Y ahí estaba, en medio de la calle sin saber que hacer por culpa de su impulso. No sabía dónde vivía Sunghoon ni dónde se podría encontrar. Le daba vergüenza escribirle un mensaje, ¿qué debería hacer?
Sus dedos viajaron rápidamente hasta rodear su móvil con ellos, lo sacó del bolsillo de su chaqueta y miró el grupo de sus amigos, decididamente, necesitaba hablar con ellos.
Pulsó el botón que indicaba el inicio de una llamada, dejando escapar de sus labios un nerviosos suspiro. El frío comenzaba a calar sus huesos y llevar vestido no era de gran ayuda. Intentó evitar tiritar lo máximo posible, mientras los tres chicos respondían con velocidad la llamada.
—¿Qué pasa, Young? Estabas en la cena con la familia de Jay –Sunoo no ocultó su preocupación nada responder.
—Ehh... no me gusta Jay –dijo de pronto.
—¡San Valentín! ¡Jódete! –exclamó el japonés con emoción, mientras se escuchaba cómo jugaba a videojuegos por el fondo.
Jungwon sintió una extraña sensación, no sabía cómo actuar en esos momentos, si sentirse feliz, deprimirse, apoyar a su amiga o cualquier acción.
—O-Oh –habló con nerviosismo–. ¿Qué ha pasado?
Youngmi no quería quedar cómo un mala persona y qué salió con Jay para olvidarse de Sunghoon, porque no era lo que había ocurrido. Había intentado quererlo pero no había sido capaz, era y siempre sería el otro Park.
—Yo... no sé cómo explicarlo.
—No nos vamos a enfadar, Young –Sunoo, tan amable cómo siempre, se preocupaba por asegurarle a su amiga que estarían para ella en todo.
—Me gusta Sunghoon –soltó de repente, se pudo oír cómo el móvil de Riki caía al suelo y este paraba su partida para poder recogerlo.
—¡San Valentín es una mierda! –Ni-ki se volvió de nuevo el emo de San Valentín, cómo era de esperar.
Jungwon sintió cómo su corazón se paralizaba y no pudo ocultar su sonrisa, no sabía si su felicidad se debía a los sentimientos correspondidos o que el patinador de hielo lo dejaría de molestar con la chica.
—Pensé que lo habías olvidado ya –susurró Kim de pronto–. Creo que deberías hablar con él, es decir, con Sunghoon, ¿no? Puede que le gustes.
—No creo gustarle... –comentó ella insegura–. Jay me ha dicho lo mismo que tú, pero ni siquiera sé dónde está.
—Está en la pista de hielo que se encarga de sus entrenamientos, la puerta estará abierta, puedes entrar, te paso la ubicación –Yang dijo todo aquello con rapidez, dejando a la mayoría desconcertados, ¿eran amigos?
—¿Cómo sabes eso, Jungwon?
—No hay tiempo para explicar eso, sólo ve y dile lo que sientes –ordenó, ella suspiró sonoramente y asintió. La llamada había terminado y tenía la ubicación en su teléfono.
Agradeció que aunque llevaba un vestido que la hacía congelarse, sus zapatillas eran extremadamente cómodas, y la permitirían ir rápido a su destino, el cuál, por fortuna, era cercano.
Corría por las frías calles, pensando borrosamente en todas las cosas que le tenía que decir. Ni siquiera sabía cómo había llegado a sentir todas esas cosas por el joven, pero no podía sacarlo de sus pensamientos desde el primer día que la defendió.
Se paralizó frente a esas puertas, nunca había estado en aquel lugar, pero la puerta, cómo su amigo indicó previamente, estaba únicamente cerrada por el pomo. Sabía que se tendría que armar de valor para atravesar esas puertas, y que probablemente se arrepintiera y no entrase.

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ꜱɪᴍᴘ (ᴘᴀʀᴋ ꜱᴜɴɢʜᴏᴏɴ)
Fanfictionˢⁱᵐᵖ|| -¿Qué puedo hacer por ti? -pedía ella persiguiendolo, el joven rodó los ojos molesto, debido a que siempre estaba detrás suya. -Dejar de ser una simp sería de gran ayuda -dijo con el mismo tono frío que siempre usaba. -¿Simp? ¿Me dirás que es...