su lobo estaba recuperándose de años de maltrato psicológico y físico.Cuando cerró la puerta principal, corrió a su despacho para tomar su teléfono y marcar el número de su abogado.
—¿Hoseok?.
—¿Jackson?.
Jungkook bajó de su auto con su bolsito colgando del hombro. Entró al centro comercial y caminó un poco hasta llegar al café donde se encontraban sus amigos.
—Kookie-ssi, por fin llegas. Te pedimos un batido de fresa.
—Cielos, gracias, Noona.
—Ven siéntate —invitó Bo Gum al azabache.
El menor acató la orden y pronto se hundieron en una larga plática de sus vidas. Jungkook les contó sobre la universidad, los salones de ensayo, los anfiteatros, de ese alfa parlanchín de nombre Yugyeom que era su nuevo amigo y el omega tailandés. También mencionó sobre su terapia y Hoseok.
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Alfismo- |Hopekook|
FanfictionTanto en familias adineradas como en las de bajos recursos, las tradiciones se podían seguir apreciando a simple vista. El alfismo como sistema de organización del mundo que, según muchos, era por excelencia el más efectivo, había marcado el destino...