Capítulo 12: Bienvenidos al club.

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Capítulo 12: Bienvenidos al club.





Después de empujar a Emily hacia un jarrón que le cayó encima, su madre fue por Emily para socorrerla, junto a varias personas más. Mientras tanto su padre tomo a Julia del brazo y la saco. La definición correcta seria arrastrada, considerando que sus zapatos se deslizaron varias veces en la baldosa pulida.

Julia aun no había tenido tiempo para superar el pánico cuando su padre la soltó finalmente.

"¿Qué demonios te pasa?" grito "¿Hacerle eso a tu hermana? ¿En el funeral de tu tía?"

"Padre, puedo explicar-"

"¡Demonios, Julia! Sé que no te importa esta familia, pero como mínimo esperaba que supieras controlar tus berrinches. No solo nos humillaste allá fuera, que de por sí debería ser suficiente para darte una buena bofetada, también le faltas al respeto de la memoria de tu tía en el ultimo adiós de su familia. ¡¿Es qué puedes ser más inconsciente?!" su padre siguió gritándole, como siempre sin escuchar. Cada palabra dolía, altanera, caprichosa, insensible, egoísta, ella estaba tan llena de celos y resentimiento hacia su hermana que se había vuelto fea por dentro. Su complejo con su apariencia solo hacía que la gente la odiase más, la repudiara, ¿y cómo no sería posible? Si todo era su culpa al ser tan rencorosa. A nadie le gustaba las feas resentidas, ni siquiera su familia tendría suficiente paciencia.

¿Con tan buenos argumentos cómo no creerse verdaderamente despreciable? Su propia familia debe conocerla mejor que ella, deben saber que sus esfuerzos por ser buena, por enorgullecer, son solo visiones vacías. Se pudrió desde el momento en el que su fealdad mancho su corazón. La inteligencia y el esfuerzo no valen sobre la belleza y el encanto.

Ella debería saberlo mejor. Su familia lo veía, ¿por qué ella no lo veía?

"¡Quiero que vayas ahí dentro y te disculpes con todos! ¡No saldrás de esa sala hasta que todos se hayan ido! ¡Es más, vas a expiar tu falta quedándote en vigilia del cuerpo de tu tía!" ¿Qu-ué? ¿Quedarse con ella? ¿Forzarse a velar en sinceridad con los restos de un cadáver de la persona que tanto la desprecio? ¿Debía pagar ese precio?

"No..."

"¿Qué dices?" su padre la vio con creciente indignación. Julia quería llorar de frustración.

"S-si de todos modos siempre seré vista como una mala persona..." hablo entre un sollozo contenido "Entonces que así sea, pero no me obligare a quedarme, no con ella... ¡Me niego!" ya se estaba arrepintiendo de su arrebato de valentía cuando su padre respondió de la manera más enfática lo que pensaba exactamente de ella. La abofeteo.

Las retinas de Julia escocían por las lágrimas que fueron cortadas de golpe. Dolía, pero no en el lugar que debería.

Su padre no le ofreció ni una palabra más, solo se alejó de regreso al salón. Julia se quedó sola en el silencio.

Estaba bien. Ya debería acostumbrarse a esto. No sería ni la primera ni la única vez.

Sus manos acariciaron el ancho de sus caderas. El vestido mal encajado, la diferencia de tamaño entre ella y las buenas señoritas, cada vez más gruesa.

Todo... Por este cuerpo.

Lo odiaba.

Su estómago se estrujo por las náuseas. Fue al baño y vomito.

Lloro en el piso monocromático del baño. Estaba tan limpio y frio, le dio una cierta cantidad de consuelo. Vio lo que había escupido al escusado, no era la primera vez que intentaba vomitar, y sin embargo, sin lograr resultados, y lo vacío. Le dijo adiós mientras se iba por las cañerías.

La villana es una narcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora