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—¿Cómo pasó?.

No lo sé, Hoba. Jinnie me dijo esta mañana. Lo ví y te llamé tan pronto como pude.

Hoseok sentía ganas de llorar mientras observaba el periódico de esa mañana sobre su escritorio. Quería aventarlo contra la ventana.
En la habitación, Jungkook se sentó en la cama y se restregó los ojos, mientras su lobo se estiraba con pereza en su lugar. En la mesita de luz estaba una bandeja con el desayuno servido en espera de ser tocado. Hoseok no estaba en la habitación y eso le pareció extraño. El castaño no se iba de casa sin él, a no ser que saliera a encontrarse con Joo hyun.
Su lobo gruñó ante el pensamiento de que el alfa podría estar con ella y Jungkook sacudió su cabeza un par de veces, en un intento por alejar todo aquello. Se quitó las sábanas y salió de la cama sin ponerse sus pantuflas, porque la casa estaba calentita y sus piernas, si bien estaban desnudas, no sentían frío.

Salió al pasillo y buscó al castaño en las habitaciones, sin encontrar rastro. Al final, en la puerta que daba en su despacho, se podía oler su aroma agrio y cómo hablaba por teléfono mientras caminaba por la habitación.

Está en todos lados, Hoba.

—Lo sé, debo encontrar la manera de borrar esa publicación o de denunciarla. Temo que indaguen información de Jungkookie y que su padre regrese.

No creo que eso pase. Está con arresto domiciliario.

—Sí, cuando debería estar encerrado diez metros bajo tierra por lo que hizo. Alfas violentos y violadores como él merecen estar tras las rejas de por vida —gruñó.

Entiendo tu enfado, Hoseok, pero hasta que no se insista a la policía con la denuncia seguirá así.

—Entiendo. Yo me encargaré de ese asunto entonces.

¿Y lo del periódico?.

—Si puedes llama a Jihyo y dile que escriba un anuncio de la empresa que haga creer a todo el mundo que es falso. Al menos eso me dará tiempo de evitar que mi padre se entere.

Bien, lo haré enseguida. Nos vemos en un rato.

Hoseok colgó el teléfono con la piel de gallina. Quería arrancarse los cabellos de la rabia que tenía y de paso poner en su lugar a la persona que los delató en el periódico más vendido del país.
Jungkook sentía a su lobo inquieto, que lloraba por ir donde el alfa y consolarlo de lo que fuera que le hayan hecho. Con pasos dudosos y silenciosos, el omega entró en la habitación, llamando la atención del alfa que gruñía bajo mientras miraba hacia su escritorio. Hoseok alzó la vista y quiso desmayarse cuando vio al azabache con las piernas desnudas, apenas cubiertas por la remera enorme suya, que cubría el torso del omega.

—¿Hobi hyung? ¿Qué sucede? —preguntó con voz dulce.

—Nene, te vas a enfriar si caminas sin calzado.

Jungkook llegó hacia su lado y le dio un pequeño abrazo antes de besarlo en el hombro.

—Entre las mantas estaba calentito —murmuró recostando el rostro en el hombro del mayor.

Hoseok sonrió apenas y le dejó un beso en la coronilla.
Entonces los ojitos chocolate del omega viajaron hacia el escritorio del alfa, donde descansaba el periódico de ese día, con una foto de ellos en primera plana, sujetándose las manos frente al café de su hyung.

¿Jung Hoseok con el omega de café impregnado?

Era una foto de aquella vez en la que fueron a la universidad estatal.

—Nene…

—¿Por eso quieres anunciar que es falso? ¿Te… te avergüenzas de mí?.

—No, Jungkookie, nada de eso. Yo… —intentó explicar nervioso, sin saber exactamente qué decir.

Alfismo- |Hopekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora