21 de diciembre, 2021
El aire a Navidad se siente hace días. Las luces en las ventanas. Las decoraciones en las puertas. Los papas Noel y los muñecos de nieve falsos en las entradas.
Nunca me importó Navidad, más sí Año Nuevo.
Aunque ahora las ansias y el nerviosismo son por otra cosa.
Más bien, por otra persona, que está tocando el timbre justo ahora.
—Hola, Szary —dice con una sonrisa de oreja a oreja cuando abro la puerta y esta vez yo me adelanto elevándome de puntillas y beso su mejilla.
Cuando vuelvo a mi lugar, abre los ojos y me dice que, al igual que yo, los cierra.
—Ven —tomo su mano y lo arrastro hacia las escaleras para ir directo a mi habitación.
—Lindo cuarto —dice viendo todo.
—No es la gran cosa —comento sentándome en mi cama.
Él se pasea por este, viendo cada rincón.
Paredes blancas con la mitad hacia abajo negras. Un ropero pegado a la pared. En medio mi cama, un escritorio en una esquina frente a la cama y una cómoda justo frente a mi cama con el televisor.
—Me gusta, aunque no tienes nada pegado en las paredes.
—No, pero si en el techo —es cuando alza la mirada y sonríe asombrado al verlo.
—¿Tú lo hiciste?
—Con un poco de ayuda, sí.
En el techo hay pintado todo un cielo azul de colores oscuros con nubes grises y estrellas.
—Es genial —se acuesta en la cama, a mi derecha y sigue mirando el techo—. ¿Brillan en la oscuridad las estrellas?
—No, pero podría hacer que eso pase —me acuesto y miro el techo—. Creo que hay pinturas para eso o podría poner luces led.
Cuando volteo a verlo, mis alarmas se activan.
—Es una libreta nueva esta —dice tomándola de mi mesa de noche.
Me enderezo de un salto y me inclino hacia él para intentar tomarla.
—Esa no.
Su brazo se estira, alejándolo de mí y de una manera u otra termino a horcajadas de él intentando quitársela.
Su brazo es más largo que el mío, por lo que no llego a tomarlo.
—¿Por qué no quieres que lo vea? —pregunta intrigado—. ¿Acaso es una libreta porno?
—¡No! —digo mientras sigo intentando sacársela—. Simplemente no quiero que la veas.
No sé cómo lo hace. Pero sus piernas se doblan para quedar arrodillado y me aferro a su cuello cuando se levanta para dejarme sobre el colchón y su cuerpo sobre el mío.
—¿Cómo mierda hiciste eso? —pregunto impactada con mis manos aferradas a sus hombros, él me sonríe de lado.
—¿Por qué no me dejas verla? —pregunta ignorándome—. Sé sincera.
Me acomodo y él también. Mis ojos van a los suyos y es cuando me percato de lo cerca que estamos, tanto que mi respiración se corta y mi corazón se acelera.
Una de sus manos va a mi cintura y mis labios se entreabren por sí solos para tratar de respirar mejor al sentir el aire con tanta tensión y tener su cuerpo pegado al mío, sintiendo su calor mezclarse con el calor que invade y viaja por todo mi cuerpo.
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Amor Perdido
RomanceBelia no sabía qué carrera estudiar, ni que su novio no era tan bueno como aparentaba. Pero sí sabía que estaba cansada de sufrir por amor. Aunque no sabía que se cruzaría con una persona que cuando algo se fija en su cabeza, nada lo detiene. Jacob...