Epilogo

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Ocho años después

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Ocho años después...

La felicidad es un privilegio al cual contados afortunados son merecedores de obtenerla y cultivarla día a día y Duncan Campbell, Duque de MaCewen lo comprendió al ser hechizado por los ojos más lleno de magia y luz que el destino y los ángeles pusieron en su camino, aquella bella mujer se volvió su paz, su calma, el alma; acelero un poco el paso hasta llegar a la biblioteca y escuchar desde su interior pequeñas risas, abrió suavemente la puerta y pudo ver a sus hijos alrededor de su esposa que les leía algo que les sacaba pequeñas carcajadas – creo que ya es tarde y cierto pequeño guerrero escoses y unas ladys deberían ir a descansar, ya que mañana llega vuestra tía Margareth con sus primos.

- ¡PADRE! – los niños vieron a su padre y corrieron hacia el abrazando sus piernas – Madre nos está leyendo una historia de una hechicera y un ogro gruñón

- ¿Así? – levanto la mirada y miro a su esposa la cual le sonreía desde el sillón donde les leía la historia a sus hijos - ¿y les gusto?

- Si – dijo su hija Moira - en especial cuando ella lo golpeo con su libro de hechizos – la niña rio quedito

- ¿Quizás al ogro le dolió aquel golpe?

- En absoluto padre – Duncan miro a su hijo tan serio y quiso sonreír, y pacientemente espero su explicación- el ogro es fuerte, grande y tiene mal carácter, no creo que aquel golpe lo lastimara.

- Esposo – Bonnie se puso de pie y camino cerca de Duncan sonriéndole - quizás al pobre ogro le dolió un poquito su orgullo al ver que una pequeña hechicera lo golpeo tan solo con un libro porque era muy mal educado y terco

Duncan sonrió de medio lado y sus ojos brillaron de amor, pasión y admiración por su bella esposa que día a día lo hechiza con su amor – quizás aquel libro lo embrujo – susurro y miro a sus hijos – y provoco que se enamorara de la pequeña hechicera y anhelara besarla para volverse su protector

- Padre – Gavyn puso los ojos blancos e hizo gesto de asco y fastidio – besos ... agrr – las niñas solo hablan de eso... los hombres no, los hombre escoses solo pensamos en ser mejores que los ingleses en todo – su expresión era de superioridad

Bonnie contuvo una carcajada, aquel niño tenía un carácter muy similar a Duncan, aunque sabía que alguna dama lo conquistaría y cambiaria de opinión, solo rogaba que fuese la indicada – ya es hora de dormir mis pequeños – acaricio la cabeza de sus hijos y les dio un pequeño beso en sus coronillas

Duncan paso su brazo por la espalda de Bonnie y le acaricio su espalda – si recuerden como menciono vuestro padre, que mañana llega vuestra tía Margareth con sus primos – ambos vieron como sus hijos gritaban de felicidad

- Entonces creo que deberían ir a descansar y así recibirlos en la mañana – Bonnie abrió la puerta de la biblioteca y vio como sus hijos corrían por el pasillo rumbo a las escaleras para ir a sus recamaras - ¿crees que al ogro tampoco le gusten los besos de la hechicera?

Cautivando al ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora