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POV CAMILA

New York – Manhattan.

—Todos nos encontrábamos en un gran departamento, teníamos todo nuestro armamento en aquel lugar, prácticamente lo usábamos de bunker y hasta de tapadera para varias misiones. Para el mundo exterior éramos una familia totalmente normal que venía a los Estados Unidos a probar suerte. Antes de nuestra reunión Sam se encerró en una habitación junto a Raze y pasaron horas hablando, todo el equipo se encontraba a su espera. En cuanto ambos salieron Sam comenzó a proyectar en la pantalla cinco fotos de cinco sujetos masculinos y una chica, desconocidos para todos. Todo mi alrededor desapareció por completo cuando mi mirada se centró en una única sujeto, su mirada, aquellos ojos eran tan verdes que logran asimilarse con la esmeralda. Su tatuaje en su cuello me recordaba a algo, pero no podía saber a qué, con exactitud. Mi cuerpo lo sabía, estaba totalmente segura de que no era la primera vez que la veía y que aquella sensación que este sentía no era algo nuevo si no un maldito recuerdo. ― ¿Karla? ― Pregunto Sam sacándome de mi trance. ―Si...si ― Hable confundida. ―Estábamos hablando del grupo élite que la CIA creó ― Me puso al tanto sin dejar de mirarme ―Se hacen llamar Cerberus en base al perro del inframundo que protege las puertas de este ― Nos explicó. ― ¿Qué tan peligroso es este grupo? ― Preguntó Ian de brazos cruzados. ―No tanto como nosotros ― Aclaró Raze serio ―Nuestra misión es deshacernos de ellos. ― ¿Cómo tienen planeado hacerlo? ― Me atreví a hablar después de permanecer un largo rato en silencio. Sam comenzó a proyectar varios documentos en la pantalla, imágenes que no logramos entender del todo. Pero para eso siempre estaba Sam ya que él se encargaba de las misiones, como se realizan etc. ―Cerberus tienen que arrestar a Anthony Greco ― Comentó ―Fue un famoso terrorista que se excita viendo videos de cómo la gente muere tras sus bombas nucleares ― Agregó. ―Hijo de perra ― Soltó Roman. Roman era mágicamente una bestia dentro del cuerpo de un joven carismático, no decía mucho, pero cuando lo hacía lograba dejarte pensando por semanas aquellas palabras. ―Haremos un trabajo de inteligencia en la fiesta organizada por este desgraciado, tomaremos esto con precaución y cada uno hará únicamente lo que se le ordene ― Hablo observando a Roman y a mí. Éramos conocidos por ser un dúo bastante peligroso ya que cuando logramos trabajar juntos, las víctimas siempre eran de grandes números. A la hora de tener que pelear nuestras miradas se oscurecían por completo y no éramos capaces de entender o detener nuestra violencia. ―Entendido señor ― Dijimos ambos a modo de coro. ―Todos nos encontraremos en la fiesta menos Ian ― Ordeno ―Tú estarás afuera vigilando todo desde una distancia apropiada junto a tu rifle. Después de aquellas palabras cada uno tomó una carpeta en donde detalla toda la información del equipo Cerberos, las fotos dentro de cada artículo me provocaba dolores muy fuertes de cabeza. No podía ni mantenerme de pie, opte por sentarme en mi habitación mientras la carpeta se encontraba a mi lado haciéndome maldecir a todo el puto universo. Raze segundos después entro a esta, mi habitación solía ser su habitación, Tras dos años con ellos ambos dimos paso a nuestros sentimientos. Yo tenía previsto que la organización estaría en contra, pero ellos no pusieron ningún obstáculo entre nosotros, por lo contrario, nos dijeron que nuestros sentimientos reforzaban la lealtad que ambos nos tendríamos el uno con el otro. ― ¿Quieres hablar de lo que te sucede? ― Preguntó mientras se sentaba a mi lado. Respire hondo, pase mi mano por mi cabello para luego suspirar de cansancio. No sabía cómo diablos decirle que aquellos recuerdos comenzaban a torturarme de la peor manera, que me hacían sentir tan confundida y que estaba completamente segura que conocía a esa sujeto de algún lado. ―Recordé algo ― Confesé observándolo fijamente. Pude notar como este rápidamente se puso tenso al igual que su mandíbula, tomó mi mano con delicadeza para luego clavar sus verdes ojos en mí. ― ¿Qué recordaste cariño? ―Que tenía un cachorro ― Sonreía ―Se llamaba Perseo. ― ¿Quieres un cachorro? ― Interrogó sonriendo ―Puedo conseguirte uno si lo deseas. ―No ― Asegure ―Aquí sería entrenado para matar y no quiero un perro asesino, solo quiero un cachorro. Raze beso mi mano para luego tomar mi nuca y besar mis labios con delicadeza, él siempre había sido un hombre bastante comprensivo. A veces creía que demasiado, nunca se molestaba por nada que no fuera la cercanía de algún otro hombre a mí. En ese aspecto sus celos se volvían violentos con la otra persona, era como si realmente tuviera pánico a perderme y no sabía cómo explicarle que no me iría de su lado porque realmente me encontraba muy bien con él, no podría pensar en otra persona. La sujeto de mis recuerdos era algo totalmente diferente, porque mientras más imágenes de ella venían a mi mente más confundida me dejaba. Sam abrió la puerta de la habitación encontrándonos a la mitad de nuestro beso, me separe de Raze reaccionando a un instinto. Sam me observó detenidamente para luego entregarnos la ropa que llevamos a la famosa fiesta. ―Vístanse con esto ― Nos ordenó ―Karla cuando estés lista, quiero hablar contigo. Después de que Sam saliera de la habitación, ambos tomamos nuestra ropa y comenzamos a cambiarnos. Nos dimos cuenta que se trataba de una fiesta de antifaces cuando sacamos nuestros atuendos de las perchas. Raze iba vestido con un traje color vino, su cabello resaltaba y su antifaz era de un diseño único, era una de color gris con pequeños detalles en forma de líneas totalmente al azar que quedaban perfectas.
Mi atuendo de esa noche se trataba de un vestido rojo con un largo que llegaba un poco arriba de mis pies, tenía un escote en forma de corazón, dos tiras gruesas del mismo color, en la parte de mi vientre se encontraba una tela un tanto transparente. Me coloque unos zapatos negro junto a un hermoso collar de oro que en él tenía un dije en forma de una águila, mi antifaz era de color negro hecho de encaje, tenía pequeños detalles de flores y una corona que llevaba mi frente. Ambos nos mirábamos en el espejo, Raze me observo como no pudiendo creer la mujer que tenía a su lado, siempre que tenía la oportunidad me decía que estaba totalmente agradecido con la vida por ponerme en su camino. Que me cuidaría con su vida si aquello fuera necesario, y yo realmente deseaba que jamás fuera necesario algo como eso. En cuanto salimos de la habitación Raze se dirigió a juntarse con el equipo mientras que a mí me tocaba hablar con Sam, no sabía con exactitud de qué tema en específico, pero era nuestro capitán así que teníamos que obedecer.
Cuando entré a la habitación de Sam me lo encontré intentando colocarse la corbata, era divertido verlo luchar con ella. ― ¿Te ayudo? ― Pregunte llamando su atención. ―Te lo agradecería. Me acerqué a él, este no dejaba de verme como un papá orgulloso. Comencé a colocar bien su corbata logrando dejarla perfecta, este vestía un traje negro y su antifaz era lo suficientemente simple como para no llamar la atención. ―Te ves hermosa ― Me halago sin dejar de mirarme. ―Muchas gracias ― Sonreí ― ¿De qué deseabas hablar conmigo? ― Pregunte provocando que su sonrisa se borrara y cambiara drásticamente a una expresión seria en su rostro. ―En esta misión, tú te encargas del objetivo ― Me comunico mientras se miraba en su espejo ―Quiero que de alguna manera lo lleves a la azotea del edificio y lo mates cuando nosotros te demos la señal. ―Sí señor ― Respondí seria. ―Si observas que tienen muchos hombres a su alrededor que lo protegen, encárgate de ellos de la mejor manera que sabes ― Hablo esta vez caminando hacia mi para luego tomar mi brazo y colocar su boca en mi oído ―Matando.一Todos subimos a nuestros autos, teníamos planeado llegar en diferentes vehículos por un tema de comodidad y seguridad, yo tenía un chofer privado el cual obviamente era soldado de Storm. El viaje duró algunos minutos y en mi mente lo único que habitaba era mi misión, debía hacer un estupendo trabajo porque al ser es lo que uno siempre tiene que hacer. Asegurarles a los hombres a su alrededor que es igual de fuerte, única y capaz que ellos. El auto estacionó frente a un elegante edificio únicamente hecho de cristal, parecía un tanto avaricioso, pero no se podía pedir mucho de gente como Anthony. La fiesta era en celebración ante las bombas que habían explotado en lugares en los que supuestamente se encontraban terroristas, pero que en realidad solo eran refugios de civiles, entre ellos niños. El chofer abrió mi puerta para luego tomar mi mano y así poder ayudarme a salir de esta. Una vez fuera me dediqué a observar mi alrededor porque era lo primero que se te enseñaba. Caminé hacia la entrada del edificio, en la cual me tomaron algunos datos para que pudiera entrar, el resto del equipo entró después de mí. Mientras más me adentraba a la fiesta, más mi mirada recorría todos los rincones en busca de mi objetivo. Lo encontré en la barra poniendo más que incomodaba a la pobre camarera, que lo único que deseaba era trabajar tranquila. Anthony era un hombre de unos cincuenta años, tenía muchas canas, vestía un traje color celeste agua y su antifaz era de lo que parecía ser oro. Me acerque hacia la barra con una sonrisa encantadora, primero ante que todo lo ignore porque era eso lo que más les molestaba a los hombres que creían tener poder. ―Un Martini por favor ― Le pedí al barman. ―Enseguida. Anthony no tardó en presentarse a mi lado, me observó por algunos minutos mientras preparaban mi trago para luego tener el coraje de hablarme. ―Buenas noches señorita ― Saludó sonriendo mientras alzaba su copa en el aire. ―Buenas noches ― Sonreí demostrándome nerviosa. ―Déjeme decirle que se ve increíble esta noche ― Me hágalo mientras se acercaba un poco más hacia mí. ―Lo mismo digo de usted. Ambos nos sonreímos, pero de repente todo mi alrededor se volvió oscuro. Mi mirada se centró en una única persona, esta se encontraba a unos cuantos metros de donde me encontraba. Vestía un traje negro, sus ojos detrás de aquel antifaz se encontraban fijos en mí y realmente no estaba segura de que realmente se encontrara allí. No creí que fuera real, no hasta que la vi observar muy atentamente al hombre que se encontraba a mi lado. Me centré nuevamente en Anthony el cual no dejaba de mirarme e intentar hablarme mientras yo me encontraba en un tipo de trance. Este colocó su mano sobre la mía, que descansaba sobre la barra del lugar.  ―Te decía que podíamos compartir este trago en un lugar más privado ― Hablo sin dejar de sonreír. Me acerqué lentamente hacia él, dejando que la distancia entre ambos fuera mínima, acomodando los botones de su traje provocando que este no dejara de mirarme. Mordió su labio inferior queriendo provocar algo en mi por lo que opte por sonreírle de lado con una mirada un tanto picarona. Acerque mis labios a su oído para luego hablar. ―Me gustaría tomar un poco de aire fresco en las alturas ― Murmure para luego caminar hacia el ascensor que nos llevaba hacia la azotea del elegante edificio. Anthony me siguió instintivamente, esperamos que el ascensor llegara y cuando lo hizo ambos entramos en este. Este rápidamente se arrinconó contra el espejo que se encontraba allí intentando besarme, respire hondo porque mi cuerpo no conocía las manos de otro hombre que no fueran las de Raze. En cuanto Anthony tomó mi cintura con fuerza mientras pasaba su nariz por mi cuello, lo intenté alejar con mis manos, pero este obviamente no cedió ante mi pedido de alejamiento. ―Te dije que no ― Determiné empujándolo lejos de mí. Este termina por mirarme de manera casi asesina, se acercó nuevamente hacia mí tomando mi cabello con fuerza. ― ¿Sabes que hago con las putas como vos? ― Pregunto entre dientes. Pise con fuerza su pie para luego con fuerza darle con mi codo en su cara, este quedo en el suelo medio idiota mientras que yo me arreglaba mi cabello y rompía la zona baja de mi rojo vestido. ― ¿Sabes que hacemos las putas como yo, con tipos como vos? ― Pregunte agachándome a su altura ―Los aniquilamos ― Murmure con una sonrisa en mi rostro. El ascensor se abrió y me mostró la azotea, tomé del tobillo al desgraciado para luego arrastrarlo hasta fuera del ascensor. Lo espose a la rendija de la ventilación, una pequeña luz del otro edificio se prendió y apagó varias veces en pocos segundos. Me di cuenta que se trataba de Ian.
―Tengo al objetivo preparado ― Hable por el comunicador ―Espero mi orden. Tardó varios minutos la respuesta, cuando el comunicador se abrió a otra línea saqué mi arma de debajo de mi vestido, le quité el seguro y apunté firmemente hacia el rostro de Anthony. ―Hazlo Karla ― Hablo Sam. Quise apretar el gatillo, pero el sonido del ascensor llegando a la azotea me dejo a la perspectiva de quien saldría de allí. Cambie la dirección de mi arma y cuando esta se abrió mostrándome a la chica anterior que se había robado mi atención. ― Karla tiene compañía ― Informó Ian por el comunicador ―La voy a derribar. ―No ― Determine firme ―No debemos llamar la atención, déjamelo a mí. La chica se quitó la máscara aclarando que se trataba de Lauren Jauregui, la criminal enamorada de la doctora Cabello. ―Suelta el arma ― Me ordenó ―Las manos arriba, soy de la CIA y estás arrestada. Con la mano que no cargaba mi arma me quité el antifaz y esta prácticamente se paralizó, como si hubiera visto un maldito fantasma. Bajo su arma, no supo qué hacer más que maldecir por sus adentros. ―Maldición ― Murmuro intentando dar un paso hacia mí, pero levanté mi arma recordándole quien tenía el poder en ese momento ―Camila ― Nombró casi embobada. ―Vuelve por donde viniste soldado ― Ordene ―Si lo haces perdonare tu vida, pero si no la perderás de una manera dolorosa. La sujeto me miró fijamente, camino con determinación hacia mí, comenzamos a forcejear por el arma y resultado de este forcejeo disparamos al aire unas dos veces. En cuanto el arma terminó en el suelo ambas nos vimos desprotegidas, alce mis puños a la altura de mi rostro y esta hizo lo mismo. Con una fuerte patada golpeó su estómago y esta a pesar de estar en guardia se quejó de su dolor, en cuanto coloco sus brazos en su estómago. Agachándome logre deslizar mi pierna por el suelo provocando que esta cayera. Una vez en el suelo coloqué mi pie sobre su pecho, haciendo que la punta de mi zapato realmente la comenzará a lastimar. ―Necesito llevarte con tu familia ― Murmuró quejándose. ―Ya tengo una familia ― Contestó entre dientes. Lauren pateó mi pierna provocando que me cayera encima suya, con rapidez cambió drásticamente la posición colocándose ella encima mío. Me observo durante unos minutos para luego estampar sus labios ferozmente contra los míos. Golpee su entrepierna para luego levantarme del suelo con rapidez, tome mi arma, pero en vez de dispararle golpee su cabeza con ella. Me acerqué nuevamente a Anthony  y con mucha dificultad Lauren me observó fijamente. ―Hazlo Karla ― Ordeno Sam nuevamente.
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Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora