23

458 42 1
                                    

POV CAMILA

—La noticia de mi embarazo había cambiado por completo la perspectiva de Lauren ante todo lo que nos rodeaba, había decidido tomar medidas drásticas respecto a Veronica. Ambas hicimos cuentas y luego de una prueba de ADN confirmamos que el niño Bruno no era hijo de Lauren. Las semanas comenzaron a transcurrir con rapidez, el crecimiento de mi vientre aumentaba cada vez más. El director del centro de detención me había comunicado que en el momento de entrar a los cinco meses de embarazo tendría que tomarme licencia por maternidad, no era que me desagradó, pero el hecho de no tener una excusa para ver a Lauren me ponía triste. Robert me seguía cuidando porque ni él ni mi hermano estaban completamente seguros de que los ataques por parte de Veronica habían terminado. Había comenzado a recibir múltiples llamadas de parte de Harry, una parte de él sabía que había cometido un error y realmente quería hacer las paces, pero siendo sincera conmigo misma aún me encontraba enojada. Después de varias insistencias por parte de Zayn me terminó convenciendo de asistir a una cena que el maldito de mi padre había organizado, no sabía qué diablos pasaría en aquel lugar ni mucho menos cómo reaccionaría a sus palabras totalmente llenas de veneno. Robert había sido invitado así que ambos optamos por ir juntos, mi padre estaba sumamente feliz por la compañía de Robert ya que este poseía un legajo impecable.
一Esa misma noche opte por llevar puesto un enterito color vino junto a unos tacos color negro, me quede observando durante unos minutos mi reflejo en el espejo. Observé como mi cabello castaño caía por mis hombros, como le dije que colgaba por mi cuello en forma de águila se llevaba toda la atención. ― ¿Estás preparada? ― Pregunto Robert mientras entraba a la habitación luego de quedarse boquiabierto ante mi vestimenta ―Te ves preciosa. ―Estoy lista ― Conteste sonriendo. ―Es hora de irnos. Tomé mi bolso para luego caminar junto a él hacia la puerta de la casa, porque después de las amenazas Robert junto a Zayn me habían insistido demasiado para que me quedara en la casa de Robert ya que él me cuidara y así poder estar vigilada las veinticuatro horas del día. En el momento en el que Robert tomó el picaporte con fuerza para luego tirar de este y así abrir la puerta. A nuestros ojos llegó la luz cegadora de incontables cámaras, cuando logramos ver con claridad vimos que se trataba de una estampida de periodistas en busca de respuestas a preguntas casi imposibles de responder. ― ¿Sales con el agente Robert? ― ¿El hijo que esperas es de él o de la reclusa? ― ¿Sigues comunicándote con la reclusa? Mire al hombre a mi costado casi suplicándole que me sacara de aquel lugar, mientras caminábamos entre los periodistas estos me empujaban lo que molestaba a Robert. En cuanto llegamos al auto comenzó a conducir con rapidez para llegar lo antes posible hacia la residencia Cabello. El viaje duró casi una media hora y durante todo este no pude dejar de pensar en las preguntas de aquellos malditos periodistas, el hombre a mi lado rápidamente entendió que la inesperada visitas de aquellas personas me había transformado por completo. No esperaba que mis hijos y mi vida privada siempre fuera un secreto sabiendo que los medios siempre han estado encima de mi padre por cualquier estupidez. Y el que su hija menor esté embarazada de una reclusa y acompañada de otro hombre, me convertía en la historia perfecta para todos los portales de noticias. ―Hemos llegado ― Anunció Robert para luego salir del auto, rodearlo y abrir mi puerta. Cuando mis ojos se posaron en él, me di cuenta que tenía su mano extendida para así ayudarme a salir del auto. Entrelace mi mano con la suya para luego salir de este, caminamos en silencio hasta la casa, los guardias los recibieron y nos dejaron pasar con normalidad. En el momento que nos tocaba tocar la puerta de la casa mi cuerpo prácticamente comenzó a temblar de los nervios, hacía meses que no veía a mis hermanos, solo a Zayn. Mi padre usaría esta maldita cena para tirar todo tipo de indirectas sobre mi futuro y mi decisión de conservar a mis bebes. Robert tocó la puerta y unos minutos después la puerta fue abierta por nada más ni nada menos que la zorra de mi hermana. Ella me miro de arriba abajo con desprecio, esta vestía un vestido azul pegado a su cuerpo con un largo por arriba de las rodillas junto a unos tacones color negro, su pelo se encontraba recogido elegantemente. ―Agente Robert ― Sonrió ella ignorándome por completo ―Me alegra verlo de nuevo. ¿De nuevo? Suspiré con cansancio a lo que Robert le sonrió a Cheryl para luego dejarme pasar a la residencia, cuando me encontré adentro pude apreciar que la decoración de la casa no había cambiado en absoluto. Caminé hacia la casa encontrándome con Dylan, cuando hice mi acto de presencia este se levantó rápidamente del sofá sin dejar de observar el tamaño de mi vientre. ―Qué bueno verte Camila ― Hablo serio. ―Claro ― Dije sin ganas de aguantar nada ―No es necesario que digas cosas que claramente no sientes Dylan. ― ¿Por qué siempre buscas el conflicto? ―Porque estoy cansada ― Confesé ―De que cada cosa que hago o elija, sea un inconveniente para ustedes. Alejandro hizo acto de presencia en aquel lugar con aires de don señor, me observó detenidamente por algunos segundos para luego centrar su vista en mi vientre. ―Si hubieras tomado buenas decisiones, ninguno de nosotros tendríamos que seguirte el paso como si fueras una maldita niña ― Habló el que se hacía llamar mi padre con total desprecio. ―Lamento no llenar tus expectativas Alejandro ― Solté con firmeza ―Intento priorizar las mías. ―Siempre tienes algo que decir ¿no es cierto?―Que no estés acostumbrado a que la gente tenga los cojones como para decirte las cosas en la cara, no significaba que tenga que callarme. Harry se presentó en el lugar para intentar terminar con aquella pelea que estaba teniendo con mi padre, ambos nos quedamos mirando como si realmente fuéramos enemigos. ―Es hora de la cena ― Hablo Harry. No lo ignore completamente. La familia entera junto a Robert nos sentamos alrededor de una mesa rectangular lo bastante larga como para que todos entremos en ella. Minutos después la comida llegó a la mesa en mano de las personas que el bastardo de mi padre contrataba para que le hicieran todo en la casa. La cena fue silenciosa hasta que, en el momento de servir las bebidas, una de las camareras sirvió vino en mi vaso. Obviamente yo no podía tomarlo, por lo que Robert lo tomó y lo intercambió por su vaso de agua. ―Gracias ― Murmure. ―Que amable agente Robert ― Alago Alejandro. Robert permaneció en silencio, solo correspondiéndole con una sonrisa. ―Debe ser un fastidio cuidarla todo el tiempo ¿no es así? ― Preguntó Cheryl con doble intención. Aprete la copa intentando controlar la ira que mi cuerpo sentía en aquel momento, no sabía qué sentir ni mucho menos que hacer en ese momento. Ellos dos podían hacerme mierda en cuestión de segundos con solo dos palabras. ―No es un fastidio señorita Cheryl ― Determinó Robert tomando mi mano por debajo de la mesa ―Disfruto mucho de cuidarla. ―Pero mira eso ― Chillo Alejandro emocionado ―Tal vez encuentres en el agente el verdadero amor ― Comentó observándome fijamente ―Mucho mejor que aquella reclusa asquerosa. Respire hondo por algunos segundos para luego apretar la copa con todas mis fuerzas, provocando que esta se rompiera en mil pedazos. Robert rápidamente me dio una servilleta para limpiar la sangre que había en mi mano. Mis hermanos me quedaron observando con atención, determinando que acción iban a tomar según lo que ocurriera. ― ¿Te encuentras bien? ― Preguntó el hombre a mi lado casi susurrando. No conteste, pero asentí fingiendo una sonrisa. ― ¿Tienes nombres para tus bebes hermana? ― Pregunto Zayn intentando romper el hielo. ―De hecho, si ― Conteste observándolo fijamente ―Michelle y Cameron ― Respondí sonriendo. ―Son nombres hermosos ― Dio por hecho Harry.一En cuanto la cena terminó todos nos reunimos en la sala de la casa como normalmente hacían, mientras ellos tomaban sus tragos yo únicamente intentaba no prestar atención a sus historias del trabajo. Todos en aquella casa eran policías, obviamente menos mi hermana y yo, y no era porque no lo deseamos. Cheryl a pesar de ser una perra siempre creyó que cada víctima merece tener justicia frente a un tribunal mientras que yo a pesar de amar la acción, renuncie a aquello solo para hacerle la contra a mi padre. Tenía un entrenamiento básico, manejar armas, saber escaparme y bueno el sobrevivir era algo que venía en la familia. Mientras todos seguían hablando yo me centré en la fotografía de mi madre sobre la chimenea, toda esta estaba llena de fotografías de ella. Harry decía que Alejandro sentía un fuerte rechazo hacia mí por ser el calco de mi madre. Por lo que podía ver en las fotografías de mi casa ella era de estatura media, cabello rubio, a ella siempre le gustaba tenerlo un poco corto, sus ojos verdes claro, una sonrisa bien definida y con un carácter de hierro. Siempre me alegré de parecerme a ella, en cambio todos mis hermanos eran la viva imagen de Alejandro y creo que el destino tenía que ver en aquello. En el proceso de hacer oídos sordos ante la conversación de las personas a mi alrededor, un fuerte dolor comenzó a apoderarse de mi vientre, coloque la palma de mi mano sobre este intentando que desapareciera. En el segundo en el que alcé la mirada me encontré con que Robert me miraba fijamente,intentando descubrir qué diablos me sucedía. No pude articular ni una palabra, comencé a sentir como un líquido caliente recorría mi pierna. Me levanté con rapidez el sofá para luego pasar mi mano por mi pierna, confirmando que aquel líquido era nada más ni nada menos que sangre. Entre en pánico en cuestión de segundos y al mirar a Robert este prácticamente corrió hacia donde me encontraba para luego cargarme entre sus brazos. ― ¿Qué sucede? ― Pregunto Zayn totalmente confundido. ―Está perdiendo sangre ― Contestó Robert mientras se dirigía hacia la puerta de la casa. Apoye mi rostro sobre el pecho de Robert rogando por dentro que no tuviera la mala suerte de volver a perder un bebe, mis ojos estaban llorosos y casi no podía ni respirar. Zayn corrió hacia la puerta de la casa para abrirla por Robert, luego Harry  y Dylan fueron a encender el auto lo más rápido posible para acelerar el camino hacia el hospital más cercano. Durante el viaje hacia el hospital yo únicamente me encontraba temblando, le rogaba a dios que no fuera nada malo, que fuera algo de rutina y considerando que tengo un embarazo de mellizos realmente lo esperaba. ―Todo estará bien Camila ― Me tranquilizo Robert observando el camino por donde íbamos ―Llegaremos y ellos te atenderán. Harry era el que conducía y en el momento en el que vio que la transito no nos ayudaba colocó la sirena sobre el auto informando que estábamos en una maldita urgencia. Los autos nos dejaron pasar con rapidez y en cuestión de segundos nos encontramos en la puerta del hospital. Zayn abrió la puerta trasera del auto ayudando a Robert a sacarme del auto, segundos después un grupo de médicos se encontraba junto a nosotros con una camilla. Robert me recostó sobre ella de la manera más suave posible para luego ver cómo los médicos me llevarían dentro del hospital con rapidez. En el instante en el que los médicos me inyectaron un tranquilizante para que me pudiera dormir, mis ojos comenzaron a cerrarse luchando para no quedarse dormidos. En el instante en el que lo hice mis ojos se cerraron, pero mis oídos podían escuchar casi todo a mi alrededor. Estaba asustada, demasiado como para dejar de temblar. El recuerdo del dolor aquella noche junto a Lauren volvió a mi mente, deseaba en mis interiores que solo se tratara de una muy mala pesadilla. Desearía ante todo tener a estos niños porque tenía una fuerte sensación de que ellos iban a arreglar por completo cada cosa dentro mío que mi padre había roto. Tenía miedo, me sentía tan estúpida porque interiormente me culpaba a mí misma. Había estado pasando por muchos sentimientos fuertes y nunca se me dio por parar, aunque sea por mis hijos.一En el instante en el que mis ojos a pesar de las dificultades pudieron abrirse, logré observar que me encontraba en una habitación del hospital y a mi lado se encontraban mis hermanos junto a Robert. Estaban totalmente dormidos, al parecer no se habían movido del hospital para quedarse conmigo. Intenté moverme en la cama para estar más cómoda y en ese instante Zayn se despertó, al verme despierta comenzó a despertar a los demás los cuales no dudaron ni un segundo en sonreír al verme. ― ¿Cómo te encuentras? ― Pregunto Zayn. Coloque mi mano sobre mi vientre y sus miradas felices cambiaron por una de pena, baje la vista observando con atención mi vientre. Comencé a hiperventilar al notar que esta se encontraba plana. ―Camila tranquila ― Hablo Robert tomando mi mano. ― ¿Dónde están? ― Pregunté sintiendo un nudo en mi garganta ―Por favor díganme que no los he perdido ― Supliqué llorando. Zayn se acercó hacia mí, deslizó su mano por mi cabello para luego chocar su frente con la mía ―Están en neo hermanita, luchaste lo mejor que pudiste, pero al ser un embarazo de riesgo estaba previsto que nacieron prematuros. ― ¿Ellos están bien? ― Pregunté sintiendo como las lágrimas comenzaban a deslizarse por mis mejillas. ―Tienen que pasar bastante tiempo en neo, pero los médicos dicen que es probable que salga todo bien ― Me informo Harry.―Quiero verlos ― Determine mientras intentaba levantarme de la camilla. Dylan me acercó una silla de ruedas para que luego Robert me ayudara a sentarme sobre ella. Salimos de la habitación y mientras me conducían por los pasillos del silencioso hospital comencé a pensar en Lauren y en que no podía verlos. Al llegar a neo me condujeron hacia las incubadoras de mis bebés, en el momento en el que los pude ver me llevé una de mis manos a mi boca intentando controlar el grito que quería dar. Estaban conectados a cables, estaban tan chiquitos que podías notar lo frágil que eran. Pase mi mano por uno de los orificios que esta tenía, toque con suavidad las manitas de ambos y realmente no podía contener las lágrimas. ―Tuviste un niño y una niña ― Habló la enfermera ―Tus hermanos no sabían que apellido les pondrías, por lo que la inscripción de sus nombres quedó en blanco. ―Tengo que hablar con la madre ― Murmuré sin quitar los ojos de mis bebes. ―Deme los papeles que él deba firmar, yo se los entregaré ― Hablo Robert serio.
____________________________________

Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora