Capítulo XXII: Morir en el intento

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Elek

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Elek

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Me encuentro sobre mi cama, arropado con una cálida manta y apretando con fuerza mis ojos, negándome a abrirlos. Lo cierto es que despertar y no encontrar a ese ser que tanto amaba es demasiado doloroso.

Tras perder a mi padre en esa brutal masacre, cada parte de mi cuerpo se debilitó, y aunque sé que estará bien, aún me cuesta reconocer que no podré observar su sonrisa ni escuchar sus consejos sabios que me ayudaban a salir de mis crisis.

—Joven Elek, por favor tome este vaso de nuestra agua sagrada, lo ayudará a sentirse mejor... Al menos, físicamente —la voz de Lumiére me obligó a abrir los ojos. Entró en la habitación con un semblante serio en su rostro, expresión que no es habitual en ella.

Me senté sobre la cama lentamente, y tomé amablemente el pequeño vaso de madera. Comienzo a dar grandes sorbos y siento como la sequedad de mi garganta desaparece.

—Kadey nos acompañó por largos años, lastimosamente se marchó de forma inesperada, pero ese era su destino. Recuerda que como concédants podemos reencarnar, tenemos un límite de dos vidas, tu padre apenas cumplió la primera... Si él considera que ya fue suficiente y logro ser feliz, podrá trascender, pero si no es así, entonces reencarnará, y aunque no recordará esta vida, podrás toparte con él en cualquier momento, y sabrás que se trata de él. Nuestra diferencia con los humanos en cuanto a la otra vida, es que aunque nuestros seres queridos han reencarnado en otros cuerpos, podemos reconocerlos. De hecho, vi a mi hija fallecida, esta era una linda conejita, no me reconoció, pero al menos pude estar cerca de su alma —me dijo y se sentó a mi lado, tratando de consolarme.

—Lo sé, entiendo que sigue con nosotros, sé que estará bien. Pero quiero seguir abrazándolo todos los días —contuve mis lágrimas e inesperadamente me lancé hacia la líder rodeándola con mis brazos. Nos mantuvimos un momento allí en medio de un cálido y reconfortante abrazo. Apoyé mi cabeza en su hombro y miré hacia la ventana, la oscuridad está desapareciendo y el sol comienza a hacer presencia tras las montañas que se observan a lo lejos.

—Sé que Arthur hizo esto —la voz del brujo Bennet hizo presencia en la habitación. Lumiére y yo dejamos de abrazarnos y dirigimos nuestras miradas hacia él.

Por su expresión, deduzco que no se encuentra bien, al mismo tiempo, noto como aprieta los puños conteniendo su enojo. A pesar de llevar su prendas coloridas de siempre, sus emociones del momento lo hacen ver sombrío y sin la energía que lo caracteriza.

—Quizás no es el momento para hablar de esto —intervino Lumiére.

—Aún estamos devastados, y aunque no seamos una tribu vengativa, optamos siempre por la justicia. Tengo en claro que no es el momento, pero es necesario hacerlo —replicó Bennet y se adentra aún más en la habitación cruzando los brazos sobre su pecho.

—Es obvio que Arthur es el responsable, no solo de la muerte de mi padre, sino también, de haber herido a varios de nuestros miembros ¡incluso a nuestros niños! —solté con enojo.

—Si, lo sé. Fue Arthur, llegó a la tribu lleno de furia, no parecía el mismo, se ve diferente. Y a diferente me refiero que al igual que Elizabeth, Arthur también fue corrompido por un ser oscuro. Quizás, planeaba apoderarse del bastón mágico de tu padre y así poner a los espíritus de la tribu de su lado, para de esa forma volverse poderoso —Lumiére se levantó de la cama y tocó su frente con preocupación

—El ser oscuro que lo carcome por dentro, lo obligó a hacerlo... Muchos poseídos por estos entes dejan de ser ellos mismos. Su verdadero ser queda atrapado en el interior y aunque luche por salir y enmendar los daños, el odio en su corazón es mucho más fuerte. Por eso, estos entes escogen a víctimas sufridas y llenas de rabia, para que de esa forma, ese odio se vuelva como una barrera que prohíbe al bien hacer presencia —agrego con tristeza.

Bennet y yo permanecimos un momento en silencio, a la espera de alguna respuesta por parte de nuestra líder consejera.

—Elek... ¿Tu y tu hermano dónde estaban? —Bennet rompió el silencio cambiando de tema, su pregunta me sorprendió.

—Eh...eh... Scarlett, Aleksei y yo salimos de la tribu, para buscar a Elizabeth —respondí con sinceridad.

Lumiére se sorprendió ante mi respuesta. Se supone que yo no debo salir de la tribu, lo tengo prohibido. Sin embargo, no me dijo nada, ni siquiera me regañó, quizás lo que pasó con mi padre ha agotado toda su energía. Ella estuvo liderando con él por muchos años, ambos se apoyaban mutuamente y en diversas ocasiones los vi divertirse juntos.

—¿Y? —el señor Bennet alzó una de las cejas a la espera de más información.

Sin tapujos, le conté todo lo que había sucedido y lo mal que estaba Elizabeth. Ninguno de los dos podía creer mis palabras.

—Sin duda, la han corrompido por completo —dijo Lumiére y tocó una vez más su frente, demostrando el estrés y la preocupación que la invade —. Durante el ritual, el ataque no se dio por un solo ser oscuro, si no por varios, lo que puede indicar que en un principio los seres oscuros se pelearon para poseerla ya que ha pasado tiempo sin brujas poderosas para corromper, quizás estaban hambrientos de sangre y odio que para ellos es como una satisfacción.

—Kadey falleció, pero no nos hemos quedado sin líder. Ahora mi hermano ha tomado el legado, el bastón mágico ahora le pertenece. Mi idea es que pidamos ayuda a nuestros espíritus protectores, Aleksei debe comunicarse con ellos —sugerí un tanto inseguro.

—Es la única opción —Bennet apoyó mi idea, pero percibí su incertidumbre.

Lumiére estuvo de acuerdo, salió de mi habitación en búsqueda de mi hermano, para comentarle la idea.

Elizabeth es muy importante para todos nosotros, es la hija de Diana, quien estuvo apoyándonos siempre y nos brindaba seguridad, incluso nuestros espíritus protectores tienen una especie de aprecio hacia ella, podían percibir la gran bondad en su ser, eso la hacía diferente al resto. Elizabeth nos conoció hace poco tiempo, pero es por que sus recuerdos fueron borrados...Realmente, la cuidamos desde muy pequeña y pasamos momentos divertidos con sus travesuras, de hecho, cuando yo también era más joven, la conocí, y me enamoré de su belleza y forma de ser... Elizabeth, fue mi primer amor, y lo sigue siendo, muchas veces huía de la tribu para verla, y así, poco a poco la vi crecer y convertirse en una mujer casi adulta, por eso no me puedo rendir, quiero protegerla incluso si tengo que morir en el intento.

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