Capítulo Diecisiete

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Tan solo faltaban cuatro días para víspera de navidad y la casa de la duquesa viuda era una locura, los empleados corrían de un lado a otro terminando de preparar la gran cena navideña que se daría, Agatha deseaba realizar un gran baile, pero su h...

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Tan solo faltaban cuatro días para víspera de navidad y la casa de la duquesa viuda era una locura, los empleados corrían de un lado a otro terminando de preparar la gran cena navideña que se daría, Agatha deseaba realizar un gran baile, pero su hijo le solicito algo más íntimo, ya que deseaba pasar aquellas fiestas con sus seres queridos, fueron demasiadas navidades en donde el dolor y los recuerdos de su difunta esposa lo acompañaron, y por esta vez deseaba estar con aquellos que amaba y lo amaban, así que Agatha cedió y cumplió el deseo de su hijo, pero invitaría a Anthony y a su nieto, después de todo ella también quería pasar tiempo con personas que ella quería, soltó una risita, - y debo despejar mis dudas – nadie en su sano juicio la consideraría estúpida y podía oler las intenciones del nieto de Anthony con Bonnie, y en absoluto le disgustaba aquella idea es más le parecía encantadora si ellos llegaban a buen puerto, pero había algo una pequeña espina que tenia clavada y no tenia nada que ver con Bonnie o Dominick, sino mas bien su nieto, sospechaba – en realidad es una certeza – dijo en voz alta que su nieto se opondría y comenzaría a tratar de manipular a Bonnie para que terminase su proyecto; ya había mostrado aquellas intenciones cuando tiempo atrás le dijo así como si nada que él se podía casar con su querida Bonnie – ese nieto mío es idiota, muy idiota para algunos asuntos – murmuro camino hasta la venta más próxima de su habitación y observo el nevado paisaje, el expreso eso como si se refiriese a hacer una simple transacción, como si comprase un objeto en un local, para Duncan los sentimientos no tenían cabida en su mente y mucho menos en su corazón, él era frio, calculador, egocéntrico, menospreciaba los sentimientos, claramente pensaba que la demostración de ellos, era ser débil; aunque sabia que antes no fue así, que tener que ser responsable a corta edad, asumir labores de un adulto cuando apenas era un jovencito lo volvió frio, pero se acostumbro a vivir asi sin emociones, no sabia como ayudarlo hacia pensado que un matrimonio con la encantadora Fortune lo ayudaría, ya que la conocía desde que ella era una niña, pero al ver su falta total de emoción al saber que ella se casaría con otro y al después cometer la tremenda estupidez de ir a Londres a pedirle que huyese con él, demostraba que solo pensaba en él en salir beneficiado él y los sentimiento de los demás no eran importantes, tuvo unas intensas ganas de partirle su baston en la cabeza, sino fuese porque aquel objeto se lo dio su querida nieta como obsequio de regalo lo hubiese hecho claramente – Duncan, eres un idiota –

- Encuentro que tienes la razón abuela – sonrió – aunque dudo que te dieces cuenta de ese hecho en este instante

- Eres silenciosa – se dio la vuelta y observo a su nieta, ella también necesita su ayuda, era hermosa, alegre, un ser lleno de amor y merecía un esposo, hijos, merecía dar y recibir amor – arrugo un poco su frente – al recordar como aquel estúpido hombre la engaño y se casó con aquella anciana mujer por su enorme fortuna –

- Quizas me parezco un poco a ti querida abuela – hizo una reverencia – pero dime- camino lentamente y deslizo la punta de sus dedos por un collar de perlas que tenia su abuela sobre su tocador - ¿Cómo te diste cuenta de que mi hermano es un idiota? ...y muchas adjetivos más que haz omitido – sonrio

Cautivando al ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora