Tanto en familias adineradas como en las de bajos recursos, las tradiciones se podían seguir apreciando a simple vista. El alfismo como sistema de organización del mundo que, según muchos, era por excelencia el más efectivo, había marcado el destino...
Jungkook y Yugyeom miraban extrañados hacia el auto oscuro estacionado en la vereda de enfrente de la universidad. Hacía más de media hora que estaba allí y no se movía para nada, así como tampoco salía o entraba gente del vehículo. El omega azabache, que apenas salió de clases caminó a paso tranquilo hacia la parada de su autobús, tuvo que regresar al edificio faltando tres cuadras para su destino, porque tenía el presentimiento de que alguien lo perseguía. Y en efecto, era el mismo auto que ahora estaba estacionado frente a la universidad. Jungkook regresó casi corriendo y apenas llegó al patio principal se cruzó con sus amigos nuevos: Yugyeom, Bambam y Minghao. El primero le preguntó enseguida qué era lo que había ocurrido, porque estaba tan pálido, como si hubiese visto un fantasma. El segundo le preguntó si estaba bien, si no le robaron algo o si le hicieron daño. Y el tercero, salió primero hacia la puerta para corroborar que, en efecto, el auto estaba allí estacionado. Los alfas y el omega tailandés le hicieron compañía, hasta que tuvieron que irse a sus hogares o al trabajo, quedando sólo Yugyeom a su lado.
Jungkook había pensado en llamar a Hoseok, pero una parte de él no quería molestarlo mientras trabajaba, y la otra insistía en actuar, porque no era la primera vez que veía ese auto rondando cerca de la institución. Cuando la ansiedad no pudo más y el alfa le dijo que tendría que irse pronto para llegar a la casa de sus abuelos, Jungkook no dudó en alzar el teléfono y marcar al alfa castaño. Del otro lado de la ciudad, Hoseok acababa de terminar de enviar un correo, cuando su teléfono vibró a su lado.
—Nene, hola, ¿cómo estás? ¿Te estás divirtiendo?.
—Hoseok hyung, hay un auto negro que me siguió hasta la parada del bus y ahora está estacionado frente a la universidad —informó ignorando por completo las preguntas del alfa.
—Mierda. ¿Tus amigos están contigo?.
—Sólo queda Yugyeom, que dentro de unos minutos debe partir.
—De acuerdo. Si estás en la universidad, quédate adentro. Yo llamaré a Noona para que te recoja.
—¿No puedes venir tú?.
—No, nene, perdón. En cinco minutos tengo una reunión.
—Uh, está bien, esperaré a Jiwoo Noona, entonces.
—Por favor, Jungkookie, no salgas y menos si tus amigos ya no están.
—Bien yo… esperaré aquí.
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Jiwoo acompañaba a su madre hacia su auto cuando el teléfono sonó en su bolso.
—¿Seokie?.
—Noona, necesito que me haga un favor.
—Dime.
—¿Puede recoger a Jungkookie de la facultad? Me llamó hace un rato y me dijo que un auto lo estuvo acosando en la calle.
