Capítulo Treinta y Uno

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Los nervios la comían viva estaba en aquella habitación iluminada por varias velas puestas en hermosos candelabros, se sentía tímida, nerviosa, ansiosa, estaba ahí parada en medio de la habitación con un bello salto de cama blanco como la nieve qu...

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Los nervios la comían viva estaba en aquella habitación iluminada por varias velas puestas en hermosos candelabros, se sentía tímida, nerviosa, ansiosa, estaba ahí parada en medio de la habitación con un bello salto de cama blanco como la nieve que cai fuera, sentía sus manos sudar y su corazón palpitar fuerte en su corazón recordaba aquella vez que Duncan la beso en aquella misma habitación que la hizo sentir muchas emociones nuevas prohibidas para una doncella, para una señorita educada y recatada que se respetase de serlo en toda regla , pero siendo honesta consigo misma aquella vez todo aquello que aprendió para ser una correcta dama quedo olvidado al sentir los besos y caricias de Duncan sobre su cuerpo, se llevo las manos a su rostro y pudo sentir que sus mejillas estaban sonrojadas

- Ruego que el sonrojo en tus mejillas sea por mi causa

- En absoluto – desvió la mirada – como se dará cuenta la habitación esta muy caldeada por la chimenea que esta encendida – jamás en su vida le iba a confesar que si que su sonrojo era por él

Duncan sonrió y se acercó a Bonnie – lastimas mi corazón al saber que no estoy en tus pensamientos mi hechicera – tomo su barbilla e hizo que lo mirase – porque tú siempre estás en los míos

Bonnie se apartó de él, podía sentir como su corazón se volvía a acelerar como un maldito loco al escucharle decir eso y temía que él pudiese escuchar sus latidos y terminase burlándose de ella – no mienta por favor, ambos sabemos que jamás estuve en ellos ni por un segundo, para usted siempre fui algo invisible

Duncan respiro profundo – nunca me cansare de pedirte perdón por no conocerte como merecías ser conocida mi hechicera, pero mi dulce hechicera, como hubiese podido verte, observarte, sino no tenia la capacidad de ver a nadie y nada, estaba ciego mi amor, ciego a cualquier emoción, a cualquier sentimiento, yo vivía en un limbo, en las tinieblas de la desolación – acaricio su mejilla –

- Usted siempre fue amable con su hermana

- Y un tirano con mi padre, no quería comprender sus sentimientos de dolor al perder a mi madre, verlo en ese estado, me llevo a negar cualquier emoción a no querer ver a nada y nadie porque el miedo de terminar como él me martirizaba, amar como él amo a mi madre lo hizo poderoso era capaz de afrontar al mismo demonio porque sabia que ella estaba a su lado y que podría con todo, pero al perderla se volvió un ser incompleto, su alma se fue con mi madre – no aparto su mirada de Bonnie – yo no quería eso para mí, no quería ser débil Bonnie, no quería amor en mi vida, porque creí que ese sentimiento te volvía débil y blando y te llevaba a la locura

- En pocas palabras quiere decir que conmigo no sufrirá esos terribles sentimientos, que estará a salvo de todo – dio un paso atrás- después de todo este matrimonio fue por obligación, no por amor – ¿por qué saber eso le dolía tanto?, ¿por qué no poder generar esos sentimientos en Duncan la lastimaban tanto?, se dio la vuelta para que él no pudiese ver las lagrimas en sus ojos, no quería ver en los ojos de él la burla o el fastidio

Cautivando al ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora