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POV Camila

El cielo anunciaba una gran tormenta muy fuerte y para mi mala suerte hoy tenia que ir al centro de detención para hacer una vez mas la revisión, esta seria la ultima de la semana y eso me traía bastante aliviada.

Aquel centro me traía ciertas sensaciones extrañas, la reclusa 593 era la que mas me generaba curiosidad, ella tenia algo que no me cerraba pero tarde o temprano lo descubriría.

Una vez ya en el centro tuve que pasar de nuevo por todas las malditas celdas de aquellos estupidos. Todos me decían groserías o cosas lindas menos ella, ella solo se encontraba mirándome fijamente de una manera extraña pero también preocupante.

Cuando entre a mi lugar de trabajo Ally ya se encontraba ahí acomodando un par de cosas.

-Buenos días- salude mientras dejaba mi chaqueta encima de mi silla.

-Buenos días señorita Camila- contesto ella con una sonrisa.

-Ally que dije de decir nuestros nombres?-pregunte algo enojada.

-Lo lamento mucho, no volverá a suceder.

-Es por nuestra seguridad- volví a mencionar sin quitar los números que se encontraban en mi lista.

En mis listas estaba la reclusa 593 y eso me ponía nerviosa, con miedo dejándome a la expectativa de lo que iba a suceder hoy con esa mujer.

Minutos después todos los reclusos fueron formando filas para así comenzar con la revisión.

Mientras atendía a los demás reclusos podía sentir un clima algo tenso entre ellos, estaba segura de que algo traman y mi única fuente de información era ella.

Pero no me quería ver obligada a preguntarle ya que estoy tratando de alejarla de mi lo mas posible.

Cuando ella se encuentra cerca mio me siento extremadamente débil, como si no pudiera defenderme como habitualmente suelo hacerlo.

-Que pase la reclusa 593- anuncie para luego volver a entrar a mi lugar de trabajo.

Ella entro acompañada de un guardia, para luego dejarla encima de la camilla.

-Buenos días doctora- saludo sonriendo.

-Buenos días- me limite a responder.

-Tengo que decirle algo importante.

-Que sea rápido, tengo muchos reclusos que atender- hable intentando disimular las ganas de escucharla.

Justo cuando ella iba hablar un fuerte ruido se escucho desde afuera, me acerque a la puerta y logre ver que los reclusos se pelean entre si, mientras los guardias intentaban separarlos a ambos.

-Que diablos esta pasando?- pregunte intentando salir de la sala pero la mano de ella me lo impidió.

-Si sales te matan- anuncio ella seria.

-Mi ayudante esta afuera- le comunique tratando de sacarla de mi camino.

-Ella esta a salvo, pero nosotras tenemos que escapar de aquí o si no moriremos ambas- me explicó poniendo mi escritorio para trabar la puerta.

-Tenias todo planeado?- pregunte confundida.

-Ayer por la noche me entere sobre el motín, y lo primero que pensé fue en su seguridad- contesto mientras rompía el vidrio de la ventana con sus manos.

Un fuerte golpe nos asusto, era uno de los reclusos intentando entrar a la sala. El miedo se apodero de mi cuerpo dejándome paralizada ante el, cuando logro sacar el escritorio aquel hombre se acerco rápidamente a mi con intenciones que yo desconocía pero en pocos segundos me tenia acorralada.

-Suéltala- grito ella mirándome fijamente.

-Así que la estas defendiendo- expreso el horrible hombre que me tenia agarrada de la cintura mientras apuntaba mi cuello con un cuchillo.

-Ella no tiene nada que ver en tus asuntos, déjala ir- intento distraer al hombre, en el segundo que el no estuvo mirándome si no a ella aproveche para pisar fuertemente su pie para así poder correr hacia ella.

-Ahora tienes que confiar en mi- me pidió tomando fuerte mi mano.

-Espero que tengas un plan- comente acercándome a ella.

-Agárrate fuerte de mi- hablo alzándome entre sus brazos.

-Sabes que hay un arroyo abajo no?- pregunte asustada.

-Lo se y por ahí escaparemos- dijo ella para luego acercarse a la ventana.

-Dime que no estas planeando...- pero el repentino salto de ambas hacia el arroyo no me dejo terminar de hablar.

Desde que tengo memoria supe que no sabia nadar, me daba miedo volver ahogarme como aquella vez cuando era niña. El agua se movía rápidamente y no lograba respirar pero una mano me tomo por sorpresa para luego atraerme hacia ella.

Cuando por fin salir a la superficie logre respirar lo suficiente para luego volver a intentar nadar hasta llegar a la orilla del maldito arroyo.

En todo momento ella me tenia agarrada a ella como si fuera a perderme por algún motivo, pero al llegar a la orilla ambas pudimos descansar.

-Como no se te ocurrió preguntarme si sabia nadar?- pregunte histérica- antes de tirarme como un saco de papas- concluí enojada.

-Disculpa, trataba de salvarle la vida- contesto irónicamente.

-Que haremos ahora?- pregunte algo frustrada.

-Primero tendremos que buscar donde dormir, pronto comenzara a llover- sugirió extendiendo su mano para así ayudarme a levantarme del suelo.

Ambas caminemos por varias horas y la lluvia estaba cada vez mas cerca, no voy a negar que le tengo terror a los truenos.

-Eso es una cabaña?- pregunto apuntando a la cabaña vieja que se encontraba a unos cuantos metros nuestro, pero al llegar a ella ambas preguntamos.

-Hay alguien aquí?- preguntemos pero nadie respondió así que decidimos entrar a ver que había en ella.

-Parece buena para poder pasar la noche aquí- comento desde la puerta principal.

De repente sonó un fuerte trueno haciéndome saltar del miedo a sus brazos, ella parecía sorprendida pero sin nada mas que decir me abrazo con fuerza.

-Puedes quedarte tranquila, yo voy a cuidarte- aseguro para luego cargarme en sus brazos y así entrar ambas a la cabaña.

Al entrar en ella comencé a mirar cada detalle de esta, era vieja, podía olerse la humedad con intensidad pero era estable para una noche de lluvia potente.

-Buscare si hay algo de ropa- anuncio dejándome sola en lo que seria el living de la cabaña.

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Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora