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Risitas tímidas resonaban en aquella blanca habitación. Sus ojos parecían no querer despegarse y sus manos buscaban un poco tímidas contacto entre ellas. Tapados con la manta hasta la cabeza, como dos cachorros escondidos, Hoseok y Jungkook hablaban en voz baja y reían nerviosos a cada rato, como si alguien aparte de ellos viviera entre aquellas paredes. Era la primera vez en todas las noches que durmieron en la misma cama que se miraban a los ojos enfrentándose finalmente. Jungkook admiraba mejor el pulido rostro del alfa, y éste, a su vez, la hermosura natural que era el omega, con su simple existir. Se habían tomado de las manos un par de veces, riendo nerviosos cuando la chispa que les golpeaba a ambos con el mínimo roce les hacía cosquillas.

—Debemos levantarnos…

—Hyung, todavía es muy temprano —lloriqueo el omega, sacudiendo sus manos con los dedos entrelazados.

El alfa sintió derretirse ante el adorable puchero que se formaba en los labios del menor, que le llamaba para tocarlo.

—De acuerdo, tienes razón, hoy es sábado. ¿Qué quieres hacer?.

—Quiero estar en la cama, al menos hasta que sea la hora de ir al trabajo.

—Muy bien, tomaré la propuesta. ¿Quieres seguir durmiendo? —le preguntó mientras corría unos mechoncitos de cabello del omega para colocárselo tras la oreja. 

—Sí pero… ¿m-me… puedes… abra-zar? —se animó a preguntar con las mejillas coloradas.

—Tú… quieres… yo uh…

—Hyung, no me diga que nunca ha dormido abrazado a alguien.

Sonrojado, el alfa negó mordiéndose el labio y bajando apenas la mirada.

—Es fácil. Es como dormir abrazado a una almohada. Sólo debe llevar sus brazos —explicó con voz dulce, tomando las muñecas del alfa para llevarlas hacia su pequeña cintura— aquí.

Aún un poco nervioso por el acto previo, Jungkook se giró en su lugar sin desenlazar las manos del castaño, que sujetaban su cintura, dándole la espalda. No quería que le viera el rostro sonrojado y a la vez quería pensar en que cuando despertara, Hoseok no estaría frotándose contra él como su padre lo hacía. No, Hoseok no era como su padre; nunca lo sería.
El alfa, que chillaba de alegría en sus adentros, se acercó despacio hacia el menudo cuerpo del omega, hasta que su pecho chocó con la espalda ajena y su nariz estuvo al frente del cabello del menor. Inhalando profundo el aroma de sus hebras, quitó la sábana de su cabeza con una mano y la regresó con prisa hacia su posición anterior. Juntitos así, el frío se sentía menos y la cama parecía más grande comparada con el tamaño de sus cuerpos.

Cuando Jungkook abrió los ojos nuevamente ya eran casi las dos de la tarde

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Cuando Jungkook abrió los ojos nuevamente ya eran casi las dos de la tarde. Se encontró a sí mismo abrazado al pecho del alfa, que le acariciaba el cabello con la yema de los dedos y dejaba uno que otro besito silencioso entre sus hebras.

Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora