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El invierno crudo, que tan lento solía pasar para Jungkook, estaba en sus últimos días, para cuando se cumplió el mes y un poquito más de su vivienda con Hoseok. Para ese momento: su apodo pasó de ser Jungkookie a nene, cachorro y el de Hoseok, a ser Seokie; dormir abrazados algo necesario y los besos en las mejillas, en el cabello, la coronilla, la frente y en los dorsos de la mano, muestras de afecto de todos los días, cada dos por tres por parte de ambos, porque el alfa disfrutaba de las sonrisitas que le regalaba el omega con cada roce y éste a su vez, se reía de las mejillas coloradas del alfa cuando le robaba besos en la mejilla en medio de la lectura, en medio de la preparación de un alimento, antes de despedirse cuando debían ir al trabajo y bueno… cada vez que el omega quería sentir la tersa y morena piel bajo sus labios.

Apenas habían pasado unos minutos desde que ambos habían salido de la cama. Jungkook se había duchado en lo que Hoseok preparaba un desayuno rápido y ahora, ya con los dientes limpios y el cabello seco, se encontraba maquillándose un poco mientras el alfa cepillaba sus dientes a su lado. La tarea sencilla del omega, estaba siendo más que complicada cuando el par de orbes cafés de Hoseok parecían no querer alejarse de su rostro. Para el castaño, el omega se veía tierno mientras se cubría algunas manchitas del rostro, se pintaba un poco las cejas y se ponía bálsamo.

—¡Hyung! ¿Por qué me miras tanto? —le preguntó al fin cuando sus mejillas iban a explotar de lo calientes que estaban.

Hoseok se enjuagó la boca con una sonrisa antes de hablar.

—Lo siento, es que eres muy lindo, nene.

—Pero no lo hagas, me haces poner nervioso —susurró lo último mientras apretaba el rizador de pestañas entre sus dedos.

—De acuerdo, no lo haré más.

Un poco más seguro, Jungkook se miró al espejo de nuevo y con cuidado se rizó las pestañas. Hoseok le miró por el rabillo del ojo y el omega se distrajo soltando un quejido cuando por accidente se apretó un poco el párpado.

—Aigoo, ¿te lastimaste?.

Jungkook alejó el rizador y cerró los ojos un segundo, notando luego que tenía unas cuántas pestañas pegadas en la goma superior del metal.

—Estoy bien, sólo me apreté un poco. ¡Y me saqué algunas pestañas! —casi gritó con susto.

—Uh, tranquilo, volverán a crecer. Déjame hacerlo por ti.

—Sabes… ¿sabes rizar pestañas?.

—Algo así.

El alfa tomó el objeto entre sus largos dedos y se acercó despacio hacia el menor. La distancia era tan poca, que Jungkook sentía en el estómago un revuelo de mariposas y a su lobo temblar cuando el alfa los miraba con esos ojos tan dulces, pero a la vez tan profundos. El aliento mentolado le estaba erizando los vellitos y esos labios gruesos adornados por un lunar tímido le llamaban para tocarlos.

—Tranquilo, prometo ser cuidadoso. Noona dice que debes apretar tres veces —explicó en un intento por distraer al omega, que se dejaba hacer aún un poco asustado mientras él presionaba tres veces las pestañas—. Listo.

El omega se observó en el espejo, reparando en sus ahora elevadas y coquetas pestañas que delataban un poco más su mirada y sus ojitos de bambi.

—Woah, gracias, Seokie hyung.

—Ven, te ayudo con el otro.

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Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora