Capítulo 3

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10 de noviembre, 2021

Siento los ojos hinchados del llanto y cuando el timbre suena insistente, lo que menos quiero, es abrir, pero mi padre algunas veces se olvida la llave y se queda afuera.

Sin embargo, cuando abro la puerta, no es mi padre.

Una cabellera rojiza aparece frente a mí y quiero cerrar la puerta, más pone su pie y la vuelve a abrir.

—Preciosa...

—Ni se te ocurra volver a decirme así —siseo con la voz ronca y frunce los labios.

—¿Podemos hablar?

—¿De? —pregunto enojada, ocultando el dolor—. ¿De cómo me pusiste los cuernos vaya a saber por cuánto tiempo?

—Sólo fue esa vez —desvía la mirada y la mía sigue fija en él, sin creerle, cuando me mira suspira—. Bueno, no fue solo esa vez... —sonrío con ironía y me quiero ir, pero él sigue—. ¡Pero te quiero a ti!

—¡Pues lo demuestras como la mierda! —se queda cortado cuando le grito y siento mis ojos volver a ponerse cristalinos—. ¿Me dices que me quieres y me pones el cuerno? ¿Qué clase de amor enfermizo es ese?

—Lo lamento tanto, Bel —se acerca tanto a mí de repente que no llego a alejarlo cuando toma mi mano y besa mis nudillos—. Por favor, perdóname, no... yo no...

—No digas que no querías hacerlo, por lo menos sé un imbécil con la frente en alto y reconócelo.

—Dame otra oportunidad, por favor, te prometo hacerlo bien esta vez —quito mi mano de la suya mientras doy un paso atrás, negando con la cabeza al no ser la primera vez que escucho esas palabras.

—No. Aquí se acabó Exe, si me quisieras de verdad no me hubieses traicionado de esa manera, uno no hiere a quien quiere.

—Las personas se equivocan —dice ofendido y eso me molesta.

—Sí, se equivocan en cosas normales. ¿Acaso te equivocaste de vagina y sin querer te cogiste a otra? —digo con ironía sin poder creer que él se quiera hacer el enojado—. ¡Pero claro! Como tenía el mismo color de labial que yo ¡Sin querer! Te equivocaste y la besaste ¿No?

No responde y tomo su brazo para voltearlo y empujarlo hacia la puerta.

—No me interesan tus excusas, tus argumentos, tu defensa, tus justificaciones. Aquí se terminó todo y no quiero volver a verte. Sos una basura.

Cuando está fuera y estoy por cerrar la puerta, su cara cambia completamente a una que no tiene ninguna expresión, como si esto no le modificase.

—¿La verdad? No sé por qué estás tan histérica si sólo estaba contigo por el buen sexo.

Siento la sangre correr por mis venas como fuego hirviendo de rabia, y con furia le grito.

—¡Alguno de los dos tenía que hacerlo bien! —le cierro la puerta en la cara y subo las escaleras deprisa hasta mi cuarto, voy hasta mi mesa de noche y abro el cajón para sacar mi libreta.

Lo escribo con rabia. Con enojo y también con dolor.

La cierro y la dejo en su lugar para volver a meterme a la cama, pensando en todo lo que pasó.

Sintiendo como mi pecho sube y baja con un dolor que odio. Y lo que más odio es que el dolor no es porque haya sido Exe, no llegué a quererlo como para que me duela que el amor que le tenía se rompió.

Me duele que haya sucedido otra vez.

Otra vez se cagaron en mis sentimientos.

Se cagaron en que haya dejado que entre en mi corazón.

Amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora