La villana es una narcisista

Capítulo 23: Mafia italiana.

Capítulo 23: Mafia italiana.

Todas la mafias tienen algo en común, una base, un corazón: la lealtad a la familia. No a tus padres biológicos como tal, -aunque esto también suma puntos de respeto- no, la lealtad es hacia tu señor. Tu señor es tu padre, el de todos, y le debes todo. Es el hombre que logro labrar el camino, enfrentar a la ley, negociar con la muerte, y crear un legado eterno. Te dio la oportunidad de ser de su familia, de su manada. Te dio ropa cuando usabas harapos, te dio zapatos para tus pies heridos, te dio un techo y un arma. Si te confió todo eso, lo mínimo que debes hacer es corresponder con todo lo que puedas dar.

La mafia es tu familia elegida, aquella más valiosa que la de sangre. Cuando entras a esta nueva familia, mueres y renaces. Los lazos son más fuertes cuando los eliges por sobre los que te imponen. Son superiores a las simples pandillas gracias a este sistema. Ellos tienen honor, linaje, dignidad, son una organización. No perros ladrándose los unos a los otros, persiguiendo camiones en busca de sobras. Son una manada de lobos, listos para la caza. Luchan por su territorio y lo defienden, suyo para gobernar.

Aman y respetan a su Don, pero nunca están exceptos de conspirar a espaldas de su señor. En especial cuando sus acciones van en contra de su propia gente.

En una bodega de licores se estaban reuniendo los tres grandes capos, Oto Benigni, Ugo Servillo, y si se dignaba a aparecer, Victtorio De Sica.

Personalmente, Servillo ve todo esto como una pantomima ridícula y vanidosa. Como adolescentes reunidos detrás de la iglesia para beber y fumar, intentando verse geniales, como los alfas mayores, que dominaban con su sola presencia. Él mismo es un beta, razón por la que su presencia mitiga la agresividad del alfa, tranquiliza al omega, y de paso le permite una voz. No cree que se hubiera convertido en consigliere de Dio Brandi de ser otra cosa, un alfa en el lugar de Dio jamás permitiría los susurros de otro alfa. Y qué decir de un omega.

Aunque. Esa perspectiva debe reevaluarse.

No sabe exactamente cuál es su opinión sobre la omega pelirroja. ¿Es su deber detener esta locura? Si las otras mafias llegasen a descubrir lo que permitió Dio, una omega como uno de sus capos, todo terminara en caos. Su deber es defender el legado de Dio, ¿verdad? ¿Entonces debe eliminar el legado que el mismo Dio eligió? ¿Por su propio bien? Le gustaría pensar que confía en el criterio de su Don, pero esto... Es difícil, incluso para su lealtad.

¿Qué es exactamente lo que debe hacer?

Por ahora solo observa y espera. No es que él pueda detener la ira de los demás miembros. Y si esta Bella Venus es tan habilidosa como predica Dio, deberá sobrevivirlos.

Benigni es quien rompe en tenso silencio "Debemos matarla" es su brillante idea. Claudia Loren se burla. Benigni se gira para morder "¿Algo que decir? Porque creí que era el consenso de todos"

"Estoy de acuerdo con que esa zorra debe desaparecer. Oh, créeme que sí" Laura no se deja intimidar. Es cierto, no se trata de que Bella Venus simplemente apareciera, ella los amenazo. Vino armada para matar.

Eso en su medida fue inquietante. Una omega amenazando a un alfa.

Ella solo se pudo de pie, rechazo las ordenes de La voz, de dos alfas juntos, y ataco con un chasquido. La omega ni siquiera se erizo, su olor todo el tiempo fue relajado, confiado. Como el de un omega envuelto en su nido con el estómago bien alimentado.

Fue lo que de cierta manera les cambio su conciencia sobre la omega, no se arrodillaría para exponer el cuello. En ella había algo a temer...

La mejor estrategia sería revelar los secretos de cada uno para poder hallar soluciones y un contraataque. Pero eso es absurdo. Ninguno de los tres capos se ha atrevido a mencionar nada, incluso llegando a fingir que lo que dijo la omega nunca paso. Eso quiere decir que es lo suficientemente serio como para no confiar en nadie, y muy incriminatorio. Y si están aquí también indica que no lo pueden solucionar solos. ¿Qué terribles faltas cometieron? Uno se llega a preguntar.