Abel
Una pistola en cada mano, lentamente recorro el lugar, una gran oscuridad con uno que otro foco que tintineaba para luego fundirse en la negra noche. El escenario era una gran ciudad abandonada, muchos edificios de gran altura, vidrios rotos y absolutamente nadie en las calles. Los autos permanecían con las puertas abiertas, incluso una que otra radio continuaba encendida. Era como si, de un momento a otro, todos en ese lugar hubiesen tenido que abandonar la ciudad. Una de mis armas fue guardada, solo me quedé con una mientras apuntaba.
-Qué lugar más aburrido, no hay absolutamente nadie, ni una chica a quien molestar.
-Puedes callarte que sea un rato, Kodak.
-Al final este lugar es el que mejor sienta contigo. Gris y aburrido.
-Podrías ser de más ayuda y encontrar donde está el Tervegan.
-¿Y si no hay nadie en este lugar?
-Pues tendremos que encontrar la salida.
Kodak se detuvo unos instantes, dos luminosos y grandes ojos verdes se asomaron unos metros más allá, en la dirección opuesta a la que me dirigía.
-Creo que vas en la dirección incorrecta...
-Puedes callarte que sea un segundo...- pero antes que pudiera terminar la frase, tuve que saltar para esquivar el auto que misteriosamente comenzó a andar. Con un giro rápido me dirigí hacia donde Kodak se encontraba. Corrí rápidamente, pero el resto de los autos también comenzaron a moverse, impidiendo que me acercará donde mi bestia. Dos balas directas a los neumáticos hicieron que el auto perdiese el control y que Kodak lo esquivará y acercase donde mí. Nos miramos y completamos la fusión.
Apoyándome en los edificios, salté hasta llegar a uno de los postes de luz, en ese lugar inicié una descarga, gracias a la cual todo el tendido eléctrico se iluminó. De este modo se activaron incluso algunos avisos publicitarios. Esto me permitió ver una sombra que rápidamente se movió. Descendí para llegar a ese lugar, pero diez minutos después aún no lo lograba.
-Creo que ya pasamos por este lugar. Y por este... y por...
-¡Ya cállate!- de todas las bestias me tenía que tocar la única que podía hablar.
-Es que si hay algo en lo que no he confiado es en tu sentido de la orientación. Eran técnicamente cinco cuadras y ya llevamos por lo menos veinte.
-Hush, creo que vinieron por este lado- escuché unos metros más allá.
-Axel, como siempre eres un despistado.
-De que hablas, sé muy bien que el guardián venía para este lugar.
Y para sorpresa de ambos, chocamos en una esquina. Nos miramos unos segundos y nos pusimos en posición de pelea. Al parecer no soy el único con problemas de orientación.
-Al fin te encuentro, maldito Tervegan. Entrégame el código.
-Al fin te encuentro guardián y... y... la entretención comenzará...
-No tenías algo más cool que decir- le comentó Hush.
-"¿Encuentro?"- creo que esto no fue precisamente porque lo hayas encontrado- me decía Kodak en un intento por burlarse de mi.
Fui el que dio el primer disparo, el cual fue hábilmente esquivado por el Tervegan. Juntos fuimos corriendo por la calle, mientras yo apuntaba y el otro huía.
-El hijo de Anubis... interesante rival...
-Abel es mi nombre.
-También lo sabía, pero eso no es muy interesante que digamos. Solo eres un demonio más, todavía no eres digno de recordado.
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El camino del guardián.
FantasíaEl reino en el cual tú habitas, humano, es conocido como Namonir, yo provengo de Olvacand. Asimismo, están Samyaza, la tierra de los demonios,; Ethiatum, un reino submarino muy avanzado tecnológicamente; Sylvarant, el mundo perdido; Kal'har, donde h...