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KKookies🍪
Mingyu, ¿crees que Hoseok no se molestará conmigo si lo hago?

El omega del otro lado de la línea suspiró risueño. ¿Cómo podría alguien enojarse con Jungkook? El omega más puro, adorable y precioso que sus ojos alguna vez vieron.
Debía pensar bien su respuesta, no quería mostrar sus sentimientos y mucho menos perder una amistad como la de Jungkook.

Mings✊🏼
No lo creo
Tal vez incluso le termina gustando

KKookies🍪
¿Tú crees?

Mings✊🏼
Sí, bueno… los roces pueden llevar a una erección, eso está claro
Por eso creo que tal vez le guste

KKookies🍪
Mmmm

Mings✊🏼
Pero, lo importante aquí es: ¿tú quieres hacerlo? ¿Estás seguro de ello?

Jungkook se mordió el labio pensando. Una parte suya se moría de ganas de saber qué pasaría si tomaba la iniciativa y la otra no estaba del todo segura.

KKookies🍪
Sí yo… quiero hacerlo

Mings✊🏼
Está bien
Ve por tu alfa, tigre

Cuando el sol tocó apenas el rostro pulcro del castaño por la ventana, éste abrió los ojos y perezoso se giró en la cama listo para abrazar a su omega

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Cuando el sol tocó apenas el rostro pulcro del castaño por la ventana, éste abrió los ojos y perezoso se giró en la cama listo para abrazar a su omega. Grande fue su sorpresa cuando no encontró la cabellera azabache del menor a su lado. Se sentó en la cama apenas y aún adormilado, tomó su teléfono de la mesita de noche. Eran las nueve y media.
Jungkook entró en escena segundos después. Llevaba una camisa blanca del alfa de manga larga y las piernas blancas desnudas.

—Buen día, corazón —saludó con una sonrisa tímida y las mejillas rosas.

—Buen día, mi vida. ¿Despertaste muy temprano? —preguntó con una sonrisa ladina cuando el azabache se subió a su regazo y lo abrazó con delicadeza.

—Más o menos. Tenía hambre de chocolate y galletas —confesó con la cabeza recostada en el pecho del alfa.

—¿Un antojo tal vez?.

—Sí —admitió.

—Aigoo, ¿por qué no me hablaste temprano para que preparara tu desayuno?.

—Es que planeaba subir y bajar rápido. No pensé que ibas a despertar.

El omega se alejó apenas para observar a su alfa a los ojos. Le acarició los pectorales y dejó que le besara el rostro con cariño, mientras sus manos grandes y huesudas se posaban sobre su cintura. Un beso no bastó para decir buenos días. Sus lobos querían más, deseaban un poco más así como ellos.
Las feromonas del alfa estaban deleitando al omega y viceversa, mientras sus labios y lenguas se tocaban con anhelo y parsimonia.

Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora