ꜱɪᴍᴘ (ᴘᴀʀᴋ ꜱᴜɴɢʜᴏᴏɴ)

Capítulo 17

YoungMi no pudo evitar temblar en su propio sitio mientras Jay le hablaba de forma nerviosa, pasándole a ella esa emoción. 

-Perdón, pero una vez me lo mencionaste y decidí investigar -explicaba el rubio de forma rápida e incluso eufórica-. Lo último que esperaba era que tu padre fuera alguien cómo Bae Chenju, incluso están en negocios con mis padres. 

La chica tenía que procesar toda la información que recibía en esos instantes, sintiéndose mareada y confusa era algo que nunca pensaba experimentar.

El hombre que la abandonó era un multimillonario que frente a todos se veía cómo una honesta y buena persona, no le parecía bien el cómo sólo era para aparentar. 

-Young... ¿quieres conocerlo? - preguntó con curiosidad su amigo, y ella sólo dobló su cabeza en silencio sin sabe que responder-. Varias familias irán a una cena, yo incluido, te puedo llevar sin ningún problema. 

Lee analizó todas las posibilidades, en el peor de los casos, sólo la tacharía de loca o interesada un hombre que, siendo realistas, nunca formó ni formará parte de su vida. 

-Está bien, pero mi madre no se puede enterar de esto -advirtió para luego suspirar y darle una diminuta sonrisa-. Muchas gracias. 

-Todo por ti, te quiero -la abrazó sin ningún tipo de intención que no fuera demostrar aquel cariño amistoso que se tenían. 

-Y yo a ti -corroboró ella sin separarse del abrazo. 

Jay se tomó bastante bien la ruptura, sabía que no podría durar mucho aquello, y que por consecuencia, tendría un final, que por suerte, fue mejor de lo esperado. 

Ya no formaba parte de su vida cómo un novio cariñoso y con mucho amor que dar, si no cómo un amigo protector y bueno, que la quería y que poco a poco intentaba que sus sentimientos hacia YoungMi fuera nulos y no hacerla sentir incómoda. 

Así qué, en resumen, ellos dos ahora sólo eran unos amigos, pero bastante buenos amigos. Claro que a la vista de Sunghoon, qué sólo había visto y oído después del "Te quiero", eso no era una conversación de amigos.

Justo iba a buscar a YoungMi para hablar con ella ya que sabía que esa tarde estaría en el parque al que iba siempre, lo que no esperaba era que Jay se encontrara allí y ver perfectamente esa escena mientras su corazón se hundía. 

No supo cómo, pero los dos jóvenes se giraron a verlo con rostros sorprendidos, mientras Park se quedaba inmóvil en su lugar, procesando lo que veía, y deprimiéndose, pensando que, de nuevo, había desperdiciado su oportunidad. 

-Y-Yo... ya me iba. Soy un idiota al pensar qué... nada -susurró en parte para sí mismo y en parte para Jay y YoungMi. Movió sus pies listo para irse de allí lo antes posible, sintiéndose decepcionado. 

Comenzó a caminar lo más rápido que pudo, con la esperanza de esfumarse de ese lugar lo antes posible. No contaba con que Youngi lo detuviera no mucho tiempo después, sin Jay de por medio.

-Sunghoon, creo qué acabas de ver algo qué no es. 

-YoungMi, si te gusta Jay y sólo estabas confundida por algo, no importa, entiendo qué no me quieras, sólo hagamos cómo que yo tampoco lo hago -pidió, ahora no iba a soportar alejarse por completo de ella. 

-Sunghoon, no me gusta Jay, ya te lo he dicho, me gustas tú. No te he hablado porque no sabía cómo hacerlo, eres muy tímido y la única relación que había tenido antes había sido con Jay, quién era el que se encargaba de todo -intentó explicar con nervios corriendo por todo su cuerpo. 

-E-Entonces, ¿qué ha pasado allí? -preguntó avergonzado por el malentendido, la chica mordió sus labios para luego responder. 

-Nunca conocí a mi padre, se lo conté a Jay una vez y... bueno él lo ha encontrado.  

Sunghoon no ocultó su sorpresa, en su boca se formó una perfecta "o" y no supo exactamente cómo reaccionar.

-No me esperaba eso - susurró-. ¿Cuándo lo vas a conocer?

-En una cena a la que Jay me llevará - explicó y Park asintió.

-Bueno, en el caso de que llegues a conocerlo, dímelo, tengo que saber si tu padre acepta a un chico tan guapo como el novio de su hija - bromeó guiñándole un ojo.

-¿M-Mi novio? - tartamudeó nerviosa.

-Sólo si tu quieres, claro.

Ella tomó una gran bocanada de aire y se dió el propio atrevimiento de tomar su mano con una pequeña sonrisa.

-Claro que quiero.

Bueno, por fin las cosas comenzaban a tomar forma.