Damián
-Por más que trate de acostumbrarme a todo esto, no logro hacerlo. Es casi como un nuevo comienzo.
-De nuevos comienzos está hecha la vida, pero comprendo lo que tratas de decirme. Yo tampoco he podido acostumbrarme, además ella no me trae mucha confianza.
-¿Rayén?
-Así es. Su forma de vestirse tan provocativa, su forma de ser y de actuar... es tan...
-Quizá sean celos de mujer no lo crees.
-Celos... quién habla de celos... aún recuerdo cómo te pusiste el otro día. Todos nos asombramos cuando pedías que se detuviera. Te dio toda una paliza a ti, el gran Damián.
-Fue realmente espantoso, sentía como si una mano me intentase ahorcar mientras otras se escabullía por mi pecho intentando arrancarme el corazón. Lo peor es que la miraba y ella quieta, sin moverse, pero sus ojos eran aterradores, como si le gustase verme sufrir, como si de verdad quisiese sacarme el corazón.
-Y ese tatuaje que tiene en la espalda. El otro día cuando fui al baño sin saber que se estaba duchando, pude observarlo detenidamente. Estoy segura de que el tatuaje brillaba y que se extendía por su espalda. Jamás había visto un diseño así. Sin contar de que en cuanto me vio, intentó tapárselo, como si estuviese escondiendo algo.
-Está escondiendo algo, lo sé desde el día que llegó al Fartos acompañada de Juan. No logro tragarme la historia de la persona sin memoria, a menos que sea alguien maligno una ninfa podría haber averiguado su pasado. Además, Juan nos comentó que en el mundo de los muertos necesitas tener un anillo para poder estar allí, pero nunca mencionó que Rayén lo tuviese, de hecho, cuando se lo pregunté, ella no pudo responderme.
-De hecho, Juan también perdió su anillo y ahora está acá con nosotros, para alivio nuestro... sí que nos llevamos un susto. Aún recuerdo sus caras cuando entró al Fartos como si nada hubiese ocurrido... y la seguridad con que después nos enfrentó para que aceptásemos a Rayén... nunca lo había visto tan seguro... por eso creo que la aceptamos.
-Técnicamente o lo hacíamos o lo hacíamos. No se puede negar la orden de una ninfa.
-Un nuevo comienzo, como nos dijo Shen. Posee una medalla entregada por Náyade, al igual que todos nosotros, sin contar con que se está llevando bien con el equipo. Con Psique se han vuelto muy buenas amigas, y con Abel... ni hablar...
-Un nuevo comienzo... y la misma vida nos dirá como se irá hilando nuestra historia.
Ángel y yo habíamos sido los últimos en terminar de comer, recogíamos la mesa y nos dirigíamos a la cocina para lavar las cosas mientras conversábamos. Ya ha pasado una semana desde que retornamos de donde Circe y del viaje al Reino de los muertos. Ha sido una semana para descansar y entrenarse en base a lo que aprendimos en nuestros viajes. El Fartos refleja el estado del equipo. Cuando regresamos del entrenamiento con Circe, era mucho más amplio y agradable. Ahora circula un pequeño arroyo junto a un frondoso árbol de frutas. El cuarto de Juan seguía allí, intacto, mientras que el de Abel, al haber renunciado al equipo, había desaparecido. Shen nos explicó que mientras Náyade no regresase, nada podíamos hacer. Un día después de nuestra llegada, un nuevo cuarto apareció sin que comprendiésemos nada. Cinco días después, apareció Juan con Rayén.
Náyade nos explicó el funcionamiento de las medallas. En ella se iba agregando puntaje tras el cumplimiento de misiones o bien, porque algún juez o miembro supremo te entregaba el puntaje por alguna acción realizada. Según el puntaje, el Fartos aumentaba de tamaño. Nos recalcó, cosa que no sabía, de la joya de Cronos, un premio que se otorga a quien se vuelve guardián, no nos quiso decir cuáles eran los otros premios. Nos dijo que, si queríamos que ella aceptase a Abel, debíamos aceptar a Rayén. Exigí una prueba. Desagradable. No me da confianza. Es un poder que nunca había visto. Ella, junta Náyade, explicaron que era un poder psíquico que le permitía manipular a los demás, crear sensaciones, emociones. Le pregunté a Juan si podía hacer lo mismo, me lo negó rotundamente. Sospechoso.
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El camino del guardián.
FantasíaEl reino en el cual tú habitas, humano, es conocido como Namonir, yo provengo de Olvacand. Asimismo, están Samyaza, la tierra de los demonios,; Ethiatum, un reino submarino muy avanzado tecnológicamente; Sylvarant, el mundo perdido; Kal'har, donde h...