Capítulo XX: Imparable

35 38 20
                                    

Elizabeth

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Elizabeth

❈•≫────≪•◦ ❈ ◦•≫────≪•❈

Salgo de la posada tras haber terminado mi trabajo y recorro la plaza en total silencio, veo como en algunas esquinas permanecen hombres bebiendo cerveza y sin control sobre sí mismos, pero están tan borrachos que no les importa mi presencia ni la forma en la que me encuentro.

Estar en este lugar hace que los recuerdos lleguen a mí de forma inevitable; recuerdo ese traumante día en la plaza en el que mujeres fueron asesinadas en la horca, exceptuando a una que fue quemada en la hoguera. Aquella mujer que su cuerpo hicieron cenizas, era amiga de mi madre y también una bruja que no se merecía morir. Pensar en el simple hecho de que mi amada madre tuvo que presenciar su muerte hace que me enoje aún más.

Avanzo por el camino que se forma al lado de la iglesia, y que a diferencia del resto de calles, se encuentra en buen estado. Este es muy empinado, pero se debe a que el pueblo se aferra a la ladera de una montaña.

El recorrido no dura tanto y desde aquí observo el castillo construido de piedra y cercado de murallas que brindan protección, además, me percato de que el rastrillo de la puerta de entrada al lugar se encuentra totalmente cerrado, y a ambos lados, permanecen dos hombres dormidos a pesar de que su trabajo es trasnocharse con tal de vigilar la zona.

Para no ser vista, recorro los alrededores del castillo hasta llegar a la parte trasera, en donde hay una segunda puerta en la que solo los sirvientes, guardias y personas fuera de la realeza tienen permitido entrar. En esta zona no hay casi nadie, exceptuando por un único guardia que se asegura de que nadie autorizado cruce por esa enorme puerta en forma de arco.

Me escabullo tras unos arbustos y junto ambas palmas de mi mano, con esfuerzo, logro hacer que una esfera reluciente y con tonalidades púrpuras se forme tras separarlas lentamente. Sin pensarlo dos veces, lanzo aquella esfera de luz e impacta contra la cabeza del guardia, este cae al suelo y luego de unos segundos su cuerpo comienza a moverse bruscamente.

De la comisura de su labio comienza a brotar sangre mientras que su cuerpo sigue convulsionando hasta que de repente se hace cenizas y todo lo que antes era, se ha convertido en polvo.

—¡Elizabeth, detente! —la voz de alguien me interrumpe justo cuando estoy a punto de atravesar la puerta.

Me volteo sorprendida y con asombro, me percato de que se trata de Elek. Está frente a mí con una expresión de horror en su rostro, quizás vio lo que le hice a ese hombre...

—¿Qué haces aquí? Te advierto de que no te entrometas, esto es un asunto mío y solo mío —le respondí con firmeza.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y negó con la cabeza. A la lejanía pude observar como su hermano Aleksei y Scarlett se acercan corriendo.

Alma OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora