Prólogo

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Siempre estaba con su nariz metida entre libros, después de todo ese era su trabajo dentro de aquel enorme castillo escoses, usaba unos horribles lentes que ocultaban su inocente mirada y difuminaban la luz que habitaba en ellos, siempre siendo un...

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Siempre estaba con su nariz metida entre libros, después de todo ese era su trabajo dentro de aquel enorme castillo escoses, usaba unos horribles lentes que ocultaban su inocente mirada y difuminaban la luz que habitaba en ellos, siempre siendo un ser invisible para los demás, sabia perfectamente que se había vuelto una solterona en toda regla ya hace muchos años y aunque siempre tuvo la esperanza de encontrar a un caballero que vises mas allá de su gris fachada eso no paso y ahora con veinticinco años ya era una solterona que ningún hombre se voltearía ver y pensó que siempre debería vivir al servicio de la vieja duquesa, pero gracias a los dioses celtas y a la vieja duquesa contaba con un buen trabajo en el castillo de Duncan el cual era el nieto de esa dulce mujer que la crio desde que su madre falleció hace ya varios años, y aquel guapo, dinámico y fuerte hombre se volvió el dueño de su corazón desde que lo vio por primera vez, con aquella mirada de superioridad, de poder e inteligencia, él pudo ver más allá de su fallada él vio su inteligencia y le brindó la oportunidad de trabajar a pesar de ser mujer, él confió en ella y le entrego su amada biblioteca para hacer de ella la mejor de toda Escocia y ella le daría ese gusto, ese placer.

Para ella Duncan era un ángel que la ayudo, era la luz en su mundo gris y solitario, pero unas pocas palabras escuchadas a escondidas le rompieron aquella imagen y le mostraron al malvado y lúgubre escoses que habitaba en su interior, ese hombre no tenía alma tan solo era una fallada hermosa, pero vacía él no valía nada que tan solo la veía como un mueble más en su biblioteca o quizás ni eso, porque para él ella jamás existiría como mujer y esa verdad le rompió el alma al recordarlas aun dolía - cerro los ojos y esa escena volvió a su mente

Ella venia por el pasillo que la llevaba a la biblioteca cuando escucho que Lady Margareth decía su nombre jamás fue una mujer curiosa pero esa vez no supo que poder sobre natural la hizo detenerse a escuchar a escondidas

- Duncan iré al pueblo en compañía de Bonnie y usare uno de tus carruajes

- ¿Quién?

- Sabes perfectamente a quien me refiero

- No - la miro con calma - es alguna hija de algún vecino, no recuerdo a la lady que mencionas

Se puso la mano en su pecho - ¡dios santo!, te hablo de la señorita MacLeod la encargada de la titánica tarea de hacer un lugar decente tus bibliotecas - rodo los ojos

- ¿Se llama Bonnie? - rio con fuerza

- Si - lo miro molesta - ¿Por qué?

- Querida hermana ese nombre no le queda a esa mujer - volvió a reír

- ¿A qué te refieres? - achico los ojos y lo miro con advertencia en la mirada

- Bonnie significa hermosa o bonita - rio fuerte - y ella no lo es, es más es como un gris fantasma que habita dentro de mi biblioteca, esa mujer podría asustar a las pobres bellas damas de toda escocia si la viesen, ella no merece el nombre que tiene, ella jamás será hermosa - la miro con diversión en su mirada - no le queda el nombre para nada es tan opaca, tan insignificante, ella no es una mujer, es tan solo una excelente sirvienta nada mas - la miro sin una pizca de remordimiento por las palabras que acaba de decir - dios tengo más noción de la existencia de los muebles de mi biblioteca que de ella dentro de ese lugar

Cautivando al ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora