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Lo miraba desde hace mucho y se sentía incómodo, intimidado. Se preguntaba si por casualidad sus ropas eran exhibicionistas, pero miraba sutilmente su outfit para ese día y él se sentía cómodo y feliz. Y si lo pensaba dos veces se preguntaba, ¿qué tenía que ver su ropa? Él era libre de usar lo que se antojara si quería.
Ese alfa, que era uno de sus profesores ese año, le miraba sin mucho (por no decir ningún) disimulo, recargado en la barra de la cafetería junto a otras profesoras.

—Kkook hyung, ¿todo bien? —le preguntó Yugyeom devolviéndole a la realidad.

—Gyeomi, ¿no has notado algo raro en el profesor Choi?.

—No, ¿qué es?.

—Yo… siento que me observa mucho —admitió un poco inseguro.

—¿Quién mira mucho? —preguntó Minghao, que venía acompañado de su novio, los otros dos alfas y Mingyu, que tomó asiento al lado del azabache.

—El profesor Choi —repitió Jungkook bastante nervioso. No sabía porqué, pero le ponía incómodo hablar del tema con sus amigos—. A veces siento que… me mira mucho.

—Tal vez es porque eres de los mejores estudiantes —le restó importancia Jaehyun, antes de darle un mordisco a su sándwich.

Jungkook frunció el labio y bajó la cabeza hacia su almuerzo. Se sentía estúpido por ser tan paranoico. De seguro estaba exagerando las cosas.
Sin embargo, el otro omega del grupo se sentía impotente. Enojado porque los demás no prestaban la atención requerida a lo que el azabache planteaba. Él más que nadie, sabía lo que era eso.

En el bus, con su mochila ya en su regazo y él sentado en uno de los asientos libres, sacó el celular para contestar los mensajes que Hoseok le había enviado ese día

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En el bus, con su mochila ya en su regazo y él sentado en uno de los asientos libres, sacó el celular para contestar los mensajes que Hoseok le había enviado ese día.
Quería saber dónde estaba, por qué se había ido y cuándo regresaría.

Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, un alfa castaño gruñía a la vez que se frotaba con más fuerza contra el colchón, en un vago intento por apaciguar el calor que embriagaba su cuerpo. El celo estaba más difícil de controlar que nunca y su lobo se sentía abandonado, rechazado, cuando era consciente de que ahora tenía una pareja con quién aparearse. Pero Hoseok no quería, por nada en el mundo, intimidar a Jungkook o ponerle incómodo en una situación como ésta. Nunca había pasado un celo con alguien y le aterraba pensar qué cosas podría hacer estando totalmente fuera de su consciencia.
Finalmente, el semen salió disparado hacia las sábanas y el cuerpo cayó rendido sobre ellas. Se sentía un desastre. Todo sudado, manchado de semen y con olor a celo. Su lobo estaba poco satisfecho y lloraba mientras intentaba llamar a su omega en aullidos melancólicos.

Cuando al fin pudo recuperarse de nuevo, contestó los mensajes del omega a medias, porque su vista nublada apenas le ayudaba a distinguir algunas letras y palabras. Jungkook frunció el ceño al ver tantos errores de ortografía en los mensajes del alfa, pero le restó importancia pensando en que tal vez estaba apurado y escribió rápido. A continuación bloqueó el celular y apoyó la cabeza en la ventana. Se sentía cansado y sólo deseaba llegar a casa, comer alguna fruta dulce y dormir hasta que sus ojos se abrieran por sí solos de nuevo.

Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora