Elizabeth
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Salgo de la habitación de la reina, estoy horrorizada por lo ocurrido y cada extremidad de mi cuerpo tiembla con furor al recordar aquel intento de asesinato. Mi respiración se ha vuelto agitada y mi vista se vuelve borrosa, estoy envuelta en pánico.
Todo es un caos a mi alrededor, camino por el pasillo y escucho risas perversas en el lugar, pero al observar más en detalle, me doy cuenta de que no hay nadie.
Sostengo con fuerzas las prendas de la reina, ya que ella misma me ordenó quemarlas, y tambaleante bajé las escaleras hasta el piso en donde se encuentra el enorme salón del castillo. Para mi mala suerte, me topé con el rey y su hijo, Cedric Laurent. Ambos toman cervezas y sus ojos se encuentran rojos por el exceso de alcohol, parecen estar pasando un tiempo entre padre e hijo...
—¿A dónde vas, linda? —me pregunta Cedric percatándose de mi presencia.
Lo ignoro por completo y salgo del lugar, atravieso la puerta que lleva hacia las escaleras hasta el piso subterráneo y al estar ahí abajo comienzo a empujar a todas las sirvientas para abrirme paso a la salida del castillo. Siento una mirada sobre mí, o quizás, es esa presencia que en estos momentos estoy tratando de evitar...
—Deja de hacerme esto —murmuro conteniendo mis lágrimas y finalmente atravieso la puerta hacia el pasillo estrecho y sofocante, solo debo atravesarlo para poder llegar a las afueras de este maldito lugar.
Avanzo con rapidez mientras que al mismo tiempo siento mi corazón acelerarse, como si estuviese a punto de explotar por el temor que me invade, cada parte de mí está alerta y gracias a eso, logro percatarme de que en la pared agrietada se proyecta una sombra; en ella se refleja un ser con una altura fenomenal, cuerpo delgado y noto el hocico tan enorme que posee. Me detengo, y mi cuerpo se paraliza al sentir el tacto de sus manos huesudas y húmedas en mis hombros.
—Oh... Me has recibido con una enorme hospitalidad, me permitiste, yo te permití liberar tu odio y gracia a eso tu...tu... ¡eres mejor! —escuché la voz del ser oscuro, y aquella hizo eco en todo el lugar. Perdí el control de mi cuerpo por un instante, no pude moverme y aunque quise defenderme no fue posible, al contrario, el ser oscuro que ha corrompido mi alma aprovechó mi vulnerabilidad y de forma violenta me agarró del cuello. Sus manos enormes comenzaron a hacer presión en mi garganta y logró levantarme del suelo.
Moví mis piernas y mis brazos en un intento de liberarme, pero mi fuerza no se compara a la de él y lentamente sentía como el aire se me escapaba.
—Pero mírate ahora, Elizabeth Lassarre, el hecho de que te arrepientas te hace débil —continuó, su voz gruesa y hostil hacia que mi miedo se intensifique hasta el punto de hacerme sentir capaz de acabar con mi vida para escapar de esta tortura —. Un trato es un trato, me cediste tu cuerpo y tus habilidades como bruja y ahora yo mando sobre ti ¡¿Entendiste?!
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Alma Oscura
FantasySu mundo solía ser tranquilo y hermoso junto a los que la rodeaban, pero la oscuridad ha arrasado con todo dejando su alma vacía y su corazón destrozado. Cuando intenta ser fuerte ante tal desgarrador suceso, su espíritu pierde la esencia que la ca...