Fartos

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Juan

Cuando desperté me encontraba acostado en una plácida cama, su tamaño, el aroma, todo se me hacia familiar. Al abrir los ojos, vi que aquel cuarto se asemejaba mucho al de mi hogar, el color, la ubicación de las cosas, todo. No cabían dudas, todo había sido un mal sueño, algo largo y emocionante, pero la vida es monótona y rutinaria. Al bajarme de la cama y pisar, sentí un gran malestar en mi cuerpo, lo sentía adolorido, incluso en mi espalda tenía algunas vendas. No solo eso, al mirar por la ventana no obtuve la panorámica cotidiana de la que estaba aburrido, sino que vi a Ángel junto a Damián sentados en una mesa en medio de un jardín. Salí del cuarto para encontrarme en un patio poco agraciado, pero donde se podía respirar cierta paz.

-Ya era hora que despertaras- me dijo Damián cuando me senté en la mesa, a diferencia mía parecía no tener ninguna herida del combate anterior, lo mismo ocurría con Ángel. -Ustedes los humanos sí que son personas especiales, se demoran bastante tiempo en curar sus heridas.

-Era su primera experiencia, era lógico que se cansara de esa forma.

Kirk apareció junto a Phanfy, ambos se acercaron a mí. Mientras los acariciaba, intentaba unir los eventos de los últimos tres días. No había sido un sueño, todo era realidad. Una bien dolorosa, - ¿Y los mellizos?

-En la cocina preparando el almuerzo.

- ¡El almuerzo! Si que es tarde entonces. ¿Cuánto dormí?

-Alrededor de dos días y un poco más- me contestó Ángel. Al principio no le creí, pensé que todo era una broma, pero la seriedad de sus palabras, y la complicidad de Damián me llevaron a aceptar que todo era verdad. Dormir dos días, debo confesar, no creí que fuera posible.

-Y dónde estamos ahora.

-En nuestro Fartos- me indicó Damián. Al ver mi cara de duda, prosiguió con la explicación. No sé cuándo va a comprender que todo esto es nuevo para mí. -Ahora que ya fuimos bendecidos por un juez como Shen nos hemos vuelto aprendices a guardián por lo que nos hemos quedado sin hogar, vagabundos sin tierra, por esta razón es que los supremos nos entregan terrenos que no correspondan a ningún reino para que tengamos algo donde vivir. Este es nuestro hogar.

-Pero mi cuarto era idéntico al de mi casa, cómo es que lo supieron.

-Es la característica de estos Fartos- me explicó Ángel, -aquí se reproducen los anhelos de los guardianes. Lo más probable es que inconscientemente hayas anhelado estar en tu cuarto y así lo construyó el Fartos. Es más, a medida que nos hagamos más fuertes, el Fartos nos entregará más cosas que deseamos. Ves esa columna del centro, después de cada misión debes introducir tu gema en su agujero y liberas a todos los espectros que hayas capturado. De este modo, el Fartos se fortalece, te liberas de esa carga y el equilibrio continúa.

-Como tu espléndido armario de mil piezas, digno de una princesita.

-O tu máquina de ejercicios, sin contar con tus pastillas. A propósito, ya te tomaste las que te correspondían, no queremos que se nos muera el viejito.

Di un suspiro, nuevamente se iniciaba la típica discusión, aunque me alegraba verlos tan unidos. Me hacen recordar a mis amigos. ¿Qué será de ellos? Ahora que yo no existo el gran trío paso a ser una simple pareja, me pregunta si habrán buscado inconscientemente un reemplazante, quién podría ser. –Un momento- dijo abruptamente deteniendo la discusión que estaba por comenzar, -eso quiere decir que ya fuimos elegidos... que somos guardianes, es decir aprendices... -Un pequeño silencio se produjo. No me gustan, ya he aprendido que los silencios extensos traen incomodos comentarios. La separación de mis padres fue algo así. Un silencio y después...

El camino del guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora