Capítulo 16

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Para cualquier persona, declarar sus sentimientos el uno al otro habría sido un impulso para comenzar una relación, o al menos hacerlos más confiados. Pero, cómo estos dos jóvenes no era  cualquier persona, las cosas sólo se volvieron más incómodas. 

YoungMi acababa de salir de su primera relación, en la cuál Jay siempre se encargaba de gestionar porque ella no era buena en eso, debido a que le faltaba experiencia. 

Sunghoon no era capaz de darle un abrazo ni a Jake, ¿cómo se suponía que le iba a demostrar amor a la chica que lo ponía nervioso con sólo darle una sonrisa? 

Ni siquiera se lo habían contado a alguien que no fuera Jungwon. En ese momento, Yang decidió contarle todo a su mejor amiga. 

—Yo... lo siento –susurró el chico, la joven lo miró confundida–. Jay me gusta –soltó de pronto. 

YoungMi se atragantó con su propia saliva, mientras escuchaba al chico confesar los sentimientos que tenía hacia su ex novio. 

—¿Por qué no me lo dijiste? 

—Porque él está enamorado de ti, y tú lo estabas de él. El día que comenzasteis a salir se lo conté a Sunghoon, al fin y al cabo él sentía lo mismo que yo en esos instantes –suspiró y pasó una mano por su flequillo–. Desde ese día Sunghoon y yo comenzamos a ser amigos. 

Y así de cómo las piezas de YoungMi se conectaron, por eso Jungwon sabía dónde estaba Park el día de San Valentín, y evitaba hablar de Jay con ella. 

—Perdón por no haberme dado cuenta de tus sentimientos antes –dijo Lee algo entristecida–. ¿Qué se supone que debería hacer ahora? 

—Teniendo en cuenta que los dos os gustáis y está todo a vuestro favor, os comportáis cómo idiotas dándole drama al asunto. 

Claro, lo que decía tenía sentido, pero ahora no podían evitar sentir vergüenza hasta con mirarse a los ojos. 

—Es más complicado de lo que parece –bufó para intentar quitar ese tema de su mente–. ¿Y si ya no le gusto? 

—Eso es literalmente imposible, ha estado 3 meses quejándose de que no salías con él para que te olvida en dos semanas, dudo mucho que Sunghoon sea así. 

Ella tampoco pensaba que Park podría ser así, pero sus inseguridades comenzaban a crecer al ver cómo ninguno de los dos hacía nada para que la situación mejorase. 

En cambio, Sunghoon suspiraba en su cama. Hoy era su único día sin entrenamiento, lo que significaba que tendría el suficiente tiempo para pensar en cómo maniobrar la situación, y, cómo más importante, cómo si quiera hablarle a su querida YoungMi. 

Recordó perfectamente cómo, justo luego de declararse, su madre lo llamó y él tuvo que irse, por lo tanto, no la vio hasta el día siguiente, dónde no sabía ni cómo posar su vista en ella. 

Nunca nadie le había gustado, nunca había sentido algo cómo lo que sentía hacia ella, pero tampoco nunca se había molestado en expresarse. Su familia nunca le dio amor, el nunca le dio amor a su familia, y por constancia, ya no era capaz ni de dar un abrazo. 

Era algo nuevo para él, no sabía que se debía hacer. Heeseung y Jake no sabían absolutamente nada, y tampoco sabía cómo contárselo. 

Y entonces un miedo apareció en su mente. La primera vez no actuó, y por constancia, la perdió. El mundo le había brindado otra oportunidad, y ahí estaba, en su cama sin saber cómo llegar hacia la chica y pedir que formalizaran la relación de una vez por todas. 

Eso sin contar a su estúpida familia, la cuál lo crió sólo para ser un famoso y rico patinador de hielo, pensando que todo lo demás no tenía ningún tipo de importancia.

Por suerte, si hermana Sungbin era una buena persona, pero, al igual que él, no sabía de mostrar cariño o amor hacia nadie. Ella había sido criada para ser la mejor pianista de toda Corea, pasaba horas en la sala de música, practicando hasta que las melodías hacían eco por toda la casa, dándole un poco de luz a el pálido infierno que debían llamar hogar. 

Porque sí, vivir en la mansión Park era un martirio mas que una lujosa vida. Padres estrictos e insensibles, lugares fríos y sin vida. Daba igual dónde fueras, estabas perdido en la monotonía de ese sitio. Una perdición que los dos hijos tenían que sufrir.

YoungMi fue quién le quitó la monotonía, YoungMi era la luz del triste laberinto en el que se encontraba. YoungMi fue lo diferente de su vida, lo único que no seguía su orden, y por lo tanto, lo único que le parecía verdaderamente interesante. 

No podía simplemente dejar ir a aquella chica, así que se levantó dispuesto a ir a por el móvil, llamar a Jungwon y preguntarle dónde podía estar la joven, o simplemente escribirle a ella. 

Sus mayores problemas eran su familia y el no saber expresarse, bueno, dos problemas de los cuáles podía encontrar una solución, seguro que podría. 

ꜱɪᴍᴘ (ᴘᴀʀᴋ ꜱᴜɴɢʜᴏᴏɴ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora